Para Mauricio Mercol, y teniendo en cuenta el pedido fiscal y de la querella con respecto a los ocho rugbiers acusados de matar al joven Fernando Báez Sosa en Villa Gesell, “la pena de prisión perpetua y que seguramente tendrán los principales imputados de agredir y matar a la víctima, me hacen pensar que los asesinos de mi hijo, de Iván Andrés Mercol, la sacaron barata; que fueron victimarios beneficiados por una parte de la Justicia de Misiones”.
“Acá les otorgaron la libertad. Están trabajando y viven su vida como si nada; pero hay algo que siempre serán, criminales y asesinos”, afirmó Mauricio, quien accedió ayer a dialogar con PRIMERA EDICIÓN mientras tomaba un café en una confitería de Buenos Aires, y cuando faltan horas para conocerse el veredicto por el homicidio del joven Báez Sosa.
Al tanto de las noticias y del desarrollo del debate por el hecho ocurrido en Villa Gesell el 18 de enero de 2020, Mercol expresó: “Lo sigo por televisión, y cuando uno observa lo que ocurrió naturalmente lo primero que se nos viene a la cabeza es lo de Iván, la diferencia es que a Fernando (Báez Sosa) lo agredieron entre ocho, y a mi hijo entre dos; pero hay una similitud y es que fueron directo a pegarles”.
Además, entre los atacantes, en ambos casos “había personas que se dedicaban a andar por la vida golpeando gente”.
“En el hecho de Villa Gesell creo que hasta ellos mismos decían que si no hay pelea no hay buena noche. En el caso de Iván, uno de los imputados era conocido por pelear a la salida del colegio en Posadas y de dedicarse a las artes marciales e ir agrediendo gente, y así terminan, matando a alguien”, afirmó.
“No soy abogado, ni mucho menos. No manejo los tecnicismos legales, pero me parece que de los ocho imputados por agredir a Fernando, los cuatro o cinco que lo atacaron, los responsables de la golpiza que le dio muerte, tienen que seguir presos. La condena debería ser perpetua”, opinó.
Memoria y dolor
Iván Mercol era estudiante universitario. Tenía 22 años y fue muerto a golpes. Dos jóvenes le rompieron el bulbo raquídeo a la salida de un boliche posadeño durante la mañana del domingo 19 de marzo de 2006.
El hecho ocurrido hace tres veranos en Villa Gesell, según manifestó el padre de Mercol a este Diario, les hizo revivir nuevamente la pérdida de su hijo. “De por sí cada aniversario es duro, pero cuando sucedió lo de Fernando Báez Sosa, se dio otra circunstancia similar en cuanto a que los amigos de Iván, familiares y allegados nos empezaron a enviar condolencias. Estos recordatorios se fueron sucediendo durante el desarrollo del debate en Buenos Aires. Se revivió todo, porque todo el mundo notó las coincidencias. Aunque lo nuestro no trascendió tanto, no fue tan mediático”.
Luego y respecto al peregrinar que tuvo la causa por el crimen de Iván Mercol en el Tribunal Penal 1 de Posadas, indicó: “Según mi modo de ver, nosotros tuvimos mala suerte. El juicio se demoró, fue suspendido cuatro veces, pasó el tiempo y fueron frenando el proceso. En 2014 fueron sentenciados a cuatro años de cárcel de cumplimiento efectivo en un juicio unipersonal en un Juzgado Correccional, pero el Superior Tribunal de Justicia (STJ) revocó dos años después el fallo y condenó a ambos a tres años en suspenso. Si el debate salía de entrada creo que la historia hubiera sido otra”.
“Una calificación más justa”
“El juez Correccional y de Menores, César Raúl Jiménez, en un juicio unipersonal condenó a los asesinos de mi hijo a cuatro años de prisión por el delito de ‘homicidio en riña’, una figura penal que no fue la acertada. Una calificación justa hubiera sido ‘homicidio simple’, por lo que hubieran recibido entre 8 y 25 años de prisión; pero esto hubiera sido posible solamente en el Tribunal asignado al principio, donde incluso la fiscal era la doctora Liliana Picazo”, consignó.
“En el caso de Fernando (Báez Sosa) no sé si a todos les van a dar perpetua, pero insisto en que a los principales agresores les tienen que dar perpetua. Fueron con la intención de pegar. Las coincidencias con el crimen de mi hijo fueron varias. Organizarse para atacar por cualquier motivo, golpear sin causa, lastimar y felicitarse por lo que hicieron. A Iván lo golpearon de la misma manera, no lo patearon en el piso como a Fernando, pero lo esperaron, se prepararon escondidos para atacar y entre dos lo golpearon de manera artera y cobarde en el túnel del boliche. Fueron en forma premeditada”, precisó.
Por último, y recordando Mauricio Mercol que el caso de su hijo dio paso a la sanción de la Ley de Nocturnidad en la capital misionera (2006), afirmó que pese a ello, e incluso si se dan duras penas a los rugbiers, “no creo que por ahora cambie la actitud de algunos jóvenes en la noche. Es una triste realidad, porque hay chicos que salen a divertirse y nunca salen a pelear, como era el caso de Iván”.