El Tribunal Oral en lo Criminal 1 de la localidad bonaerense de Dolores dará a conocer mañana lunes 6 la sentencia del juicio a los ocho rugbiers acusados de matar a golpes y patadas a Fernando Báez Sosa durante la madrugada del 18 de enero de 2020, a la salida de un boliche de la localidad balnearia de Villa Gesell.
El fallo de María Claudia Castro, Emiliano Lázzari y Christian Rabaia se conocerá a partir de las 13 en el primer piso de los tribunales dolorenses, donde se realizó el debate oral por el crimen entre el 2 y el 26 de enero último.
Los magistrados definirán la situación penal de Máximo Thomsen (23), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23), Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23), y Luciano (21), Ciro (22) y Lucas Pertossi (23), imputados por el delito de “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”, que prevé prisión perpetua como pena.
Los ocho aguardan alojados en la cárcel de Dolores acusados de asesinar a Báez Sosa a la salida del boliche Le Brique, luego de un incidente en el interior del local con un grupo de amigos de la víctima fatal.
En sus alegatos, tanto los fiscales Juan Manuel Dávila y Gustavo García como los abogados querellantes Fernando Burlando y Fabián Améndola consideraron acreditada la responsabilidad penal de los imputados.
A partir de los elementos de prueba incorporados en la instrucción del caso y de las declaraciones de 87 testigos, en las 13 audiencias de testimonios, en las que fueron exhibidos además videos que registraron el ataque y pericias de ADN y sobre los teléfonos de los acusados, sostuvieron la figura del “homicidio doblemente calificado, en concurso ideal con lesiones leves”, por los golpes que sufrieron los amigos de Báez Sosa que intentaron ayudarlo.
En ese sentido, ambas acusaciones pidieron que los ocho jóvenes sean condenados a prisión perpetua, porque consideraron que fueron coautores del crimen.
Entendieron que todos ellos golpearon al joven asesinado, a diferencia de lo que indicaba el requerimiento de elevación a juicio, que apuntaba solo a cinco de ellos como agresores directos, aunque acusaba a todos los miembros del grupo por la presunta “coautoría funcional” del hecho.
En su alegato, los fiscales señalaron que “no hubo roles, sino que todos hicieron todo, todos se pusieron de acuerdo para matar a Fernando, todos lo golpearon”.
Burlando adhirió a la fiscalía y sostuvo que todos los imputados tuvieron la “voluntad de matar, planearon una cacería humana y la víctima fue fusilada a golpes y patadas. La imagen de Fernando de rodillas pidiendo clemencia. Esa es la imagen que para esta representación justifica ni más ni menos el pedido de prisión perpetua para los acusados”.
Precisó además, que tras la expulsión de ambos grupos de Le Brique “hubo un acecho” a Fernando que duró poco más de siete minutos, y a partir de las 4.44.30 del 18 de enero, se produjo el ataque, que duró 45 segundos, “A las 4.45.15 los acusados consumaron el homicidio”.
Defensa: “Homicidio en riña”
El defensor de los imputados, Hugo Tomei, consideró por su parte en su alegato, el 26 de enero, que todos ellos deberían ser absueltos por la “incongruencia” entre la acusación original y la planteada por la fiscalía al momento de pedir la pena.
Pidió además, que en caso de ser condenados por el tribunal, el hecho sea encuadrado como un “homicidio en riña”, que prevé una pena máxima de seis años de prisión, lo que permitiría a los imputados acceder casi de manera inmediata a la libertad condicional, por los tres años que llevan con prisión preventiva.
Tomei planteó subsidiariamente ante el TOC que se consideren las figuras de “homicidio simple con dolo eventual”, con una pena de ocho a 25 años, o de “homicidio preterintencional”, de tres a seis.
Se refirió también a la “impronta mediática inigualable que tuvo el caso” desde la madrugada del crimen, que lo ha transformado en “un paradigma de lo que no debe ocurrir (…) Con horas y horas de videos, constancias del expediente expuestas en las redes sociales, en canales de televisión”.
“Represento a ocho condenados por el poder mediático, por la sociedad, y considero que es otra forma de presionar al Poder Judicial y obtener una sentencia que tiene que ver con el criterio de la opinión pública”.
Los acusados siguieron presencialmente todas las audiencias del juicio y se adelantó que harán lo propio durante la lectura de la sentencia.
Thomsen, Cinalli, y Ciro, Lucas y Luciano Pertossi declararon ante los jueces a partir de la segunda semana de audiencias, mientras que Comelli, Viollaz y Benicelli optaron por no hacerlo.
Los ocho pidieron de todos modos “disculpas” a la familia de la víctima al expresar sus últimas palabras antes de que los jueces dieran por cerrado el debate oral, manifestaron estar “arrepentidos por el hecho”, y algunos de ellos aseguraron que “no hubo ningún plan de matar”.
Graciela Sosa, la madre de Fernando también expresó sus palabras finales ante el tribunal: “La verdad que nunca pensé que estaría en este lugar. Siempre pensé que algún día mi hijo se recibiría y estaría viendo cómo él defendería a la gente, pero nunca que estaría presenciando el asesinato de mi hijo. Que paguen lo que hicieron”.
Los ocho rugbiers acusados de matar a Fernando Báez Sosa
Nació el 27 de noviembre de 1999, lo apodan “Machu”. Se formó como rugbier en el Arsenal Zárate Rugby y jugaba en el CASI desde 2017. Estudiante del profesorado de educación física y quería ser kinesiólogo de alto rendimiento.
Fue sacado por la fuerza del boliche Le Brique y señalado por testigos como uno de los que pateó en la cabeza a Fernando, ya caído en el suelo. Al declarar ante el tribunal dijo: “Jamás tuve intenciones de matar”, que reaccionó “tirando patadas ante una piña en el rostro”, y admitió que era suya la zapatilla con sangre de la víctima que dejó su impronta en el rostro de Báez Sosa.
Fue señalado como quien involucró falsamente al remero Pablo Ventura, sobreseído días más tarde.
En sus últimas palabras sostuvo: “Ojalá pudiera volver el tiempo atrás y revertir todo esto. Estoy muy arrepentido”.
Nació el 25 de febrero de 1999, es el mayor del grupo y es primo de Luciano y Ciro. Es técnico en seguridad e higiene. Filmó con su iPhone el momento en que fueron expulsados del boliche y el inicio del ataque, hasta que dejó de grabar (según la fiscalía) para sumarse a la agresión.
Tras el crimen, envió un audio al resto de los imputados: “Estoy acá cerca donde está el pibe y están todos ahí a los gritos, está la policía, llamaron a la ambulancia… caducó”. Al declarar en el juicio en la última audiencia, dijo que solía grabar distintas escenas con su celular, y por eso lo apodaban “Croniquita” e “Intento de influencer”. Según la fiscalía: “Aparte de agredir a Fernando, también libera la zona a los efectos de que el ataque se pueda realizar”. Pidió disculpas a la familia de Fernando: “Estoy muy arrepentido por todo lo que pasó, nunca tuve intención de matar a nadie”.
Nació el 9 de mayo de 1999. Es técnico electromecánico. Es el único del grupo que no tenía teléfono celular al momento del viaje a Gesell.
Para la fiscalía fue quien dio “la señal de ataque”. El abogado Fernando Burlando, representante de los padres de la víctima, apuntó en el mismo sentido: “Procede a dar la orden que iniciará el ataque: ‘Es ahora, vamos, es ahora’”.
Testigos lo identificaron como uno de los que evitaba que Fernando fuera ayudado. El fiscal Juan Manuel Dávila sostuvo: “No hay ninguna duda de que fue otro de los agresores directos”, lo que guardaría relación con lesiones que presentaba en los nudillos al ser detenido. Optó por no declarar durante el juicio.
Al momento de las últimas palabras, pidió “perdón a la familia de Fernando” y se mostró “muy arrepentido de todo”.
Nació el 8 de mayo de 2000. Testigos los identificaron como uno de los primeros en golpear a Báez Sosa frente al boliche. Para Fiscalía y Querella le dio una “trompada a traición” y siguió pegándole en el piso. Imágenes lo muestran “chuparse los dedos con sangre”.
Casi una hora y media después del ataque, escribió en el grupo de Whatsapp que compartía con los demás acusados: “Chicos, no se cuenta nada de esto a nadie”. Hallaron sangre de Fernando en su pantalón. En el juicio confirmó que aparecía en uno de los videos que captaron la agresión, pero dijo que no pateó a la víctima porque advirtió que estaba tirada en el piso y se contuvo. “Este chico soy yo. Y quisiera aclarar que esa patada no la doy, me freno antes”. Pidió perdón a la familia de Fernando en sus últimas palabras, dijo estar “arrepentido” y que es “muy feo de lo que nos acusan”.
Nació el 29 de enero de 2002, es el menor del grupo. Es hermano de Ciro. Fue reconocido como uno los agresores de Fernando.
Una joven declaró en la causa que fue quien dijo “quedate tranquilo que me lo voy a llevar como trofeo”, mientras golpeaba a la víctima en la cara. Rastros de sangre de Fernando fueron hallados en prendas suyas. En las filmaciones exhibidas se ve que participa de la golpiza.
Fue el primero en romper el silencio en el juicio, solo para negar que fuera quien aparecía en esas imágenes. En las últimas palabras, pidió perdón a los padres de la víctima, y dijo que “nunca” quiso “participar en una pelea en la que fallezca una persona”.
“Pido mil disculpas por todo lo malo. Lo que ustedes decidan va a ser lo correcto. Le pido a Dios que sea algo bueno para todos”, expresó ante los jueces.
Nació el 25 de febrero de 2000. Al ser detenido presentaba un “hematoma sobre el labio inferior”. Lo reconocieron como el otro imputado que agredió inicialmente a Fernando, en su caso desde la izquierda.
Un amigo de la víctima declaró que ese golpe “lo dejó arrodillado”. Para la acusación, con esa agresión “casi al unísono” Comelli y Ciro Pertossi lograron “tomarlo desprevenido”.
Antes de los alegatos, el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) incautó su teléfono celular y el de Blas Cinalli, por presuntas interacciones con cuentas que los apoyaban en Instagram. Fue uno de los tres que no declaró en el juicio.
En sus últimas palabras ante el tribunal, pidió “perdón a la familia” de Fernando y también a la suya, y a “todas las personas afectadas por este hecho aberrante”.
Nació el 18 de abril de 2001. Fue el único que no fue mencionado puntualmente por ningún testigo, pero rastros de su perfil genético fueron hallados debajo de una uña de la víctima fatal.
Para la fiscalía fue uno de los agresores directos.Tras el crimen intercambió mensajes con un amigo, a quien escribió: “Nos peleamos. Ganamos contra unos chetos, los rompimos, creo que matamos a uno, le dimos murra a uno con el ‘perto’, lo recagamos a palos, pero mal”. “Nos vinimos corriendo a la casa, yo sólo quiero tomar vino y fumar flores”. Al declarar, dijo que “no hubo ningún plan” y que “en ningún momento” le pegó a la víctima. En sus palabras finales, sostuvo: “Quiero pedir disculpas a todas las personas afectadas por lo que pasó. Es algo que duele muchísimo”. Su celular fue secuestrado junto al de Comelli por el SPB antes de los alegatos.
Nació el 5 de noviembre de 1999. Trabajaba en un taller de chapa y pintura en Zárate. Fue quien abrió la puerta a la policía a las 10.30 del 18 de enero de 2020, cuando se ordenó la aprehensión del grupo en la casa que alquilaba en Gesell. Utilizaba rodete al momento del crimen.
Un testigo lo ubicó a partir de ese rasgo como un “agresor directo de Fernando”, otro lo situó “agrediendo también a un amigo” y un restante lo identificó como quien le gritaba a la víctima “a ver si volvés a pegar, negro de mierda”.
Tampoco declaró durante el debate oral, y solo se expresó al momento de las últimas palabras: “Quiero pedir perdón a la familia de Fernando. Nunca quise que esto pasara. Nunca tuve la intención de matar a nadie. Todos los días lo pienso. Ojalá pudiera volver el tiempo atrás”.
Télam y medios digitales