En un escenario con un nivel crítico de reservas netas ante el impacto de la sequía y el flojo dinamismo del dólar agro que le dificulta al Banco Central acumular divisas, el ministro de Economía, Sergio Massa, encaró la redefinición del acuerdo con el FMI en busca de que el organismo internacional adelante los desembolsos previstos para el resto del año por un monto de alrededor de US$ 10.800 millones.
Pero para los economistas, no será gratis, y podría venir con nuevas exigencias en materia cambiaria. En el mercado argumentan que si la renegociación con el FMI implica solo el adelanto de desembolsos sirve para mejorar la “foto” de las reservas pero no cambia el problema de raíz que es la falta de dólares, por lo cual la expectativa está en si el organismo otorgará fondos frescos.
Un portavoz del FMI comentó esta semana que los equipos del organismo internacional y del Ministerio de Economía “continúan trabajando constructivamente para fortalecer el programa respaldado por el Fondo en el contexto de la sequía muy severa”.
A su vez, Massa al exponer el martes en un encuentro organizado por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham) aseguró que el FMI entendió a la sequía como un “game changer” por lo cual se están discutiendo las metas y objetivos del acuerdo dentro del programa para no tener que armar uno nuevo e ir al Congreso para que lo tenga que aprobar.
FMI: ¿qué condiciones habrá a cambio de desembolsos?
Los economistas afirman que si el FMI concede adelantar desembolsos para fortalecer las reservas será a cambio de nuevas condiciones, y en ese marco, algunos creen que el organismo podría exigir un cambio en el actual esquema cambiario para frenar el drenaje de divisas
Al respecto, un análisis de Consultatio evaluó que “difícilmente” el FMI aprobaría un anticipo de desembolsos “para sostener un esquema cambiario que bajo cualquier óptica luce insostenible”. Según su visión, “de alguna un otra forma, el actual esquema cambiario -con un tipo de cambio real artificialmente apreciado-deberá ser modificado”.
“Es esperable que la decisión de adelantar desembolsos venga acompañada de alguna condicionalidad extra en lo que respecta al régimen cambiario”. Y plantearon que “en el menú de opciones se encuentra un desdoblamiento cambiario, tal vez la solución menos mala en el corto plazo, aunque tampoco descartamos que se pida una devaluación moderada”.
Asimismo, la consultora EconViews sostuvo que “el staff sólo consentiría un adelanto de desembolsos contra algunas acciones previas” y consideró que “la suba de tarifas anunciada esta semana va en la dirección correcta, pero probablemente no alcance”.
“El staff se quiere asegurar que, si ponen el cash, esos dólares no se vendan a precio de ganga. Si el Fondo abriera la billetera, no es claro cuánto adelantaría y cómo se aseguraría que la Argentina no entregue esas reservas ya que no tiene otras para pagar los compromisos que vencen más adelante en el año y para las que debería usar esa plata que el FMI le podría adelantar. Por eso una devaluación podría ayudar en el margen”, evaluó.
No obstante, la consultora alegó que “tampoco es que una devaluación sin plan podría ser salvadora” dado que “la inflación subiría inmediatamente y la mejora externa en el corto plazo sería marginal”.
Por su parte, Martín Polo, estratega en jefe en Cohen Aliados Financieros, dijo a iProfesional que “no espero que el FMI haga cambiar el esquema cambiario actual, creo que ante la falta de dólares buscarán que el tipo de cambio no quede muy rezagado frente a la inflación”.
¿El organismo internacional pedirá una devaluación?
Juan Pablo Albornoz, economista de Invecq, enfatizó que “las reservas netas son negativas” con lo cual “la situación es crítica”, y juzgó que “el FMI debería contemplar que la sequía no es culpa de nadie y que el ajuste en el flujo de oferta de divisas responde a un shock exógeno que ni el Fondo ni el Gobierno controlan”.
“Me inclino a pensar que le pedirán al Gobierno que se comprometa con la meta fiscal y alguna medida cambiaria. No creo que le pidan una devaluación del tipo de cambio oficial, es la única política que siempre mantuvo el Gobierno y todo apunta a que sería la medida de última instancia”, indicó Albornoz.
En sintonía, Alejandro Giacoia, economista EconViews, concordó que “el Gobierno va a tratar a toda costa de evitar la devaluación, pero algo va a tener que ceder, si no es del lado cambiarlo será del fiscal”.
A su vez, la consultora FMyA consideró que “los rumores de que el FMI esté pidiendo una devaluación discreta a cambio del adelanto de desembolsos, no suenan creíbles, devaluar en un piso de 7.5% de inflación y sin anclas, es tirar querosene directamente”.
De igual visión, Martín Kalos, de la consultora Epyca, aseguró que “devaluar en el esquema actual el tipo de cambio oficial no tiene sentido, porque no soluciona los problemas, porque mientras se sostenga el cepo cambiario, rápidamente aumentaría todos los demás tipos de cambio también, como el dólar tarjeta”.
“Una devaluación no soluciona nada, solo aumenta la inflación básicamente”, fundamentó el especialista.
Por su parte, el economista Federico Glustein especuló que “el FMI flexibiliza sus metas ante un escenario de inflación galopante por lo que es probable que haya determinado no acelerar el crawling peg (NdR:es un sistema de tipos de cambio definido por dos principales características: un valor nominal fijo de la divisa que es frecuentemente revisado y ajustado debido a factores de mercado como la inflación; y una banda de tipos en la cual puede fluctuar), por ejemplo, o para evitar mayor incidencia de China, adelantar los desembolsos, sin cambiar lo existente y sin pedir cambios profundos, al menos a esta gestión de Gobierno”.