El servicio de transporte urbano e interurbano continúa sumando quejas de los usuarios que dependen lamentablemente del mismo a diario, afectados por diferentes problemáticas.
En las últimas semanas, desde diversos puntos de la capital provincial, Garupá y Candelaria, los reclamos apuntaron al sistema de cobro de los boletos, situación que se complica cada vez más por la postura que tomó el sector empresarial que domina el mercado local, de dejar de entregar nuevas tarjetas plásticas para el funcionamiento del SUBE Misionero; a lo que se suman las “caídas del sistema” que afectan a los puntos de recarga y obligan a los sorprendidos pasajeros a tener que pagar los viajes con el precio más caro del boleto en efectivo.
Sin olvidar que obligan de forma compulsiva al pago con el uso de la aplicación QR de teléfonos celulares, que los propios pasajeros cuestionan por inoperancia y proque representa riesgos de seguridad.
Desde el sector empresarial insistieron, y presionan, para que el sistema de pago casi exclusivo sea con la aplicación digital, argumentando que no hay más plásticos en el mercado. La idea no termina de convencer a la mayoría de los usuarios, por la retención que impacta al subir a los colectivos, que llegan a los $100, siendo que el monto que el sistema debe devolver al momento del descenso del pasajero en algunos casos no sucede, según denunciaron en diferentes ocasiones.
Y la confusión también sobresale cuando los usuarios descubren que el sistema QR no funciona en todas las líneas que recorren las calles y avenidas posadeñas, debido a que el Grupo Z todavía no acepta brindar las herramientas necesarias para la incorporación de la empresa que tiene la minoría de colectivos en circulación.
Bajarse del colectivo por no poder pagar
En relación a esto, Ana Monges, integrante del club “Vivir la Vida” de Garupá, contó que “el pasado sábado a la tarde salí a comprar frutas, verduras y otras cosas, y me quedé con solamente 20 pesos en la cartera. Pero yo tenía la aplicación (del dispositivo móvil) para usar. Por eso, cuando quise ir a la Iglesia, me subo a la línea 23 en una parada por calle Junín y buscaba para pagar con la aplicación”.
Luego de avisar al chofer que no encontraba dónde pasar el lector QR, la respuesta fue que el colectivo no tenía ese sistema. “Entonces pregunté qué tenía que hacer para viajar. Me dijo que tenía que pagar (en efectivo), pero yo no tenía plata. Le pedí que me lleve hasta la iglesia porque enfrente hay un cajero automático para sacar esa plata. Pero igual me dijo que tenía que bajarme. Tuve que viajar en remís. Yo tengo 75 años”, cuestionó la mujer angustiada por la actitud del trabajador del volante.
Al mismo tiempo, dirigió sus cuestionamientos a Servicios Urbanos SA, al señalar que “yo perdí mi SUBE Misionera. Entonces pedí que me hagan otra tarjeta, pero en vez de eso me habilitaron el sistema QR en mi teléfono celular. Me dijeron que no tenían para imprimir una tarjeta nueva”.
Debido a esto “ahora necesito tener tres manos para viajar en colectivo con el celular a la vista, porque no hay seguridad (ante los casos de robo). Hay que usar el teléfono para marcar al subir y también al bajar. Y nadie nos dijo que este sistema no funciona en todos los colectivos”, apuntó en declaraciones a los medios de prensa.
“El uso se ha complicado”
Cabe recordar que días atrás la “Mesa Unida Contra el Ajuste” caracterizada por ser un espacio multisectorial de debate y discusión, ha plasmado en un comunicado una serie de puntos a resolver y reclamos contra la empresa de colectivos, los cuales surgieron durante una reunión llevada adelante en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de Posadas, en la que participaron centros estudiantiles, comisiones barriales y ciudadanos de distintos sectores.
Es que la afectación como las críticas alcanzan a todos los sectores que dependen del Grupo Z para viajar.
En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, Jorge Sebastián Almada, docente e investigador de la facultad mencionada, comentó sobre los resultados del encuentro que “nos preocupa esto que viene pasando hace tiempo y se intensificó con la introducción compulsiva del uso de una aplicación para el acceso al transporte”.
“A partir de la aparición compulsiva de la aplicación (digital) entendemos que en lugar de facilitar se ha complicado el uso muchas veces”, criticó y agregó: “Pedimos que la aplicación sea una posibilidad pero que no sea la única forma de acceder”.