Los resultados de las pruebas Aprender en 2022 para Misiones marcaron un descenso en los conocimientos básicos de matemáticas y lengua en los estudiantes secundarios de la provincia. A tal punto que 6 de cada 10 alumnos no llegaron a responder lo básico de las asignaturas y 8 de cada 10 apenas saben lo básico.
A dos años de finalización de la pandemia de COVID que separó a los adolescentes de las aulas y marcó la llegada de la educación online, con el complemento de la Plataforma Guacurarí, está más que claro que la estrategia no alcanzó para sostener los conocimientos en los alumnos que están a punto de egresar de la educación básica obligatoria e ingresar -si lo hacen- a la formación académica universitaria.
En general, el Gobierno Educativo se debe una fuerte autocrítica sobre la forma en la que se enseña en las escuelas y los contenidos que se planifican. También debe ocurrir en las familias como entre los docentes y directivos de las escuelas.
Aunque sean estadísticas con números fríos, detrás hay adolescentes que buscarán un futuro personal en lo laboral y ciudadano, que en su gran mayoría no sabrá responder en dos campos básicos como matemáticas y lenguas a las requisitorias comunitarias.
Tal vez en estos resultados se pueda explicar el alto porcentaje de deserción en la secundaria y las universidades; o la baja terminalidad en tiempo y forma de los estudios de ambas.
En educación, cualquier medida lleva años hasta poder ver el impacto en los estudiantes. Y no se trata de una competencia de saberes. Es el futuro de los jóvenes a los que les queremos dejar la responsabilidad de forjar una familia, una empresa, un municipio, una provincia o un país. Es tiempo de realizar una profunda autocrítica y planificar una rápida y sólida salida.