“Chonga” nació en Yuty, Paraguay, en 1943. A los 5 años se radicó en Posadas e hizo la primaria en la Escuela Nº 1 “Félix de Azara”. En la adolescencia empezó a trabajar en el ámbito privado y a los 19 años conoció a Héctor “Tito” Zamora, un deportista que había llegado desde Cosquín, Córdoba, con quien contrajo matrimonio. De esa unión nacieron Elizabeth, María Isabel, Miriam “Jackie”, Marcelo y Cristian. Tras el nacimiento de sus dos primeras hijas regresaron a la provincia mediterránea porque Zamora era jugador de fútbol. También estuvieron en La Rioja.
Cuando “Chonga” estaba embarazada de “Jackie”, regresaron y se establecieron en Puerto Rico. Tras el nacimiento de su hija, trabajó como ama de casa, mientras que su esposo se empleó en Citrex, considerada en su momento la fábrica de jugos cítricos concentrados más moderna e importante del país. En 1981 se acercó al peronismo y en 1982 empezó a trabajar en la línea Afirmación Peronista, al lado del doctor Julio César Humada. Si bien en 1984 se postuló como concejal, pudo asumir su mandato al correrse la lista, cuando uno de sus pares asumió un cargo en la provincia. En 1987 se presentó nuevamente y renovó su banca.
De acuerdo a lo relatado por sus hijos “Jackie” y Marcelo (foto), en esos ocho años desarrolló un fuerte trabajo militante desde las bases, “iniciando una trayectoria política intachable y generando ordenanzas municipales de gran importancia hasta la actualidad”.
Los hermanos destacaron un proyecto de electrificación rural -que nació entre 1987 y1988- en la colonia San Alberto, actualmente barrio San Alberto, que por aquel entonces estaba alejado (unos ocho kilómetros) del centro de la ciudad. Se trataba de la población más antigua porque el casco urbano de la colonización comenzó en San Alberto Magno, ya que allí se afincaron los primeros pioneros de Puerto Rico. Vinculada fuertemente a los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS), llevó a la zona la primera sala de primeros auxilios, que disponía de médico, odontólogo y personal de Enfermería. El Dr. Salim Ahuad era quien realizaba las tareas de seguimiento de talla y peso a los niños. Se sumaban chicos de Mbopicuá y otras zonas sensibles y alejadas del Hospital de Área “Ricardo Gutiérrez”. También se construyó allí un salón comunitario para desarrollar actividades culturales, sociales y deportivas, fortaleciendo a la comunidad de San Alberto Puerto. “Siempre trabajó con ese tipo de población. En 1988, en el gobierno de Humada, la convocaron para ser parte de la Secretaría de Acción Social de Papel Misionero donde desarrolló una serie de proyectos que tenían que ver con los obreros de la firma y con los hijos de los trabajadores, con quienes realizó un fuerte trabajo social”, manifestaron.
A partir de 1997 fue electa diputada provincial. Desde ese lugar se ocupó de generar cuestiones trascendentales para Misiones. Entre otras, “el primer anteproyecto sobre la Ley de Igualdad de Género -actualmente Paridad de Género-. En 2018 la norma se aprobó tomando como base el anteproyecto. También trabajó en la implementación del Registro de Alimentantes Morosos, siempre trabajando en defensa de la mujer. Esa fue su prioridad, el trabajo que desde la militancia trasladó a la acción durante la gestión pública”.
Según los hijos, la mirada de “Chonga” siempre estuvo puesta en los más necesitados. “Era una gran admiradora de Eva Perón. Recordaba que la primera muñeca que pudo tener en sus brazos durante su niñez, y que era el sueño de toda niña, fue la que recibió a través del correo cuando ya vivían en Posadas. Y eso marcó un antes y después. Por haber vivido y visto las diferencias, siempre pregonaba la equidad, que no hubiera diferencia entre las clases sociales. Eso es algo que nos remarcaba muchísimo”. Asimismo, tuvo una gran mirada sobre el género, que ya está puesto en escena. “Eso también nos marcaba. En casa, las tareas eran iguales entre varones y las mujeres. Nos hacía participar en todo, nos movíamos como familia, teníamos una dinámica de familia. Todos hacíamos de todo. El que primero llegaba se ponía a cocinar, lavaba, planchaba. Somos hijos de obreros y nos remarcaba la importancia del estudio”.
En el día a día
Su familia siempre acompañó a “Chonga” en sus actividades. Por ejemplo, “nuestra hermana más grande, era la encargada de abrir la Casa de la Mujer. En la sede peronista, éramos los encargados de barrer, de atender al afiliado mientras que mi hermano salía con ella a hacer militancia. Entre las anécdotas, Liliana Irrazábal, comentaba que nuestra vivienda -en barrio Lomas del Mirador- era un hogar de puertas abiertas para el que se iba a Puerto Iguazú o andaba por la zona norte. Era como obligatorio el paso por la casa de mamá, donde se cocinaba, se hacían los guisos, se reunían. Así nos criamos, en ese ambiente de solidaridad constante”, comentaron.
Marcelo se refirió a los inicios de la democracia. Con apenas 14 años, empezó a acompañar a mamá a las reuniones, a los barrios y empezaron a militar. “Eran épocas de formación de cuadros políticos, íbamos a la sede, nos daban capacitación y luego organizábamos actividades barriales. Y yo, acompañándola en esa vorágine”. Muchas veces como adolescentes, cuestionaban a “Chonga” esas largas ausencias, de por qué no se quedaba en casa más tiempo, “hasta que aprendimos y experimentamos la vivencia de la militancia. Aprendimos esa dinámica de estar siempre involucrados en acciones que tengan que ver con la ayuda, con la solidaridad, con la beneficencia”.
“Siempre decimos que mamá nos dejó la vara muy alta. Siempre queremos hacer algo, siempre estamos accionando, cada uno de su ámbito: desde el trabajo social, desde el derecho, desde la docencia. Siempre tenemos algo para aportar, algo diferente, algo creativo, algo innovador”.
Agregaron que hacía fuerte hincapié en el tema del estudio “porque veía que una cosa era la militancia y otra, si estudiábamos en la universidad, nos formábamos, íbamos a tener otra mirada y podríamos hacer otro aporte desde otro espacio”. Y eso llevó a Marcelo a seguir la carrera de Trabajo Social en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM. El acercamiento a esta alta Casa de Estudios se produjo por intermedio de la primera ministra de Bienestar Social, de la Mujer y la Juventud, Mercedes “Mecha” Oviedo de Ifrán, y de su asesora y docente universitaria, Graciela Maidana, que siempre pasaban por casa. Como percibían que yo tenía una mirada de lo social, me preguntaron qué iba a estudiar, cuando no tenía idea de lo que significaba la carrera. Me explicaron de qué se trataba, y mamá quedó ‘chocha’ cuando le dijo que podíamos trasladar todo lo que ella hacía a una etapa más, a la del conocimiento”.
Antes de pasar por la Cámara de Diputados, “Chonga” fue directora de comedores de la provincia. En ese ámbito trabajó fuertemente todo lo relacionado a los campamentos para niños e inició las colonias de vacaciones para chicos de diferentes barrios de Posadas, fundamentalmente, para quienes nunca se habían introducido a una pileta. “Ella acercó a esos niños para que tengan esa vivencia. Las colonias duraban de diciembre a febrero y estaban destinadas a chicos que asistían a los 84 comedores comunitarios capitalinos. Se los trasladaba al campamento recreativo del Complejo Turístico Yabebiry, en San Ignacio, donde pasaban una semana, con todas las atenciones”.
Atesorada en la memoria
Ambos herederos confiaron que “siempre decimos que mamá nos dejó la vara muy alta. Siempre queremos hacer algo, siempre estamos accionando, cada uno de su ámbito: desde el trabajo social, desde el derecho, desde la docencia. Siempre tenemos algo para aportar, algo diferente, algo creativo, algo innovador. Esa es la herencia que nos dejaron con papá”, un hombre que siempre estuvo al lado de su esposa durante toda la carrera política y que partió a su encuentro hace quince días.
En medio del dolor, expresaron que “para nosotros fue un gusto porque cuando lo llevamos la última vez al pueblo, la gente salía a saludarnos. Esa es la impronta que dejaron ambos al trabajar fuertemente” por los ideales y por los más necesitados.
Manifestaron que cuando su mamá se jubiló, las palabras de despedida estuvieron a cargo de José Lorenzo Diéminger. “Siendo de la banca radical, despidió a una peronista reconociendo su militancia. El actual intendente de Puerto Rico, Carlos Koth, también es muy allegado a la familia. Lo mismo sucede con Teresita Schmidel, exdiputada radical, que es cercana a nosotros, separando las diferencias políticas. Nos llena de orgullo porque ellos siempre celebran y reconocen a mamá como una gran militante. A pesar de estar en veredas opuestas, había mucho respeto, mucho respeto a la militancia. Lo que mi mamá tenía, y lo que rescatamos, era el hecho de poder sentarse a dialogar desde las diferencias. Nunca faltó el respeto a ningún adversario político, era muy elegante en sus discusiones”.