La reconocida motivadora Tuti Furlán en su correo dominical nos compartió una herramienta para estar y sentirnos bien. Recordó que durante mucho tiempo ha compartido ideas y reflexiones que giran en torno a la actitud, de cómo transformar esa disposición interior que todos tenemos hacia las cosas, las personas, la vida y las experiencias.
¡No parece fácil!, sobre todo cuando por tanto tiempo nos hemos dicho que “el trabajo es tedioso”, que “hay que soportar a la pareja”, que “la situación actual es difícil o dura” y cosas por el estilo.
Le hemos cedido el poder a lo que pasa afuera de nosotros. Si el día está soleado sonrío y respiro profundo. Si no hay tránsito en la ciudad llego de buen humor al trabajo. Si mis hijos obedecen no hay gritos ni desesperación de mi parte. Si cierro el negocio con mi cliente regreso a casa de buen humor.
¿Puedes identificar algunas cosas que te ponen “de buenas” y algunas que te ponen “de malas”? ¿Ves cómo les cedes el poder a estas cosas? ¿Tu actitud depende de cómo resultan estas cosas?
En resumen te digo: la actitud (o lo que la mayoría de nosotros llamamos actitud) es un grupo de comportamientos que reflejan un estado interno. Ese estado interno, resultado de nuestros pensamientos y emociones, lo podemos modificar independientemente de lo que suceda afuera.
Hay muchas formas de hacerlo, una de ellas es: ¡No te pelees con el mundo! Y en su lugar, haz lo que tengas que hacer (sin pelearte con el mundo). Generalmente, nuestros momentos de “mala actitud” (que todos tenemos) resultan ser consecuencia de un pleito interno que estamos teniendo.
Desde nuestra perspectiva, algo debería cambiar, alguien debería hacer algo diferente, la situación podría ser mejor, no deberíamos estar donde estamos o no deberíamos estar haciendo lo que hacemos.
Cuando estamos sintonizados desde adentro con la queja, la pelea, la crítica, el juicio o la exigencia ¡nos estamos peleando con el mundo o con la vida tal cual es!
Prueba esta semana, atraparte en alguno de esos momentos de “mala actitud”; detente y obsérvate: ¿Cuál es tu pleito? ¿Contra quién? ¿Qué pasa en ti, cómo actúas cuando mentalmente estás en la queja y el reclamo? ¡Obsérvate! Así nos damos cuenta de lo mal que nos gestionamos creyendo que lograremos algo favorable. No nos damos cuenta el daño que nos provocamos por no hacernos cargo de nuestros procesos internos. ¡Prueba hoy!