En un fallo significativo para el sector yerbatero, el juez Civil y Comercial 5, Fernando Escalante, aceptó un amparo que suspende la importación de yerba mate en Argentina. Esta decisión ha sido recibida con gran alivio por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) y productores locales. Marcelo Hacklander, director por la producción del INYM, habló con FM 89.3 Santa María de las Misiones sobre la importancia de la medida.
“Es algo sumamente necesario para nuestro sector. La producción local este año ha sido muy favorable, con un clima que acompañó el período de brotación de las plantas de manera excelente, así que nuestra producción va a ser realmente significativa y va a ser más que suficiente para mantener los mercados que tenemos en la actualidad. Por esto, la suspensión de las importaciones evitará un desequilibrio en el mercado que podría provocar que los precios continúen en caída libre, perjudicando a toda la cadena productiva”, explicó.
El problema de la “competencia desleal” causada por la importación de yerba de países vecinos con ventajas impositivas, no solo afecta los precios locales, sino que también impacta negativamente en la producción nacional y aunque la decisión de abrir las importaciones tenía como objetivo bajar los precios internos, en realidad resultó perjudicial para los productores argentinos. “Es fundamental que se proteja nuestra producción nacional y que se favorezcan medidas que reduzcan los costos de producción internos”, añadió Hacklander.
También señaló que en el sector creen que “sería mucho más inteligente que se tomen medidas que favorezcan a la producción, dándonos esa mano que necesitamos para poder producir de una manera más económica. Que los productos que necesitamos para el sistema productivo tengan menos carga impositiva” lo que haría que el producto final termine teniendo un valor más bajo.
Según los datos más recientes, hasta el último relevamiento, se habían importado más de tres millones de kilos de yerba mate, lo que equivale a alrededor de diez millones de kilos de hoja verde que se dejan de producir localmente. Este volumen es significativo y su eliminación del mercado contribuye a estabilizar la producción nacional.
La decisión judicial no solo protege a los productores locales, sino también a las miles de familias que dependen de esta industria. Se estima que “más de 13.500 familias de productores, junto con aproximadamente 15.000 familias de trabajadores rurales y más de 200 secaderos, dependen directamente de la producción de yerba mate. En total, más de 30.000 familias están vinculadas a este sector”, comentó el productor.
La calidad del producto importado también era una preocupación, ya que no se sometía a los mismos estrictos controles que la producción local, creando una competencia desleal. “Nosotros somos muy estrictos con la calidad por eso justamente creamos la Subgerencia de Control de Calidad, entonces tenemos un producto nivelado en calidad en todos los sectores. Entonces, qué sentido tiene que hagamos todos estos controles internos si la yerba que ingresa de países limítrofes no los cumple”, afirmó.
El fallo del juez Escalante proporciona un alivio temporal hasta que se resuelva la cuestión de fondo, que podría implicar la derogación del DNU 70/23 que permitió las importaciones o bien que se dicte una medida diferente. “Sabemos que el Estado nacional no se va a quedar tranquilo como pasó cuando hicimos la presentación del pedido de amparo justamente por el DNU, entonces sabemos que es una cuestión de lucha judicial larga, pero en este caso la cautelar queda efectiva hasta que se dicte una medida diferente, lo que nos da un respiro”.
En cuanto al alcance de la medida, Hacklander manifestó que “dejará de entrar lo que dice la media (por la cantidad de yerba importada). Estamos evaluando qué alcance real tiene y si es necesario que pidamos una ampliación”.
Déjà vu constante
Reflexionando sobre la situación actual, Hacklander comparó los desafíos actuales con los vividos en los años 90, destacando las dificultades y la incertidumbre que enfrenta el sector yerbatero en la actualidad, enfatizando la rápida y dolorosa caída en los precios y la prolongación de los plazos de pago: “Es vivir un déjà vu constante, es doloroso volver a pasar por las mismas situaciones que habíamos atravesado en los años 90 y realmente es una cuestión muy similar. En ese momento fueron un par de años dulces y después tuvimos caída libre, pero ahora el efecto fue tremendo y muy rápido. Hay una diferencia abismal en tiempos porque van cinco o seis meses y esto ya se sintió de una manera muy impactante en el sector productivo. Teníamos un laudo vigente que a marzo era de 250 pesos, se estaba pagando por sobre ese valor de 370 pesos y hoy los anuncios son muy dolorosos para el sector productivo porque van bajando los precios y los plazos se van estirando y eso es una cuestión que nos afecta muchísimo”.