¿Por qué antes comíamos de todo y nada nos hacía mal? Es la pregunta que a diario escuchamos y el problema es la suma de nuestro desequilibrio primero, estilo de vida, cómo reaccionan las hormonas que regulan estar despiertos así como el descanso.
El primer gran desequilibrio hormonal producido por trastornos del sueño, por trabajo y lo emocional, el cortisol que es la hormona que naturalmente nos mantiene en estado de alerta, pero debe ser cíclico, con picos que nos ayudan a resolver situaciones rápidas, nos estimula, nos mantiene activos, pero también debe disminuir.
Sube, pero debe bajar sí o sí, ese es un ritmo normal y si esto no sucede, la insulina entre otras se desregula, se altera el funcionamiento del páncreas, de ahí los picos de glucemia, con pocos alimentos o resistencia a los medicamentos habituales. También se suman las variaciones de peso sin relación con las ingestas, o las actividades que realizamos.
Aumento de peso sin saber por qué
Se suman trastornos sexuales por desfasaje de progesterona, prolactina, testosterona, todas se entrelazan y comienzan a generar turbulencia, cambios que se manifiestan en el carácter, en cómo reacciono y me mantengo en diferentes situaciones, como en la lívido, deseo sexual etc.
Segundo: estilo de vida, la alimentación. Cuando veo algo enlatado, empaquetado, contiene conservantes, el gran simulador nos hace creer que es light, natural o sin conservantes, pero pensemos que si permanece en una góndola más de tres días y sigue comestible, ya tiene conservantes. Todo lo que usamos para nuestra higiene de uso personal o industrial también.
Tercero: estilo de vida, metas, percepción. Cómo tomo cada día, cuáles son mis metas y objetivos, ¿disfruto lo que tengo o solo me focalizo en crecer económicamente para tener más confort y luego empezar a disfrutar? ¿Agradezco, miro a mi alrededor, me priorizo, fijo mis prioridades?
La suma de tantas cosas determina el estilo de vida que me proporcionará más del 80 por ciento de posibilidades de tener una vida plena, con bienestar.
Lo más simple es lo que más salud física y mental me dará. No existen la pastilla ni el lugar mágicos. No existe el tratamiento, médico ni curandero que puedan darme lo que y no elijo tener cada día.
Tomás me visita, tiene 94 años y me cuenta sus historias de vida, sus andanzas, sacrificios y se siente feliz con todo lo que vivió. Se maneja solo en su casa y su hija vive en el interior, se organizó de tal manera para estar con su papá y su esposo en Apóstoles. Tiene un trabajo aquí en Posadas así que jueves y viernes estará mimado, a veces él va a la casa de su hija y se queda unos días.
Es viudo, con una sola hija de la cual solo habla maravillas y en ella solo se ve el amor y entrega a su padre. ¿Cuál es su secreto? Le pregunto y me dice: “Siempre agradezco a Dios lo que tengo y disfruto, tanto en las buenas como en las no tanto”. Nos cuenta mil y de sus vivencias, su hija dice que siempre fue así, agradable, conversador y cordial con todos.
Cuando estaba chinchudo salía a caminar, la esposa ya sabía que esas ausencias eran para que vuelva mejor y ya con una situación resuelta.
Lúcido, autosuficiente, así creo que todos deseamos estar, le preguntamos sobre su alimentación, queriendo encontrar ese oculto secreto de no azúcar, leche ni harina de trigo “como de todo un poco siempre de a poco, aunque ahora casi no tengo hambre porque ya no trabajo como antes, por eso mi hija quiere que esté más fuerte y me hago este tratamiento, porque quiere festejar mi cumpleaños con una fiesta”.
¡Qué paciente tan agradable y cautivador! Nos deja a todos felices. Qué placer tener estos pacientes que quieren un poquito más de energía para festejar su cumpleaños número 94, sin enfermedad, ningún dolor, ninguna queja de nada, solo de vez en cuando una aspirineta.
No es posible creerlo, pero es maravillosamente real. Gracias y feliz cumpleaños.