Con una matrícula de 120 alumnos y alrededor de 40 docentes, el Instituto Superior “Andrés Guacurarí”, situado en el corazón del barrio Itaembé Miní, inauguró su propio edificio escolar y presentó su propuesta pedagógica disruptiva, innovadora de cara a los desafíos de los profesionales del futuro.
El establecimiento abrió sus puertas con los cuatro niveles educativos: Inicial (sala de 3, 4 y 5 años), Nivel Primario, Secundario, y Nivel Superior, con la tecnicatura Superior en Seguridad Ciudadana y Perito Superior en Investigación Criminalística.
El licenciado Rubén Verón, representante legal del Instituto, señaló: “Estamos iniciando un proceso presencial de un proyecto en el que veníamos trabajando desde la virtualidad. Comenzó hace dos años con plataformas digitales para desarrollar el proyecto misionerista de educación. Pensamos que, como jurisdicción, Misiones enriquece el desarrollo curricular de la educación, a través de la tecnología, la innovación educativa y la disrupción, vinculada al sistema educativo, y tratamos de plasmar eso en un proyecto pedagógico, abarcativo, que permita que los niños y adolescentes, se vinculen a este proceso”.
Estar preparados
Indicó que el espacio de definición institucional del Instituto Superior Andrés Guacurarí “será la tecnología y la robótica, de manera tal que, un niño de sala de 3, comience a desarrollar habilidades en esta temática. Queremos que en estos años de permanencia de manera secuencial, conforme a la edad del niño, y a medida que avance, vaya adquiriendo conocimientos que le permitan aprovechar lo que Misiones les brinda a los jóvenes a través del Silicom, el Polo Tic. Hablamos de insertar a los niños en este proyecto que tiene Misiones y que es una gran oportunidad que todavía no está aprovechada, al menos no al 100%”.
Para eso, es necesario formar a los niños y también a los docentes. Y en esa línea existen dos proyectos de formación docente: uno de Nivel Inicial y otro de Nivel Superior, que vinculan la formación docente a estas especificidades de la tecnología y de todo lo que implica la gestión del desarrollo digital.
“Buscamos tratar de construir ciudadanos digitales, que los niños aprendan el correcto uso de las redes sociales, de los medios de difusión, a través de un proceso que dura quince años dentro de una institución educativa; desde que ingresan a sala de 3, hasta que concluyen el secundario. El joven debería salir preparado para adoptar cualquier tipo de carrera universitaria, las conocidas y las nuevas que van a aparecer, porque en quince años se va a abrir un mundo de posibilidades. Entendemos, a través de los especialistas, que hay que formar todo un proceso, por eso arrancamos desde el Nivel Inicial y, entendemos que este proyecto educativo tiene que ser un vínculo entre la institución y la comunidad”, agregó Verón.
Insistió con que Misiones está un paso adelante respecto a otras jurisdicciones en lo que tiene que ver con la tecnología y el desarrollo tecnológico, “por eso decimos que es la primera provincia startup. Y vemos que Posadas se convirtió o se está convirtiendo en una ciudad smart, y tenemos que preparar a los ciudadanos para eso”.
Este barrio permite a las autoridades educativas “ese ensamble entre institución educativa y comunidad para comenzar este proyecto, que es un desafío a largo plazo. Lo asumimos desde cero, por eso comenzamos edificando la escuela y los primeros pasos de cada nivel, como para que el crecimiento sea ordenado, y que vayamos trabajando con las mismas familias conforme los chicos vayan avanzando en la escolaridad. Queremos lograr que la comunidad educativa – escuela y familia- sea parte del proceso de crecimiento”.
Trabajo integrado
Natalia Navas, la rectora del Instituto Superior “Andrés Guacurarí”, adelantó: “Como estamos insertos en la comunidad del barrio Itaembé Miní, queremos generar propuestas que puedan ser trabajadas por la escuela y la familia de manera conjunta. A través del interés de los niños y los jóvenes se está proyectando crear talleres a contra turno como otra oferta para acompañar esta trayectoria escolar de nuestros estudiantes”.
“Sabemos que tenemos todas las capacidades y potencialidades en nuestros jóvenes, por eso queremos aprovecharlas. Nos planteamos un modelo de educación, un modelo de aula diferente, dinámica. Tenemos el Espacio de Definición Institucional (EDI), que va a trabajar robótica e informática, pero queremos que las otras asignaturas y unidades curriculares se complementen en el trabajo por proyectos. Entonces, vamos a implementar proyectos educativos que integren a la comunidad y a toda la institución sobre todo los niveles. Queremos trabajar de manera integrada e interdisciplinaria”, explicó.
Guadalupe Dwojak, docente de historia y formación ética y ciudadana, contó que desde el espacio de ética van a abordar lo que son los valores, el ser ciudadano y, teniendo en cuenta que la escuela estará orientada a la robótica, vamhablarán de la ciudadanía digital, el respeto en las redes, los derechos y obligaciones en las redes .
Cuando preguntaban a los alumnos qué esperaban ellos de este espacio, respondían: “Saber cómo me voy a comportar en Twitter, en Instagram, en Facebook”. Se referían también a unos jueguitos que son a través de llamadas, y planteaban sobre el vocabulario y cómo tratar al otro.
Desde el espacio de historia, en primer año verán la prehistoria. “Pero quiero proponer al colega de tecnología y robótica tratar de usar inteligencia artificial para recrear a nuestros antepasados, innovar desde la clase de historia para que no sea expositiva, sino que los alumnos puedan crear desde la computadora la línea de tiempo”, dijo, quien transita por su segundo año de docencia.
“Estar con un primer año en una escuela que recién se inicia es todo un desafío, teniendo en cuenta que es una orientación nueva. Es una emoción poder formar a estos nuevos ciudadanos presenciales y digitales”, concluyó.