La fuerte suba que se aplicó al boleto de transporte público de pasajeros, tras la quita de subsidios nacionales del Fondo Compensador, beneficia a las empresas prestatarias del servicio pero impacta fuertemente en los usuarios.
La contundente retirada del Gobierno nacional del apoyo para la prestación, que se aplicó hasta diciembre pasado, venía anticipando que tarde o temprano se iba a concretar un “boletazo” frente a una inflación de más del 200%.
Hoy ya es una realidad. Por eso, por el enorme esfuerzo que deberán hacer los pasajeros del Sistema Integrado Metropolitano de Transporte (SITM), en manos del Grupo Z, lo menos que pueden esperar es una mejora que implementa una normalización de las frecuencias y recorridos. Algo que se perdió hace muchos meses, con la excusa de los recortes nacionales.
Esa responsabilidad la debe ejercer en plenitud la Subsecretaría de Transportes de la provincia, en manos de quien se encuentra la Comisión del SITM y donde los municipios son vocales y deberán poner sobre la mesa, las múltiples falencias que las comisiones vecinales o la Defensoría del Pueblo hicieron públicas en las sucesivas Audiencias Públicas.
En medio de la crisis que se profundiza con el modelo económico nacional, cada gasto que tenga una familia requiere devolverle en servicios públicos lo que necesita, sin perjudicarlos.
Es de esperar que las empresas dejen las maniobras de lock out y paguen a sus trabajadores para evitar los continuos perjuicios que generaron los paros sorpresivos por falta de cumplimiento salarial.
Cada acción deberá ejecutarse sin excusas a favor de los usuarios. Porque excusas sobran para perjudicarlos.