Ubicado en la zona noreste de Garupá el barrio “7 Hectáreas” es uno de los que mayor crecimiento poblacional tuvo en los dos últimos años. Hoy los vecinos de ese lugar reclaman el arreglo de la calle Manuel Dorrego, la única que los conecta con la parada de colectivos más cercana y que en los días de lluvia se convierte en un verdadero lodazal que complica hasta transitar a pie.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, una de las voceras de las vecinas, Carola Amarilla, explicó que “Vivimos hace dos años y medio en este lugar. El inconveniente principal y que nos urge es el arreglo de nuestra calle de acceso, que se llama Manuel Dorrego, y las internas del barrio, que son un horror. Como se encuentran en pésimo estado los vecinos abrieron unos ‘trillos’ para salir a una avenida, por donde los chicos deben caminar para poder ir y venir del colegio, como así también el resto de las personas porque por las calles es imposible salir a esperar un colectivo”.
Y agregó: “eso de tener que andar por los ‘trillos’ es peligroso, genera inseguridad en cualquier hora del día y es por eso que pedimos encarecidamente que nos arreglen el único acceso que tenemos, que es completamente de tierra y no tiene nada de tosca, encima tiene lugares en pendiente lo que hace que cuando llueve en pocos minutos queda muy blando el suelo”.
Al barrio se llega “desde la ruta 12 por el acceso que conduce al centro de Garupá, donde se encuentra el monumento conocido por ‘El Indio’ (monumento a Andrés Guacurarí) y desde allí unos cuantos metros más adelante para llegar hasta la Dorrego. Somos 255 familias las que actualmente vivimos acá”.
Contó Amarilla que “tenemos el servicio de luz y el agua de una perforación que queremos trabajar junto a todos los vecinos y la comisión del barrio para ver si podemos conseguir una bomba de empuje porque la que tenemos es chica, no da abasto.
“Tenemos un tanque de 10 mil litros de capacidad que no alcanza para abastecer a toda la gente y una perforación. Queremos ver la posibilidad de conseguir un tanque más, una bomba de empuje porque nuestro problema estamos viendo que será en este verano que viene, por la demanda que estamos teniendo”.
La bomba “prende a las 4 de la mañana y carga el tanque hasta las 7, que es el horario en que tengo que ir y abrir la llave del tanque y largar para un sector. Después cierro la llave de nuevo a las 11 y carga hasta las 13 y largo para otro sector. Después vuelvo a encender de 18 a 21, carga y mando para el restante. Tuvimos que hacer esa división en tres zonas porque de lo contrario no rinde, no alcanza el agua a cargar”, detalló la vecina quien finalmente pidió a las autoridades “que nos ayuden porque la demanda de agua sigue creciendo y se aproxima el verano. Y la calle necesitamos que la arreglen por seguridad no podemos seguir usando los trillos por los chicos y las mujeres”.