Durante los últimos días y con el plazo justo para resolver la situación procesal del único detenido por el homicidio de Roberto Juan Vargas (43), el juez de Instrucción 1 de San Pedro, Ariel Belda Palomar, resolvió la prisión preventiva para el hombre de 35 años sospechado de atacar al vecino a traición, dispararle con una escopeta por la espalda y provocarle la muerte casi en el acto. Todo por una supuesta deuda de dinero.
El domingo 5 de septiembre del 2021, Vargas, su sobrina y su pareja compartían una ronda de tragos en una vivienda del paraje Laguna Azul muy cerca de la localidad de Dos Hermanas. Nada hacía prever el trágico final y mucho menos después, que se conociera los presuntos motivos del homicidio. Un vecino del dueño de casa llegó a reclamar una deuda y enfurecido, con palabras en portugués mezcladas con el español, decidió darle fin a la rencilla.
El imputado es un hombre de 35 años y está acusado por “homicidio simple”. Fue capturado horas después del asesinato y es según testigos directos del hecho, quien le disparó a Vargas en medio de una discusión que comenzó con el reclamo de una vieja deuda de dinero.
“Esto no lo vas a hacer más, hijo de p…” fue la frase antes de apretar el gatillo de una escopeta mientras Vargas intentaba correr hacia el interior de la vivienda, pero cayó desplomado a pocos metros de la puerta de entrada tras sufrir un disparo en el medio de la espalda. Los perdigones le afectaron los pulmones y varios órganos más y finalmente murió desangrado a los pocos segundos.
El sospechoso corrió después de atacar presuntamente o al menos amenazar a la sobrina de víctima y a su novio quienes se salvaron de milagro porque lograron escapar por una ventana lateral de la casa y puerta trasera respectivamente.
A medida que fueron pasando las horas, investigadores obtuvieron relatos sobre la relación previa de amistad y oficios entre Vargas y el detenido ya que ambos se ganaban la vida haciendo changas referentes a la construcción.
Y de estas voces surgió en su momento que Vargas le habría adeudado dinero a su victimario y que este punto derivó en la tragedia, caldeado por alguna otra causa o motivo, tal vez el exceso de consumo de bebidas alcohólicas.
El sospechoso fue capturado al día siguiente en una zona de monte. Residía a unos 50 metros de la vivienda de la víctima, pero al estar plenamente identificado sabía que a ese lugar no podía regresar. Uniformados de Bernardo de Irigoyen montaron varios operativos para su aprehensión y pese a diversos allanamientos, el arma utilizada nunca fue encontrada.
La autopsia del cuerpo de Vargas estableció que tenía perdigones calibre 12 milímetros en el interior y varios órganos afectados, entre ellos los pulmones.
El juez Belda consideró que se cumplieron con todos los procesos en el expediente y le dictó la prisión preventiva al acusado. Fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN indicaron en este contexto que la causa quedó prácticamente a un paso de ser elevada a debate oral y público.