Sentir nuestro cuerpo es tan necesario para conocernos. El cuerpo manifiesta si nos sentimos cómodos o incómodos. Solamente necesitamos detenernos un momento respirar profundamente y sentir si hay tensión o no.
Cuando queremos respirar inflando el abdomen nos encontramos que nos cuesta por la tensión que tenemos en la zona del cuello. Producto quizás del estrés o el apuro con el que vivimos.
Creo que algunos de los conflictos que tenemos con los otros es a causa de nuestra tensión corporal y mental que vamos juntando diariamente, no porque la tensión nos haga tener problemas sino que esta hace que reaccionemos de una forma inadecuada generando problemas con el otro, y cuando podemos liberarnos de eso con actividades que nos generan placer ahí es donde podemos escuchar de otra forma, hablar de otra forma y por lo tanto interactuamos con el otro de una manera más pacífica. Eso no quiere decir estar de acuerdo o cambiar la forma de pensar solamente que la forma de comunicar lo que sentimos o pensamos será diferente, de una manera más distendida, sin carga.
Después de hacer algo que nos genera placer, muy pocas veces queremos contestar ante un enojo, somos pacientes, un cuerpo y mente relajados no quieren conflictos.
La tensión genera estrés y el estrés nos hace estar a la defensiva, cuando aprendemos a relajarnos con la técnica que sea sentimos placer al sentir nuestro cuerpo liviano, cómodo y lo que queremos es estar ¡lejos de los problemas!
Hoy podemos sentir nuestro cuerpo: ¿Cómo está? ¿tenso? ¿rígido? ¿dolorido por las contracturas? ¿Solemos notar cómo la tensión y el cansancio nos ponen impacientes? ¿Nos damos ese tiempo de escucha y registro corporal?
Podemos regalarnos eso en este momento de silencio inhalando y exhalando profundamente, soltar todo, sentir nuestro cuerpo que está ahí esperando ser escuchado.
¿Qué me pide hoy? Me regalo eso que me pide hoy y lo ¡agradezco!
Bendiciones.
Prof. Paula Vogel
Gimnasia para el Alma.
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