Lo que parecía ser uno de sus tantos viajes “a dedo”, terminó en una pesadilla. Es que Gabriel, un joven bonaerense que recorre el país como mochilero, vivió un momento de terror mientras se encontraba de visita en la provincia de Misiones.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el joven contó los minutos de temor que sufrió este sábado pasado en Aristóbulo del Valle.
Comenzó contando que “fui a la oficina de turismo para que la guía me aconseje como llegar a (camping) Piedras Blancas, porque me dijeron que era un lugar muy lindo para visitar”. Como es habitual en él, se paró a la vera de la ruta nacional 14 para hacer dedo, con la esperanza de que un conductor solidario lo acerque al destino turístico de la ciudad.
Seguidamente, explicó que paró una camioneta (aunque no mencionó marca, color o patente). “El conductor parecía una persona amable, entablamos una conversación”, dijo. Sin embargo, acá comenzó la pesadilla.
El hombre manejaba pero en un momento se desvió del camino, se salió de la ruta 14 y lo llevó “a la casa de dos amigos de él, el lugar está enfrente de una universidad (refiriéndose al Instituto Superior de Formación Docente “Cecilia Braslavsky”), casi a 200 metros de la ruta 14″, recordó. Allí, lo esperaban dos amigos del hombre, quienes “tomaban cerveza y bromeaban”, rememoró.
Luego, el chofer le dijo que no lo iba a llevar a Piedras Blancas, sino que “me iban a llevar a un lugar que yo desconozco”, relató. Los pelos se le erizaron cuando el “líder” del grupo sacó un arma de fuego. Era un revólver calibre 38 y tenía todas las municiones en el tambor, “porque él se jactaba de tenerla”, recordó el joven oriundo de La Plata que es estudiante de la carrera de periodismo.
En ese momento, con arma en mano, le preguntaron si tenía dólares, en una clara intención de asalto. Ni lerdo ni perezoso, el joven reaccionó en menos de un segundo y emprendió una corrida digna de récord hasta llegar a la ruta 14 nuevamente. Mientras, los hombres lo amenazaron con encontrarlo, contó Gabriel.
Mirando a todos lados, con una plegaria para que sus “captores” no lo encuentren, se puso a hacer dedo otra vez para que algún auto pare y lo saque de allí. “Nadie frenaba”, dijo. Desesperado, pidió ayuda en una casa de la zona y una familia lo salvó. Pálido y temblando del susto, pidió que llamen a la policía. “Trataron de calmarme y me dieron una botella de agua, hasta que pudieron llamar al comando de Aristóbulo”, contó.
Al llegar los agentes, Gabriel explicó lo padecido. En esa línea, mencionó a este Diario que pudieron identificar la casa pero no a los delincuentes, ya que se habrían fugado del lugar. Igualmente, expresó que “aparentemente la cámara de monitoreo antes de la rotonda donde es la entrada al pueblo, registró su patente y el momento que yo subí (a la camioneta) pensando que era un vecino solidario”.
El joven fue escoltado hasta la terminal de ómnibus de la localidad y se fue hacia Oberá, ya que desde allí había arribado a Aristóbulo del Valle. En la Capital del Monte también realizó una exposición policial en la comisaría 1ª, por temor. “Les pedí por favor que se comuniquen con la comisaría de Aristóbulo para que pueda tener la tranquilidad que a esta persona la pudieron arrestar”, suplicó.
“Quiero compartir esto con ustedes porque va a servir para todos aquellos que a veces salen de mochilero y como en este caso, hay riesgos, gracias a Dios que yo pude escapar y que los vecinos de Aristóbulo inmediatamente me ayudaron”, expresó tras el difícil momento que vivió.
Agregó que sus agresores “prácticamente tenían intenciones de amedrentarme con el arma y podría haber sido un secuestro o me hubieran robado mis pertenencias”.
A su vez, adicionó que “quiero que la policía los encuentre y los vecinos de Aristóbulo del Valle puedan estar tranquilos”.