Con el dato de la inflación de agosto, la escalada de precios acumula un 124,4% en los últimos doce meses, el mayor nivel desde agosto de 1991, cuando fue 144%. En lo que va de 2023 subió 80,2%. Es decir, la inflación de agosto compensó los demás índices de un dígito y llevó la inflación mensual a un equivalente de 10%.
Antes de agosto pasado la elevada inflación durante los gobiernos de Mauricio Macri y Alberto Fernández también venían batiendo récords mensuales, aunque siempre lo hicieron por debajo del registro de abril de 2002, cuando fue del 10,4%, al estallar la convertibilidad, aquella experiencia de atar el peso al dólar durante más de una década.
Con el dato que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) brindó ayer sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) ya se superó aquella marca histórica y ahora hay que remitirse a febrero de 1991 para encontrar un mes peor que agosto de 2023: aquella vez fue del 27%. Aquel era el período previo al anuncio de la convertibilidad, la maniobra que derrotó la hiperinflación aunque a un precio que fue cada vez más alto.
Hacia adelante el panorama no luce alentador. La primera semana de septiembre fue peor a lo esperado por el propio Gobierno, que había evaluado que los efectos de la devaluación post Primarias se diluirían.
De hecho la consultora EcoGo, dirigida por los economistas Marina Dal Poggetto y Sebastián Menescaldi, midió una suba de 2,1% la primera semana, por arriba del 1,3% de la última semana de agosto. Según EcoGo, la inflación de septiembre se mantendrá en los dos dígitos. En el caso de los alimentos, prevé un alza promedio del 12,8%. Y un IPC del 11%. Es decir, otra vez, indicadores que no se veían desde hace más de 30 años.
Los datos duros de la realidad nos llevan una y otra vez al pasado… y cada vez más atrás. En aquellos años ya habíamos batido récords de crisis y quiebre. Una vez más los índices no posicionan en esos niveles en lo que se transformó en un insoportable retroceso.