No sólo faltan meses antes de llegar a la primera cita con las urnas a nivel nacional. Antes, para llegar con chances, el Gobierno debe recorrer buena parte del camino que hizo hasta ahora y que estuvo signado por la crisis.
Resolver al menos algo (inflación, reservas, salario, pobreza, etcétera) se torna imperioso no sólo por los argentinos, sino que también lo es si lo que se busca es tener verdaderas aspiraciones de victoria.
Sin embargo, aun cuando están muy lejos de tener una buena cuota de la crisis resuelta, ya son varios los precandidatos que, directa o indirectamente piden encabezar la fórmula de cara a las elecciones de octubre.
La mesa política del Frente de Todos realizada la semana pasada sirvió para que a todos sus integrantes les quedara claro lo lejos que se encuentran de un acuerdo político y, frente a esa realidad, los precandidatos se anotan solos para ver qué resultados recogen.
Daniel Scioli, por caso, ensayó ayer una semi-presentación al declararse apto y con ganas. Todos los días alguno de los alfiles del presidente Alberto Fernández se refiere a la necesidad de un segundo mandato.
El kirchnerismo activa su operativo clamor por un retorno de Cristina Fernández y/o, en su defecto, impulsar la figura de Wado de Pedro. Sergio Massa dice abiertamente que es incompatible ser ministro y candidato, pero su vice arma hilos de Twitter de madrugada para declarar a su jefe como el que resuelve la crisis económica.
De su lado, la oposición arma cónclaves en distintas provincias, se toma fotos con gestos de unión, pero a los pocos minutos resurgen los gestos de internas ácidas.
Nadie lo dice abiertamente, nadie declara ser candidato, entienden que no es el momento de decirlo y que las condiciones aún no están dadas. Sin embargo, ya están en carrera…