Después de ganar el balotaje, el domingo 19, Javier Milei había dejado trascender que no confirmaría el nombre de su futuro ministro de Economía hasta el 10 de diciembre.
La idea, según había expresado el propio libertario, era para no interferir con la situación económica del actual gobierno saliente y evitar que el actual ministro de Economía, Sergio Massa, recién derrotado, lo responsabilizara por posibles vaivenes cambiarios o una suba inflacionaria.
Sin embargo, con el correr de las horas todo cambió y Luis “Toto” Caputo volvió a escena.
El jueves, el presidente electo, ante una consulta en TV, señaló sobre el perfil del futuro jefe del Palacio de Hacienda: “Es una persona que está en condiciones de estar en el cargo, sin lugar a dudas”.
Y tras ser “confirmado” por Milei el jueves, el viernes Caputo debutó ante banqueros como futuro ministro de Economía. Intentó llevar calma al sector financiero y presentar a los banqueros los detalles de su plan para desarmar la “bola de Leliq”.
La promesa de que habrá shock de medidas que empezarán desde “el día 1”, pero sin “sorpresas” o medidas disruptivas para resolver la deuda del BCRA y también la del Tesoro -ni Plan Bonex, ni reperfilamiento, “ni nada raro”-, en un combo de pura ortodoxia fiscal y monetaria sonó como música clásica para el mercado, preparado siempre para ritmos más violentos.
Pero los detalles son secretos y, muchos de ellos, estarán sujetos precisamente a negociaciones con el sector financiero, actor clave en la dinámica de la crisis cambiaria y monetaria.
En el centro de esas tratativas, lo que asoma como un canje o migración de deuda entre el Central y el Tesoro para tender a la unificación del tipo de cambio ocupa gran parte de los análisis del momento.
A tal punto que la centralidad que adquirió la cuestión ahondó las preocupaciones que ahora se intentan despejar.
Por eso el foco del mensaje pasó a ser que el próximo plan económico se basa esencialmente en la disciplina fiscal y monetaria y que las restricciones cambiarias no se levantarán el primer día de gestión.
Para Caputo, aun con minorías en el Congreso, es posible e indispensable avanzar en un recorte del déficit al menos 2% del PBI.
Al menos es el objetivo inicial de su programa. Ese abordaje matiza algunas dudas que despierta la idea de volver a implementar el mismo mecanismo que Caputo aplicó en 2018, cuando la liquidez de las Leliq se orientó a bonos del Tesoro con los cuales integrar encajes bancarios.
“No es grave”
“En términos consolidados, eso no cambia nada. El riesgo es el de la expansión monetaria, para qué va a usar el Tesoro esos pesos. Si los deposita en el Central o cancela adelantos transitorios, eso no tiene efecto expansivo y mejora el balance del BCRA”, explicó el economista Gabriel Caamaño.
En un informe de la consultora Outlier, Caamaño profundizó: “En nuestra opinión, no es un problema grave a solucionar si se está dispuesto a hacer un ajuste fiscal creíble y a llevar la tasa a niveles menos negativos (al menos) en términos reales, en conjunto con un compromiso inviolable de no emitir más pesos como financiación del déficit”.
En ese sentido parecieron haberse empezado a dar las señales ante el nerviosismo que generó el propio presidente electo, Javier Milei, con sus alusiones a las Leliq en cada entrevista que concedió desde su triunfo. Esto a pesar de que remarcó que la solución sería “de mercado”.
Las posibles soluciones y las contraindicaciones
El principal problema que surge con el canje de títulos es el descalce de los plazos ya que el objetivo apunta a estirar los plazos de la deuda pero no ocurriría lo mismo con los depósitos de los ahorristas, la contracara de las Leliq.
La posibilidad de obtener financiamiento externo -trascendió un monto de US$ 15.000 millones- contribuiría a resolver con mayor facilidad la cuestión pero no es una posibilidad concreta que hoy se asuma como punto de partida.
“La idea de ir licuando con el tiempo las Leliq del BCRA es otra opción (muy válida dada lo baja que es actualmente la demanda de base monetaria) pero mucho más gradual y Milei parece rechazar el gradualismo ahí”, apuntó la consultora 1816 en informe semanal.
Lo cierto es que, tras la reunión con los bancos será clave su comportamiento en las próximas renovaciones del Banco Central. Es que durante la semana, se acortó el perfil de vencimientos de las Leliq porque lo que no se renovó -$3,3 billones- fue a Pases a 1 día.
“Si los bancos siguen privilegiando este posicionamiento, el nuevo gobierno asumirá con la mayor parte de los vencimientos de pasivos remunerados a 1 día de plazo. A partir de ese momento, el nivel de tasas de interés que ofrezca el BCRA para renovar esos pasivos y el coeficiente de encajes sobre los depósitos definirá mucho del mecanismo que se utilizará para desarmar esta fuente de emisión endógena”, advirtió la consultora Aurum Valores.