Se necesitaron diez años, seis meses y siete jornadas de debate, producción de pruebas y alegatos para resolver que no se sabe quién o quiénes, tampoco con precisión en qué punto del barrio Los Potrillos de Garupá, causaron la muerte a la docente Mirta Carmen Rosa de 47 años, madre de dos hijos y que padecía de esquizofrenia.
El Tribunal Penal 2 de la capital misionera resolvió el miércoles, por unanimidad y luego de cuatro horas de alegatos y estudio de veredicto, que los hoy expolicías Aníbal Aldo Gabriel Villalba (36) y Luis Albino Rotela (44), fueran condenados por el delito de “abandono de persona” a penas sin prisión efectiva de cuatro y dos años respectivamente.
De acuerdo al fallo que fue leído pasadas las 14, los jueces Gregorio Augusto Busse, César Antonio Yaya y Fernando Luis Verón decidieron sentenciar a Villalba como autor penalmente responsable de los delitos: “Abandono de persona y falsedad ideológica en concurso real” (artículos 106 primer párrafo, 293 primer párrafo en función del 44, del Código Penal Argentino) y a Rotela sólo por la primera acusación.
Ambos llegaron a juicio encartados además por “incumplimiento de deberes de funcionario público”, pero este delito se determinó como prescripta su acción penal.
El Tribunal ordenó además, extraer copias de las actuaciones y remitirlas al juzgado de origen para seguir la investigación y que se intente esclarecer si tres efectivos de la Brigada Investigaciones de la Unidad Regional X fueron los responsables directos de la muerte de Mirta Rosa, si la golpearon hasta que le estalló la vejiga y le partieron el cráneo y rostro. Todo esto presuntamente porque Villalba y Rotela abandonaron, a la mujer con una patología en su salud mental -en el barrio Los Potrillos de Garupá– asustada, descalza, embarrada y mojada. Según la hipótesis, ella se cruzó con los pesquisas que golpeaban a un joven judicializado por reiterados robos y al que querían arrancarle la confesión sobre objetos robados a vecinos de la zona y “mejicanearlos”.
Según la sospecha, al verla la atacaron a golpes y quitaron la vida, dejándola tirada boca abajo en el descampado, potrero de fútbol de Garupá.
El fiscal Vladimir Glinka solicitó condenas de prisión efectiva para Villalba y Rotela, ocho y cinco años de forma respectiva. No acusó del “resultado muerte” a los integrantes de la patrulla de la comisaría Quinta de Garupá la que fue solicitada el viernes 14 de febrero al mediodía por un matrimonio de la zona, a cuya casa, Mirta Rosa llegó corriendo, desorientada y atemorizada para pedir agua y ayuda.
Para Glinka el abandono de persona resultó probado en el expediente y durante el transcurrir del debate. Aseguró que debían hacerse responsables del delito el oficial Villalba y el sargento Rotela. Y que se vuelva a investigar la muerte de Rosa para imputar como coautores de “homicidio calificado criminis causa y por haber sido perpetrado por personal de la fuerza de seguridad” contra la docente, además de “apremios y torturas” al joven Walter Rubén Da Silva Velázquez (“Chinito”) e “incumplimiento de deberes de funcionario público y falsedad ideológica”, artículos 80 (incisos 7 y 9), 144 bis, 248 y 293, los tres policías de la brigada de la UR-X: Emilio Federico Broemser, subcomisario; Adrián Roberto Borda, sargento y José María Bernal, sargento.
“De pura casualidad nos enteramos que la señora Mirta Carmen Rosa fue asesinada. Es impensado que la policía haga tanto para ocultar el crimen. Rotela y Villalba tuvieron muchas posibilidades de hacerlo bien, pero siguieron haciendo las cosas para lograr impunidad pero incluso para beneficiar para quienes lo hicieron peor (los policías de la brigada)”, resumió Glinka al finalizar su alegato y generar la sorpresa, tanto por su pedido de condena como el nuevo sumario y expediente para los tres investigadores policiales.
El representante del Ministerio Público de la Acusación, abrió la audiencia del miércoles con consideraciones directas sobre Villalba y Rotela: “Los imputados no le dieron valor a la vida de Carmen Rosa. Si hubiera sido Carmen Passalacqua habrían ultimado detalles para llevarla al hospital. Tuvieron una actitud y decisión discriminadora”.
Determinó que el abandono de persona que les endilgó a ambos policías fue “un delito de peligro, no se requiere el resultado, solo la comisión (…) Pusieron en riesgo la salud, la abandonaron a su suerte, la colocaron en una situación de desamparo. En este caso el autor es el garante de lo que a la víctima le suceda”.
Pero también cuestionó que tras el llamado a la policía del matrimonio que rescató a Mirta Carmen Rosa y la cobijó en su casa, llegaron Villalba y Rotela, la asistieron, subieron al patrullero y la abandonaron “a su suerte”.
“Villalba después dio tres versiones respecto a esto. El 20 de marzo de 2013 dijo que la bajaron en la colectora de la ruta 12 pero a Cerdán (comisario de la Quinta) le aseguró que lo hizo en la casa de Mirta. Después declara que la víctima le dijo que iba a la casa de un familiar de Zarza (Carlos, esposo). Dijo que Carmen estuvo una hora en el patrullero, pero después Rotela dijo veinte minutos como máximo”.
“Rotela admite que el procedimiento debía terminar en la comisaría porque no tenían datos de la señora. Sin embargo, Villalba decidió bajarla porque la veía bien”.
“También declararon que decidieron ir por el barrio Los Potrillos porque acortaban camino, pero hicieron el doble de camino y la dejaron donde nadie la encontraría, además de tener la ropa sucia, mojada y descalza”.
“No se dieron cuenta de su estado mental, pero después de la muerte, Villalba le pregunta a un amigo de Jeremías Zarza (hijo de Mirta) que se acercó a la comisaría, si ella estaba loca. Le responde que sí, y Villalba dice ‘entonces era ella’”.
Señaló además que la testigo Benítez les dio un cartón a los policías para que la subieran a la camioneta de la Quinta a Mirta. Ese mismo cartón fue hallado al lado del cadáver horas después y durante su declaración en instrucción lo reconoció.
El fiscal no mostró dudas: “Querían abandonarla y lo hicieron, ése es el dolo”.
Respecto a las sospechas sobre los investigadores de la policía y su participación en la muerte, Glinka también fue directo: “Los tres de la brigada (Broemser, Borda y Bernal) son tres bandidos, hicieron cagada con ‘Chinito’ (Da Silva Velázquez) buscando cosas robadas”.
“Son culpables de un error”
El primer alegato de los defensores, correspondió a Mónica Olivera en representación de Villalba. Abrió su juego solicitando la nulidad de la acusación que acababa de escuchar. “Por atacar a la defensa y de la defensa me hago cargo yo”, sostuvo enfática. Pero el planteo fue el primer rechazo que se leyó en el veredicto un rato después.
Olivera se inclinó por reprochar el cuidado familiar a Mirta Rosa: “No hay datos que la señora estaba medicada desde mayo de 2002”. Y que esta inestabilidad correspondía a la responsabilidad de Carlos Zarza, esposo de la víctima fatal. “La señora no tenía una curatela pedida para que el Estado la cuidara. En mi opinión, ella no estaba medicada (…) Y ese día salió caminando sin rumbo fijo”.
También buscó explicar por qué Villalba se presentó en el velorio de Rosa a preguntar los resultados de la autopsia. “Fue a pedir el certificado de defunción para las actuaciones de la comisaría”.
Cargó luego sobre el comisario José Cerdán, entonces jefe de la Quinta de Garupá: “Se lavó las manos y no quiso asumir su responsabilidad, la de que Villalba y Rotela la subieron a la camioneta (…) Los pinches son pinches y los jefes son jefes, Cerdán lo mandaba a Villalba y avaló todos sus actos”.
Pero insistió con las responsabilidades: “Acá todos son culpables. La negligencia de la familia fue omisión en la atención debida de la víctima. No son responsables Villalba y Rotela, no son culpables de la muerte”.
“Ellos son culpables de un error, para ellos Rosa era una persona normal y fueron a cumplir con un despeje (asistir al matrimonio que pedía que ayudaran a Mirta y que la buscaran). No puede haber abandono de persona porque ellos cumplieron con lo que ella les pidió, que la bajaran (…) La enfermedad no era visible”.
Olivera solicitó la absolución para su defendido por la atipicidad de la acusación: “No hay dolo de abandono”. También sostuvo que Rosa “murió por una caída y las lesiones del cuerpo correspondieron a la cadena de custodia y el traslado a la morgue”.
Como abogado de Rotela, José Luis Rey, resumió a su turno: “No quiero explayarme en el compendio fáctico, no amerita”. Solicitó la absolución también para su ahijado legal, remarcó que no fue “ni culposo, ni doloso” el rol del sargento.
Antes que el Tribunal se retirara a analizar el fallo, los dos acusados dieron sus últimas palabras. Villalba se sintió “dentro de un calvario durante diez años” y aseguró que buscó en el juicio justicia para todas las familias afectadas. Rotela en tanto, volvió a pedirle perdón a la familia de Mirta Carmen Rosa y cerró: “No la tocamos a esa señora, no fue como dijeron los periódicos”.
“Sigo abierto a la Justicia”
Aníbal Aldo Gabriel Villalba, policía condenado ayer a cuatro años de prisión por abandonar a Mirta Carmen Rosa en un descampado de Los Potrillos en Garupá durante el mediodía del 14 de febrero de 2013, mujer que padecía esquizofrenia, se ausentó de su casa y fue hallada muerta horas después, dialogó de manera informal con medios de comunicación frente al TP-2 y antes de regresar a su casa.
“Estamos todos muy alterados todavía, todo está muy fresco y mucho no quiero hablar. Pero quiero agradecer por el trabajo de la prensa. La prensa objetiva, no de aquellos que hablaron y no lo fueron. Hubo algunos comentarios que no fueron hacia mí sino a mi familia que no estuvieron bien. Yo sé que tuve una causa pero mi familia no, ellos no tienen que pagar las consecuencias porque ellos no estaban siendo juzgados”, dijo sin aportar detalles relacionados e instó: “Sigan con la verdad porque eso ayuda a que esto se dilucide, su trabajo es fundamental. Ya habrá tiempo para aclarar y dialogar sobre lo sucedido”.
Y cerró: “Hace diez años que esto empezó y durante todos estos años estuve presente ante la Justicia para que esto se esclarezca, seguiré abierto a buscar justicia si me llaman nuevamente”.