Después de años de denuncias sobre la presencia de “pirañas” que se dedicaban a coimear a quienes son sometidos a largas esperas para cruzar el puente internacional entre Posadas y Encarnación, la Policía Nacional paraguaya decidió hacer lo que debe.
Así, lograron la detención de tres coimeros que, incluso, amenazaban a quienes no accedían a pagar por el “favor” para pasar más rápido el San Roque González de Santa Cruz sobre el río Paraná hacia Misiones.
En la vecina orilla hay esperanza de que no haya sido un control de un solo día o dos, sino que se sostenga en el tiempo hasta que logren terminar la gran playa de espera a pocos metros de la cabecera paraguaya del viaducto internacional.
Así como se comenzó con el control de los pedidos de coimas en la cola del lado itapuense, ¿se hará lo propio del lado argentino? Durante diciembre, mes en que han pasado muchas más personas que de costumbre, no faltaron quienes también se vieron abordados por los oportunistas que ofrecían lugares en las filas sobre la costanera posadeña a cambio de dinero.
Sin embargo, no hubo información sobre controles que hayan cuidado de quienes también tuvieron que hacerse de mucha paciencia para poder cruzar hacia Encarnación.
En este Mercosur que parece más ficticio que de costumbre, a partir de estas malas experiencias, el cruce por el puente San Roque González debiera ser un trámite mucho más ágil, alejado de ser un padecimiento para argentinos y paraguayos.
Así, no habría contexto que facilite el accionar de delincuentes que hacen del sufrimiento ajeno, su buen pasar. Para esa solución definitiva, parece no haber iniciativas.