Por: Iván Carvallo – Estudiante de Ciencia Política UBA
“¿Quién lidera el mundo?” fue la pregunta que hizo el politólogo norteamericano a la audiencia en una charla TED llamada “La próxima superpotencia global no es quien piensas”. En ella, Bremmer argumenta que la respuesta del público dependerá de la edad y con el paisaje internacional en el que las personas hayan crecido; sin embargo, en los últimos quince años eso ha cambiado: vivimos una recesión geopolítica a partir de que Estados Unidos declinó ser el policía del mundo y el arquitecto global del comercio sumado a que nuevos países decidieron ignorar o crear sus propias reglas dentro del Sistema Internacional. En este contexto, asegura el autor, estamos inmersos en un mundo en el que no hay un orden global único, sino tres: un orden de seguridad unipolar dominado por Estados Unidos, un orden económico multipolar y un orden digital donde mandan las empresas tecnológicas y no los gobiernos. Los dos primeros son los más útiles para abordar la posible política exterior de Sergio Tomás Massa. En este escenario, en el que cualquiera está en su derecho de manifestarse en desacuerdo para proceder de manera analítica, nos encontramos como país frente a un mundo convulsionado.
La política exterior de un país es llevada a cabo por el Presidente de la Nación, parece una obviedad, pero debe remarcarse teniendo en cuenta que tanto el gobierno de Alberto Fernández como el de Mauricio Macri fueron elegidos en forma de alianzas relativamente diversas dónde debían “repartirse” los lugares en el gabinete. Pero en ambos casos conservaron para sí la Cancillería. Hace algunos días, el canciller Cafiero tuiteó “Nuestra política exterior es realista, pragmática y profundamente soberana”. Una verdad a medias. Más allá de la propuesta realista que el gobierno del Frente de Todos haya elegido de las tantas que florecen de esta escuela, hay un corpus común: ver el mundo cómo es y no cómo debería ser. Argentina durante el gobierno de Alberto lo hizo, más allá de declaraciones en tono idealista y con el fin de contentar a los sectores más ideologizados de la izquierda del FDT, nunca se cerró a ningún país. El pragmatismo para un país periférico también es una virtud que permite beneficiarse o evitar pagar costos innecesarios. Pero como se ha señalado, fue todo a medias. Las declaraciones de Solá sobre la charla entre Alberto y Biden, las tensiones permanentes con Bolsonaro que tuvo que aplacar el embajador Scioli y las comparaciones con países escandinavos sobre los números de contagiados durante el inicio de la pandemia que merecieron respuestas por parte de las embajadas en Argentina, son algunas de las decisiones erráticas que tuvo el gobierno. Sin embargo, quién ha mostrado solvencia en las relaciones con actores estatales y no estatales, evitando costos en materia internacional para el país ha sido Sergio Massa. Tanto como Presidente de la Cámara de Diputados y como Ministro de Economía, el tigrense ha elegido cautelosamente los alineamientos en determinados momentos del gobierno. A partir de ello y de su trayectoria política puede avizorase una posible política exterior en caso de ser electo Presidente de la Nación.
La trayectoria política de Massa tiene presente a los Estados Unidos más que cualquier otro país con el que Argentina se relacione. Y frente a las impugnaciones de un posible alineamiento acrítico como funcionario ha demostrado que la larga lista de contactos demócratas (como el propio Joe Biden) y republicanos (como el ex alcalde Rudolph Giuliani) no influyen para sus movimientos en pos del interés nacional, como se puede observar en la manera en que el ministro se movió para lograr cumplir con los pagos al FMI sin comprometer las reservas del país. Massa entiende que el peronismo debe ser un óptimo vaso comunicante de la Casa Blanca con el sur global, pero sin dejar de rechazar las iniciativas que, como diría Carlos Escudé, “resulten contraria a nuestros valores fundamentales o sean moralmente dudosas”. Esta visión pragmática que puede horrorizar a algunos sectores que ven algún tipo de beneficio en el alineamiento con países de la región que han reducido sus estándares democráticos y se estancaron económicamente, es una buena noticia frente la propuesta de algunos candidatos de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza que con visiones sobreideologizadas rechazan una mayor integración y fluidez con bloques regionales y de países en vías de desarrollo y, peor aún, cortar relaciones comerciales y diplomáticas con China por su desagrado con el partido gobernante.
Frente al dilema que plantean acertadamente muchos cientistas políticos y analistas internacionales respecto de que los países de América Latina tienen que optar entre las inversiones chinas o la seguridad norteamericana pagando los costos según la decisión, Argentina debe moverse con extrema cautela y evitar pagar cualquier costo innecesario. La vulnerabilidad principal de la Argentina y la que debe ser prioridad subsanar es la economía, pero las dependencias estructurales con Occidente sumado a la crisis de deuda generada por el gobierno de Mauricio Macri hacen que el margen de maniobra sea acotado. Muchas veces se subestima la voluntad y las capacidades propias de los dirigentes políticos para moverse frente a estructuras que parecen molinos gigantes, pero la autonomía y el pragmatismo demostrados por Massa desde su asunción en Economía se reflejan con la pronta gestión en sus primeros días como ministro para destrabar US$800 millones en financiamiento que el entonces presidente del BID bloqueaba. También logró en las varias conversaciones con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, que el organismo reconozca los esfuerzos del equipo económico para estabilizar la macroeconomía, aprobar todas las revisiones incluso unificando las últimas dos para “adelantar desembolsos”, permitir la intervención en el mercado cambiario y reconocer el impacto de la sequía que generó una pérdida de US$19.000 millones para el sector agroexportador y el país.
Lejos de quedarse sólo con la venia del organismo multilateral, Massa acordó con China ampliar el swap para robustecer las reservas brutas del Banco Central y poder hacer frente a los vencimientos con el FMI. Tras su viaje a China, el ministro también consiguió inversiones en materia energética por más de US$1000 millones, un área que es de sumo interés para la Argentina y para el candidato de Unión por la Patria ya que durante su gestión se aceleró y concretó el Gasoducto Néstor Kirchner que ya finalizó el llenado e inició la distribución que logrará ahorrar US$4200 millones en importaciones. La fluidez en el trato con China también permitió la habilitación del Banco Central para la apertura de cuentas bancarias en yuanes para facilitar el intercambio comercial con el país asiático y principal socio comercial de la Argentina. En este viaje, Argentina también ratificó el tratado para ser parte del Plan de Cooperación de la Franja y la Ruta de la Seda, el principal proyecto de China para convertirse en un acto cada vez más importante de las economías en vías de desarrollo y, en este caso, habilitando a los bancos oficiales chinos para que financien proyectos de infraestructura por unos U$S3000 millones.
En Puerto Iguazú, Massa logró reunirse con Lula en lo que fue algo más que un gesto político. Según el ministro, el Mercosur debe consolidarse como la principal plataforma de integración al mundo, eliminando trabas al comercio y consolidando la sociedad con Brasil, quien es otro de los principales socios comerciales argentinos. La orientación ideológica de Massa y Lula puede coincidir en varios aspectos, pero ambos se caracterizan por ser pragmáticos en las decisiones relativas a la política internacional. En línea con una relación más fluida con Brasil, este último brega por la incorporación de Argentina como miembro de los BRICS (los miembros del grupo representan el 24% de la producción global y más del 42% de la población mundial) algo que podría concretarse a fines de agosto. Vale repetirlo, toda decisión deberá ser lo suficientemente prudente para evitar pagar costos innecesarios en un marco de vulnerabilidad acuciante. El ministro-candidato encarna de buena manera gran parte de las teorías realistas y de la praxis pragmática en materia de política exterior, algo que el peronismo en el tiempo sostuvo mucho más que una supuesta sobreideologización que le imputan desde las doctrinas antiperonistas.
Misiones: una agenda común y una ventana de oportunidades
Massa eligió Misiones como la primera provincia argentina para visitar tras su oficialización como candidato de Unión por la Patria. No es casualidad, el ministro es el candidato que más atención ha puesto a los desafíos que presenta Misiones y las innovaciones para la resolución de los mismos en un orden global económico multipolar. Volviendo a Bremmer, el orden global digital en el que las empresas tecnológicas incluso definen identidades, puede tener distintos escenarios según la manera en que se equilibren las relaciones de poder. Entre el liderazgo político que guía a los Estados a meterse en el orden digital y la posición que adopten las empresas pudiendo ejercer soberanía en este orden, veremos cuál es el resultado. Lo que es una realidad es la existencia de un espacio digital en el que los países competirán o por lo menos lo intentarán. Y particularmente la provincia ha decidido prestarle la debida atención. Las iniciativas impulsadas por Carlos Rovira desde la legislatura provincial dan cuenta de ello: Silicon Misiones, Polo TIC, la Escuela Secundaria de Innovación, la Escuela de Robótica, el Parque del Conocimiento y los espacios makers son algunos de los proyectos con los que Misiones se inserta en un mundo de cambios tecnológicos cada vez más rápidos, como hemos visto con la receptividad y masividad que adquirió ChatGPT desde su aparición más pública en enero de este año.
Formar programadores para generar trabajo misionero, fomentar la instalación de empresas de base tecnológica y startups en la tierra colorada y acompañar a los emprendedores para que crezcan y puedan exportar su trabajo al mundo, son algunos de los objetivos que tienen como fin reducir las desigualdades sociales y económicas, entendiendo las oportunidades y complejidades del mundo digital. De un orden revuelto y en transición que aún no termina de acomodarse, pero que abre una ventana de oportunidades. El candidato-ministro Massa lo entiende bien y así lo expresa en el plan de acción presentado por su equipo en política exterior con dos puntos importantes. Por un lado, “el desarrollo de nuevos productos y servicios: trabajo interno multisectorial (Estado + Academia + Privados)”, que va en línea con una visión que busca superar el antagonismo Estado-Privado y, en cambio, pretende potenciar todos los recursos para conseguir el beneficio de la sociedad en su conjunto. En esto vienen destacando las iniciativas con el sello misionero que tienen una fuerte impronta por su decisión política, la financiación y planificación estatal y los conocimientos de los actores académicos y privados en un ciclo beneficioso para todos, sobre todo para la sociedad misionera. Otro de los puntos que el equipo del tigrense presentó describe la “promoción de inversiones extrajeras como motor de innovación, modernización tecnológica, desarrollo productivo e integración global: generar condiciones para la llegada de inversiones destinadas a la producción, a la innovación, a la modernización productiva y al desarrollo de cadenas de valor. Búsqueda de socios globales para explotar oportunidades de desarrollo”, aquí cabe la posibilidad de potenciar aún más la Industria del Conocimiento provincial y el ecosistema tecnológico que Misiones ya desarrolla con ventajas, particularmente con las demás provincias del Norte Grande. La comprensión del Ministro de Economía de la necesidad de lograr más inversiones en tecnología e innovación, junto con la capacidad para formar alianzas estratégicas, promete abrir nuevas oportunidades para el talento misionero.
Por otro lado, la pronta puesta en marcha de las primeras medidas relacionadas con la Zona Aduanera Especial, defendida por Massa en el Congreso, trabajada en su implementación en el Palacio de Hacienda y anunciada en su visita a Misiones, serán beneficiosas para la economía misionera y auguran el desarrollo de sectores claves. Pero las ventanas de oportunidades también son para el Estado Nacional porque así lo ha demostrado Misiones. Es la provincia del NEA que más aporta en términos porcentuales a las exportaciones argentinas y, por ende, a la recaudación central. El té y la yerba mate forman parte del rubro que lidera esas exportaciones, siendo Estados Unidos el principal destino de estas economías regionales. El ministro Massa, en esta línea, ha entendido que pueden dinamizarse aún más las exportaciones y ofrecer a los productores un tipo de cambio más beneficioso para la liquidación, sin que ello resulte en perjuicio para el bolsillo de los argentinos. Por eso implementó el Programa de Incremento Exportador para ofrecer un tipo de cambio diferencial para las economías regionales siempre y cuando garanticen el abastecimiento interno y, por otra parte, también dejarán de pagar retenciones a partir del 1 de septiembre la yerba, el té, la madera y el tabaco, entre otros de los sectores económicos muy importantes para la provincia. Pero los ojos de Massa no sólo están puestos en estos sectores de la tierra colorada, sino también en el movimiento turístico. Según el último reporte del INDEC, Argentina consiguió por tercer mes consecutivo superávit turístico y es la cifra más alta de turistas no residentes en el país (más de 443 mil viajes de turistas) que se haya registrado en un mes. En el año, el impacto económico del turismo receptivo se estima que fue de 3200 millones de dólares. Y bien puede Misiones dar cuenta de este movimiento. Para muestra, está la llegada del turista un millón al Parque Nacional Iguazú que rompió el récord: llegó a esa cifra un mes antes que el del año pasado y un día antes que el del 2019, uno de los mejores años para el Parque.
La fortaleza del comercio durante la pandemia y con las fronteras cerradas se notó con el dinamismo impulsado por el mercado interno y los consumidores locales, pero también muestra la capacidad de aprovechar las oportunidades de un tipo de cambio favorable sobre todo para brasileros y paraguayos que vienen a disfrutar de la provincia. Por otro lado, más allá de la situación endeble de la macroeconomía argentina, el Ministerio de Economía pudo garantizar el cumplimiento de las obras claves para el desarrollo de las provincias y pronostica un fuerte impulso de la obra pública en una eventual presidencia debido al apuntalamiento del sector en el PBI, siendo Misiones la provincia del NEA con más cantidad de obras proyectadas y en ejecución (114 de 3526). Desarrollo con inclusión, acumulación de reservas y orden fiscal y un país más justo, son algunas de las ideas que defiende en público Sergio Massa, probablemente el candidato que más importancia le ha dado a nuestra provincia y sus capacidades para crecer con fuerza dentro de sus más de 1000 kilómetros de frontera.
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