El brote de dengue no da tregua en la provincia y desde hace seis semanas que la curva de contagios alcanzó su pico más alto y se mantiene amesetada. Dicho de otra forma, desde la segunda semana de enero, Misiones reporta un promedio de 3.000 casos febriles por semana. Y esos son los pacientes que llegan al sistema de salud, por lo que se estima que el número real de contagios es muchísimo mayor.
Hasta ayer a la mañana, el registro de febriles inespecíficos notificados en la Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, a cargo del médico Javier Ramírez, sumaba 1.789 pero según explicó el funcionario, ese número es solo un corte estadístico, “seguimos con una curva sostenida elevada de febriles y el riesgo de transmisibilidad del virus del dengue sigue siendo alto”, confirmó.
“Hay que cortar el ciclo del vector”
Ramírez se refirió a la modalidad de trabajo para combatir el dengue que despliegan la Provincia y los municipios, “hay una alta intensidad y concentración de recursos para tratar de detener el ciclo del vector transmisor del virus. Para ello, insistimos en la necesidad de no bajar los brazos e interrumpir el ciclo en el contacto entre el mosquito y el ser humano. Para frenar el avance del dengue se requiere el compromiso del vecino en su propio domicilio, en general la gente busca soluciones afuera pero en esta ocasión, la solución está adentro de la familia, en el comportamiento del individuo en alejarse de situaciones de riesgo o poner barreras para que disminuya… por ejemplo, si tengo un bebé de menos de un año, tengo que usar mosquiteros, tules y otras herramientas que impidan el contacto entre el vector y el bebé para disminuir el riesgo”.
En este sentido, el médico recordó que la única manera de frenar la afectación humana, es decir del número de casos e internados, es cortando el ciclo del vector. “Nuestra lucha es contra el vector, porque cuando ya afecta al ser humano -como está pasando- estamos preparados para atender a los pacientes en el sistema de salud, que en la actualidad no se ve superado ni mucho menos en su capacidad instalada”, aseguró el profesional quien remarcó que no hay faltantes de insumos ni otros recursos para atender a quienes requieran asistencia.
“No podemos humear la ciudad entera”
Consultado sobre porqué, pese al trabajo en terreno contra el vector y la disminución de la población de mosquitos en los barrios, la curva de contagio no desciende Ramírez señaló que “si bien hay menos mosquitos en algunos sectores los Aedes que todavía circulan están infestados con el virus. Así como la curva subió lentamente (comenzó en octubre del año pasado) y alcanzó su pico en enero… también bajará lentamente, no será de un día para otro”.
Recordó que, pese a la demanda de la población “no podemos humear la ciudad entera con aviones. Hay un ciclo y frecuencia que respetar, un horario para que tenga efectividad… porque los insecticidas no tienen efecto residual o lo tienen muy poco, por lo que no podemos fumigar hoy y no volver nunca más porque en pocos días la larva vuelve a eclosionar y nuevamente hay infectados”.
En este contexto, el director de Epidemiología destacó que “la fumigación no es la única herramienta, nosotros trabajamos con todas las herramientas para el control de enfermedades vectoriales. El manejo de la ciudad, que incluye alcantarillados limpios, canaletas de las casas limpias, limpiar la hojarasca del patio, por ejemplo, es esencial porque si el agua no circula cuando llueve, sabemos lo que pasa”.
Internados
Aunque el foco del brote de dengue tiene mayor afectación en Posadas, de donde es el 72% de las víctimas fatales y el 80% de los internados por el virus, en las últimas semanas comenzó a verse un crecimiento en las otras ciudades grandes de la provincia.
Ayer, eran 55 los internados en hospitales de la provincia por dengue: 44 de ellos en Posadas y Garupá y los 11 restantes en hospitales del interior.
En el Materno-Neonatal había 17 internados (1 recién nacido y 16 embarazadas/puérperas), en el Madariaga 21 adultos, en el Pediátrico 4 niños, en el Fátima 1, Favaloro 1, en el SAMIC de Eldorado 6, en Puerto Iguazú 3, en Oberá 1 y en San Vicente 1.
“En los brotes anteriores, el foco comenzaba en Iguazú y- en función de las relaciones familiares, culturales, económicas, el movimiento comercial y recreativo- de ahí se derramaba hacia Andresito, San Antonio, Irigoyen y San Pedro. Y de ahí a Wanda y Libertad. Ahora con el foco en Posadas, el efecto derrame se ve hacia Eldorado, Oberá y San Vicente… no es algo inesperado, para esto nos sirven las notificaciones, así observamos y vemos hacia donde se mueve la circulación viral para poder tomar las medidas adecuadas”.