Tan moderna como contemporánea, su vida y su obra nos relatan historias y cuentos fantásticos, surreales, eróticos y líricos. Su infancia en Viena, sus vínculos con la aristocracia mediterránea, sus parejas, amantes y éxitos en París, y la última etapa de su exilio en Inglaterra y luego en Buenos Aires, explican la diversidad de proyectos que encarnó la artista a lo largo de su vida tanto afectiva como artísticamente.
Mariette Lydis (Marietta Ronsperger) (*Viena, 24 de agosto de 1887 – 26 de abril de 1970, Buenos Aires) fue una pintora e ilustradora austríaca que vivió en Argentina.
Se educó en su Viena natal y se casó muy joven con el industrial griego Jean Lydis estableciéndose en Atenas.
Se separa en 1924 de Lydis y comienza su carrera artística profesional en Berlín, Florencia – reside en Fiesole durante un tiempo -y finalmente París en el Salón de Otoño de 1925 donde conoce a Massimo Bontempelli que la introduce en la sociedad parisina.
Alcanza el éxito en las galerías de Montparnasse, vive en París entre 1926 y 1939, año en el que sale de Francia debido a la guerra rumbo a Londres con su amiga editora Erica Marx instalándose en Winchcombe antes de partir a la Argentina.
Expone con éxito en Londres, Bruselas, Ámsterdam, Viena, Venecia, Ginebra, Nueva York, Montevideo y Buenos Aires, a donde llega huyendo de la Segunda Guerra Mundial recién casada con el Conde Giuseppe Govone que conoce en París en 1924.
“El surrealismo es un movimiento transhistórico, no sigue estilísticamente eso que la historia del arte nos dice respecto de una cronología.
A veces tratamos de encajar el arte y la historia en géneros, y muchas veces no funciona así. Mariette tenía algo de esto. Su obra pictórica, sobre todo a partir de que llega a la Argentina, es muy surreal.
En “‘Transicionar lo surreal’ hay una exploración dentro del género y de los géneros tanto en tema de identidad sexual como artística”, dice Riccardi.
Lydis revela su versatilidad en el dibujo, las técnicas litográficas empleadas en la ilustración y la complejidad del mundo editorial parisino en el que participa activamente a lo largo de su vida. Los poetas malditos, de Paul Verlaine; Madame Bovary, de Gustave Flauvert; Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud… la literatura francesa ilustrada por Lydis se puede “hojear” en el Sívori.
Su arte fue audaz para los tiempos y acontecimientos personales que le tocaron vivir. Lydis atravesó la Primera y la Segunda Guerra Mundial en Europa, y el Anchluss y la Guerra Turca en Grecia. Una pronta conversión del judaísmo al catolicismo explicaría ciertos aspectos de su producción tardía.
No obstante estas experiencias trágicas, su obra la mantiene en vilo para transicionar y superar sus propias búsquedas estilísticas, así como su propia identidad.