De “percepciones” hablaba recientemente el flamante secretario de Comercio de la Nación, Matías Tombolini, cuando intentó restarle gravedad a la escalada de precios de los alimentos que, al fin y al cabo, sufre la mayoría del pueblo argentino. De “sensaciones” habló alguna vez Aníbal Fernández cuando buscó relativizar la creciente inseguridad. “Crecimiento invisible” dijo Mauricio Macri cuando tenía poco y nada para mostrar sobre su presidencia.
Son apenas tres de los casos más conocidos de maquillaje discursivo político, una maniobra que pinta y describe a buena parte de la dirigencia argentina y que marcaron algunos puntos de quiebre de su relación con la sociedad. Si de percepciones, sensaciones y (de) crecimientos se trata, entonces mejor preguntarles a los argentinos que responderán sin vueltas sobre un aumento generalizado de precios, sobre una escalada de robos y asaltos, o de la certeza que tienen cientos de miles de familias acerca del descenso de clase social que les espera a partir de las perspectivas económicas en el corto y mediano plazo.
Por caso vale citar el reciente trabajo de la Escuela IDAES de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), que afirma que 69% cree que bajará de clase social en los próximos meses y un 65% señaló estar de acuerdo con la afirmación de que “no hay tema más importante que la inflación”.
Cuando las encuestas políticas vayan en el mismo sentido de lo que en verdad percibe, siente y proyecta el pueblo, entonces tendrán una agenda segura sobre la que trabajar.