El endurecimiento del cepo a las importaciones implementado a fin de julio, la aceleración de la inflación, la suba de la tasa de interés, la inestabilidad cambiaria que causó la renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía y la falta de dólares generaron un cóctel por el cual se frenará la recuperación de la actividad económica a partir del tercer trimestre del año.
El Estimador Mensual de Actividad Económica difundido esta semana por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) mostró en junio un crecimiento de 1,1% contra mayo, encadenando la tercera suba mensual seguida, y un alza de 6,4% en la comparación interanual, traccionada por un aumento en 15 de los 16 sectores relevados. El sector agropecuario fue el único que verificó en junio una retracción, al caer 4,9% interanual. Así, la actividad económica acumuló en el primer semestre un incremento de 6,3% respecto a igual lapso de 2021.
Tras la buena evolución que evidenció la economía en la primera mitad del año, los economistas pronostican que ese sendero positivo se detendrá en el trimestre posterior, que comenzó en julio. Las consultoras privadas proyectan para el tercer trimestre una caída de la actividad económica que oscilará entre 1% y 3,3%, comparado con el lapso abril-junio.
En Ecolatina prevén que “esta tendencia favorable (de la economía) se haya interrumpido a partir de julio”, mes para el que esperan una contracción en la medición desestacionalizada. La consultora calcula que la actividad económica se contraerá en el tercer trimestre del año cerca de 1 punto porcentual comparado con el segundo.
Santiago Manoukian explicó a iProfesional que las causas de esa retracción son “una aceleración inflacionaria que va haciendo mella en los ingresos de los hogares y sobre las posibilidades de crecimiento de consumo; la suba de tasas de interés que encarece el crédito al consumo y a la inversión, y una mayor restricción a las importaciones, que limita la expansión del mercado interno en términos de cantidades y de variedades y dificulta el aprovisionamiento del entramado productivo”.
Agustín Berasategui, economista de ACM, indicó que para el tercer trimestre del año la consultora estima “una caída de 2% con respecto al segundo trimestre” y lo atribuyó especialmente “a las mayores restricciones a las importaciones” y a “la incertidumbre que se gestó con la salida de Guzmán”.
El economista sostuvo que la fuerte suba de tasas de interés “también afecta el nivel de actividad”, al tiempo que señaló que hacia adelante “se plantean algunas dudas por el cumplimiento de las metas con el FMI, que es uno de los pilares fundamentales para estabilizar la macro y encauzar el crecimiento económico”.
Por su parte, Sebastián Menescaldi, director de EcoGo, comentó: “Estamos previendo en el tercer trimestre una caída de 3,3% contra el segundo, debido al cierre de las importaciones, el aumento de la brecha cambiaria, el impacto de la crisis de la deuda en pesos, y la incertidumbre por la renuncia de Guzmán que paralizó bastante la actividad”.
En cambio, relativizó la incidencia de la suba de la tasa de interés: “Algún efecto tiene, pero no es un gran impacto porque el nivel de crédito en Argentina es muy bajito”.
Claudio Caprarulo, director de Analytica, sumó el factor del recorte de gastos en partidas presupuestarias anunciado por el ministro de Economía Sergio Massa a principios de esta semana.
“El ajuste fiscal en las partidas implica menos gasto público, lo que repercute en los niveles de actividad. Y si no hay, como hubo hasta mitad de año, bonos para compensar a los sectores más vulnerables, eso también indica de forma directa menos niveles de consumo masivo”, fundamentó.
Manoukian concordó al hacer hincapié en “el menor impulso fiscal que va a poder tener el sector público para alentar la actividad económica, como políticas de ingresos u obra pública que son factores que afectarán en el segundo semestre”.
Por su parte, la consultora LCG coincidió que “la inestabilidad experimentada luego de la salida de Guzmán debería empezar a incidir en los próximos meses”, por lo que espera para la segunda mitad del año “erosión de salarios mediante, el freno de la actividad comience a hacerse más palpable”.
“A esto se sumará los efectos de las mayores regulaciones al acceso de dólares para importaciones que tendrá impacto sobre la producción de numerosos sectores, y la renovada presión por conseguir la meta fiscal comprometida con el FMI lo que se supondrá un recorte significativo del gasto en la última parte del año”.
Para Menescaldi, en los próximos meses “lo que pega mucho a la actividad económica es no tener dólares, el límite pasa por ahí”. Por eso, acotó, el Gobierno esta semana anunció que prepara más medidas de control a importaciones de servicios y artículos de lujo.
“Cuando ves los números, la mayor pérdida de dólares fue en parte por bienes, y fue por servicios, así que algo van a tener que hacer. Lo otro que estamos viendo es que lo que está viniendo mal en agosto son las exportaciones del sector agrícola, por lo que cada vez van a tener menos dólares en el corto plazo, y van a tener que racionar mucho más los dólares de importación”, planteó.
En ese sentido, un informe de LCG enfatizó que “el equipo económico tiene que decidir cómo resolver la escasez de divisas que amenaza no sólo con el incumplimiento de la meta de acumulación de reservas del FMI sino con la imposibilidad de sostener el nivel actual de actividad”.
Fuente: iProfesional