A veces pasa que sabemos cómo son las cosas, vemos la panorámica desde lejos y podemos darnos cuenta lo que está pasando, descifrar el final de la película, solemos decir: yo a esta historia ya la conozco, entonces sabemos de antemano qué es lo que tenemos que hacer, para lograr los mejores resultados, el crecimiento personal y propiciar el de los demás. ¿Cierto?
Sin embargo, como también sabemos el dolor que implica tomar ciertas decisiones o dar ese paso que va a producir los cambios que aún no nos animamos a provocar y a vivir, la estiramos, miramos para otro lado, nos hacemos los sonsos y evitamos por todos los medios no levantar sospecha, pasar desapercibido como el níspero que en medio de cualquier patio, parque o espacio natural sudamericano y/o mediterráneo se desarrolla como si fuera cualquier otro occidental. (1)
Cuando una especie vegetal sale de su área de distribución natural, vinculada a su centro de origen, porque se la traslada con nuestra ayuda, directa o indirectamente, surge para ella la oportunidad de colonizar nuevos ambientes, donde será probable que no tenga que competir por el espacio y los nutrientes con la misma fuerza que lo hacía allí donde anteriormente vivía.
De hecho en esa colonización le puede ir tan bien que desde una perspectiva botánica y ecológica pueda considerarse como naturalizada, y esa denominación surge porque ya es tan común su presencia como si hubiera vivido siempre por aquí, como lo notaron para Misiones y Argentina los investigadores Delucchi y Keller, en el año 2010, quienes mencionan que se escapó (probablemente ayudada por nosotros u otros animales) de cultivo en la Capital Federal y provincia de Buenos Aires (2), llegándose a naturalizar en los bosques ribereños de Punta Indio, provincia de Buenos Aires.
En las provincias de Entre Ríos y Misiones, suele aparecer en selvas marginales degradadas, bordes de selva primaria, selvas secundarias, capueras y sotobosque de forestaciones.
Curiosamente las especies vegetales que se escapan de su área natural o parcela de cultivo reciben el nombre de ergasiofigofito, abogando justamente a esta situación de salirse de un lugar, área o espacio anteriormente natural para ella, pero después cuando ya está viviendo en el nuevo lugar, para el caso de níspero, recibe el nombre de naturalizada, por su frecuencia abundante y capacidad de adaptación.
¿Eso está bien o está mal? que las especies se adapten y sean bienvenidas y no erradicadas habla bien de ellas, además níspero posee numerosas propiedades nutritivas, medicinales, ornamentales, con su madera se construyen instrumentos musicales. El Níspero se adaptó, se lo usa, cultiva y reproduce para bien. Ahora, sigo sin responder si está bien o está mal, pasa que, entre los mecanismos de supervivencia, no hay reglas y además las plantas no entienden de moral.
Mejor ir viendo de dar el paso, tomar la decisión, decir que sí o decir que no, después de todo, con níspero podemos ver que tal vez, después de ser ergasiofigofito y pasar a naturalizados, pasar a la acción, puede llevarnos justo al lugar y/o situación donde también podemos estar.
Con tantas propiedades, es difícil que nos quedemos sin hacer nada. Dar un paso para estar mejor, así suena el viento entre las ramas de níspero.