Días pasados les comentaba cómo nació el concurso del Club Tacuarí de Carmen del Paraná, y en una reunión de amigos nos pusimos a desandar la historia de nuestros concursos. Entonces surgió la pregunta de por qué hay eventos que van en franco crecimiento y otros quedaron estancados en el tiempo. Y surgió el debate, poniendo en discusión lo ocurrido hace pocos días en Corrientes con la Fiesta Nacional del Surubí, un evento que a través de los años va en crecimiento. En esta edición se había puesto un tope de 1.150 embarcaciones, que prácticamente un mes antes del evento ya estaba completo.
Cuando nos preguntamos el porqué de tanto éxito tenemos que tener en cuenta varios factores como por ejemplo el ingenio de las barras pesqueras y los entes gubernamentales de Goya para crear un evento que logre juntar a miles de pescadores durante cuatro días en un gran encuentro, con el propósito de participar en un concurso de pesca en donde, al margen de la premiación, los concurrentes se llevan como gran premio los lazos de amistad y camaradería que fortalecen las ganas de volver a participar al año siguiente.
Al hablar de la competencia en sí, es un concurso en el cual puntúan solamente el pirapará y el surubí, dándole posibilidades ciertos a pescadores no tan avezados ni competitivos a tener la suerte de lograr una captura. Es más, muchas veces concursantes que participaban por primera vez lograron subir al podio de los ganadores.
En el ámbito de nuestra provincia, si bien allá por el año 1998, con una fuerte apuesta realizada por el club Pirá Pytá con importantes premios y una expo acompañada de peñas folclóricas y un reglamento bastante simple -poco más de 20 especies, entre las que se destacaban las más conocidas por los pescadores deportivos-, logró juntar a 300 embarcaciones con 600 pescadores, marcando un récord que hasta el día de hoy no fue igualado en nuestra provincia.
Hoy día en nuestra provincia se destacan las competencias de pesca variada embarcada, que se desarrollan en los clubes que están situados tanto sobre el río Paraná como el Uruguay, todos ellos afiliados a la FEMIPYL, y con un reglamento unificado que consta de 36 especies puntuables. Esto hace que se conviertan en certámenes altamente competitivos, por lo cual acceden a los puestos de vanguardia solamente los más experimentados pescadores.
Teniendo en cuenta esto, varios clubes del interior han implementado en sus reglamentos puntuaciones y premiación aparte para ciertas especies que son las que normalmente capturan los pescadores no competitivos, como por ejemplo en el Club Aristóbulo del Valle -bagre y el armado y ahora también la boga-, tratando de captar la atención de pescadores más tradicionales.
Ante este panorama y teniendo en cuenta que en concursos de pesca variada como los que se realizan en Goya o Bella Vista, Corrientes; o en Las Toscas, Villa Ocampo o Román, en Santa Fe, con reglamentos que rara vez superan las 15 especies puntuables y donde se priorizan las peñas y festivales en estos encuentros de pescadores.
En ellos se nota el franco aumento en cuanto a participantes, y teniendo en cuenta que en nuestra provincia raramente se superan las 100 embarcaciones participantes, me queda la pregunta cuál será la ecuación justa para que en el ámbito provincial captemos a las grandes masas de amantes de la pesca deportiva.
Por primera vez, hace casi un cuarto de siglo, concurrimos con uno de los máximos directivos de la pesca federada a promocionar nuestras 20 Horas en la Fiesta Nacional del Surubí, que por ese entonces reunía a no más de 300 embarcaciones. Al ver que esa competencia en el fondo era un gran encuentro de amigos pescadores de todo el país, me dijo que como era mucho más que una competencia y que la hacía altamente atractiva para los pescadores, creía que era el principio del fin de las competencias federadas. Por suerte no fue así y hoy día cada modalidad de competencia tiene sus fanáticos.
Por Walter Goncálves