Este domingo estamos celebrando un día muy especial, rendimos honor a todas aquellas personas que han transmitido la vida, y que siguen asumiendo esta hermosa vocación y don de la maternidad. El festejo del “Día de la Madre” es una oportunidad para reflexionar sobre este don que es un regalo de Dios para toda la humanidad.
Celebrar el Día de la Madre es una invitación a honrar la vida. Cada mamá, representa el don de la vida, que celebramos en cada nacimiento. La llegada de cada ser, es una experiencia única, llena de ilusiones y esperanzas… nos abre a un Dios de la vida. El “SÍ” generoso de cada mamá, es un regalo para celebrar y para dar gracias a Dios por esta bendición.
La maternidad, física o espiritual, es un rasgo característico de la mujer. Es la persona en su totalidad que se entrega para dar vida, asumiendo la vocación de ser madre, física, emocional y espiritualmente. El ser madre nos abre a un mundo de generosidad y amor que se da por entero para cuidar y sostener una nueva vida.
La maternidad nos invita a reconocer y celebrar esta vocación innata de cuidar y nutrir la vida de los hijos… asumiendo dolor, sufrimientos y sacrificios para seguir dando vida en todo momento. Se trata de una entrega fecunda y total, con paciencia y amor incondicional.
Ellas nos dan el ejemplo de un trabajo incansable, cercano y representan fortaleza en nuestras caídas y desalientos, empujones en nuestros cansancios… pero por encima de todo, la gran capacidad de alegrarse no por lo que sienten y viven, sino por los éxitos de sus hijos. Viven descentradas de ellas mismas, para vivir centradas en el amor hacia los demás.
Cuando celebramos el don de la maternidad, agradecemos a Dios por todas aquellas personas que junto a nuestras madres siguen cumpliendo esta misión de amor y generosidad: las madres adoptivas, tías, abuelas, hermanas mayores, madrinas, familiares, amistades, empleadas, maestras, religiosas, que tantas veces han ocupado ese lugar en nuestra vida sin ser nuestras madres biológicas… A todas ellas las honramos con cariño y vaya nuestro reconocimiento en este día.
También como sociedad es bueno que podamos buscar respuestas a tantas situaciones donde la maternidad corre peligro y está siendo vulnerada ya que en centenares de familias las madres llevan adelante un embarazo en medio de la pobreza y la marginación, sufren violencia, maltrato y muchas veces tienen que enfrentar la vida solas junto a sus hijos…
El mismo Jesús en el anuncio del Reino de Dios tenía una predilección por los niños y mujeres, que vivían en la marginación en aquellos tiempos.
Que nuestra celebración del Día de la Madre, sea una oportunidad para revalorizar este hermoso don como nos dice el teólogo, P José Antonio Pagola: “El reino de Dios consiste en una comunidad donde hay mujeres y varones que, al estilo de Jesús, saben abrazar, bendecir y cuidar a los más débiles. En el reino de Dios, la vida se difunde no desde la imposición de los grandes, sino desde la acogida a los pequeños. Donde estos se convierten en el centro de la vida, ahí está llegando el reino de Dios. Ésta fue, probablemente, una de las grandes intuiciones de Jesús.”
Que el festejo del Día de la Madre sea una nueva oportunidad para realzar el don de la maternidad. Para quienes tenemos a nuestra madre en el cielo, le pedimos que siga intercediendo por cada uno de sus hijos. Para quienes aún pueden disfrutar de su amor incondicional, la valoren. Y que la Virgen María, ejemplo de madre generosa, nos acompañe en este día. A todas las madres que han dicho SÍ a la vida de tantos hijos.
¡Felicidades y bendiciones en esta misión!