Isleños correntinos viven días difíciles con la pérdida de productos, ganadería, infraestructura y más por la crecida del río Paraná,que llegó a la provincia de Corrientes por las incesantes lluvias en el sur de Brasil y a lo largo de la provincia de Misiones. Ante este panorama, la Entidad Binacional Yacyretá se vio obligada a abrir sus compuertas para aminorar el caudal del embalse, provocando inundaciones en las costas de la isla y la localidad de Ituzaingó.
Lucas Dilger, emprendedor de la Isla Apipé, dialogó con FM de las Misiones y contó detalles de cómo vivieron momentos de extrema tristeza y tensión por la creciente del río que afectó su emprendimiento turístico. Además apuntó contra la central hidroeléctrica. “Siempre a último momento todo”.
“Yo soy emprendedor, vivimos en la isla hace bastante tiempo, desde el año 94. Se repite cada 8 o 10 años esta situación de inundación. Hace 20 años tenemos el mismo problema, yo el fin de semana por las redes sociales pude ver que estaban compartiendo este aviso de evacuación y posible crecida, eso fue el domingo. El lunes a la mañana fuimos a la costa y teníamos 3 metros de agua y el martes nos largaron un metro más”, contó.
Sostuvo que desde Yacyretá se dio “el aviso del domingo para en dos días rescatar lo que más puedas para tratar de salvar algunas de las cosas”.
Su emprendimiento turístico y de alojamiento sufrió las inundaciones: “Nosotros vivimos del turismo y este mes de noviembre tuve que cancelar todas las reservas y todavía no tenemos un panorama de cuándo va a bajar el río. Hoy el nivel bajó un poco pero por la tarde volvió a subir. Todavía no podemos dimensionar los daños materiales que pueda haber. Hasta que no baje el agua es todo una incertidumbre”.
Sobre esto último agregó: “El primer daño es el alojamiento, nos genera un problema al inquilino, a quien hace una reserva con esfuerzo. Esta semana teníamos gente que venía de luna de miel, que ya estaba acá, gente de Salta, y no pudo cruzar a la isla porque estamos todos evacuados y tienen que volver”.
Señaló que debido a la experiencia y de vivir hace tantos años allí, la creciente los encontró bien parados, pero que la suerte no fue la misma para los demás pobladores.
“Gracias a Dios, en mi caso, hace varios años que nos pasan estas cosas, y como sabemos tenemos preparado algo para resguardarnos. Sabemos hasta dónde puede llegar el agua, cuáles son las zonas más altas y tratamos de levantar todo lo que se pueda. En mi caso tengo donde irme gracias a Dios, pero para la gente de la isla es algo insólito. Es imposible que en dos días puedan evacuar sus animales, vacas, perros o caballos“.
Contó lo vivido en el momento que salía de la isla: “El panorama cuando nos vinimos, veíamos a los isleños levantando lo que podían en las canoas, con el agua a la altura de la rodilla. Es desesperante y te da impotencia”.
Resaltó que los pobladores defienden con uñas y dientes toda la producción y bienes en estas situaciones.
“La gente vive de su ganado, y no van a abandonar porque Yacyretá te avisó ayer que se viene una crecida. Vos no te vas hasta que se muera el último caballo, todos van a estar ahí peleando hasta último momento. Es algo muy raro porque con la tecnología que tenemos hoy en día, no entiendo como es que no nos avisaron dos semanas antes o con un tiempo prudencial. No es lo mismo evacuar animales no es algo como lo mío, yo levanto todo arriba de unas tarimas, pero la gente de la isla no puede evacuar de un día para otro”.
Sobre el desempeño de las autoridades de Yacyretá que dan aviso ante estas inclemencias, Dilger mostró su descontento y señaló que debido al nivel de tecnología que se maneja, no entiende como no se puede dar aviso con mayor anticipación: “La cuenca es la misma de Brasil, allá se están inundando hace un mes, me parece muy raro que no haya un aviso con anticipación y hayan evacuado de otra manera”.
A río revuelto, ganancia de pescadores, y por ello contó las andanzas de los pescadores paraguayos en las costas argentinas: “Lo vi en carne propia, cuando no estábamos yendo, empieza a crecer el agua y los paraguayos se meten en todos los arroyitos que puedan, estaban poniendo redes y espineles en los riachos que se forman y conectan con las lagunas de la isla. Casualidad esto está pasando cuando los peces están desovando entonces aprovechan para desovar y los paraguayos para depredar. Además aprovechan este caos para llevar todo lo que encuentran flotando. Su excusa es que “todo lo que está en el agua es de ellos”.
Aseguró que la Prefectura Naval está presente pero no dan abasto. “Siempre hay tensión y tiroteos, no solo se tiran entre las prefecturas de los distintos países, sino también entre los mismos paraguayos”.
Por último, remarcó la constante depredación que existe en la zona debido a que la represa contiene a los peces que buscan emigrar río a arriba y no pueden cruzar por allí, quedando “atrapados” en una zona de pocos kilómetros. “En esta zona no existe veda. Paraguay tiene su veda pero en esta zona no hay respeto”, apuntó.