En un contexto de alto nivel inflacionario, con subas de precios interanuales que superan el 320% y una fuerte pérdida del poder adquisitivo, el consumo masivo vuelve a dar muestras de agotamiento.
Datos de la consultora Scentia aseveran que las ventas de alimentos, productos de limpieza, higiene y tocador cayeron 4,1% en febrero y acumulan una baja del 3,9% en el primer bimestre del año. Los precios de estos rubros siguen creciendo por encima de la inflación general que, de acuerdo a la medición del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) llegó al 276,2% interanual hasta febrero.
La situación es generalizada en el país, pero los datos de Scentia muestran que, analizando todos los canales de venta, la baja del consumo es mucho más profunda en el interior, donde la caída llega al 6,1%, mientras que en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es del 0,8%.
El dato tiene varias explicaciones: por un lado la inflación en dólares reduce fuertemente el turismo y algunas regiones fronterizas que hasta ahora motorizaban las ventas en el interior se desaceleraron porque ya no les resulta conveniente a los países limítrofes comprar en provincias como Misiones o Mendoza.
Otra razón es que “hay compras más frecuentes con menos cantidad de productos, especialmente en el AMBA que es más poblada y con más números de tiendas de cercanía”, dijo Osvaldo del Río, presidente de Scentia. “Los supermercados, según los datos de la consultora, presentaron menores ventas en el interior, tanto en el mes como en el acumulado del último año. Todas las canastas resultaron negativas en los supermercados y la mitad de ellas, en los autoservicios, según esa medición”, señala el informe.
El desplome del consumo asevera el efecto de la inflación en las economías familiares. El 51% de los consumidores encuestados por la consultora Kantar declaró haber dejado de comprar sus marcas preferidas para cambiar por otras más económicas.
La pérdida de poder adquisitivo sigue siendo notable y mientras más demore el rebote que el Gobierno proyecta cada vez más lejano, más difícil será para más de la mitad de los argentinos salir de la pobreza que, al igual que la caída del consumo, se hace cada vez más estructural en el interior del país.