Los jardines maternales de Misiones se mantienen en una situación compleja al no poder sostener la actividad con la constante actualización económica del país. Señalan que para no trabajar en pérdida deberían cobrar el triple de los costos actuales, pero los padres no podrían sostener esto y temen tener que cerrar sus puertas si no se avanza en algún tipo de ayuda o asistencia por parte del Estado.
En comunicación con FM 89.3 Santa María de las Misiones la integrante de la Asociación de Directores de Jardines Maternales Privados (ADIMP), Judith Salom, contó que “la situación sigue complicada. Antes de la pandemia, ya veníamos así, pero la pandemia vino a agudizar la situación económica de los maternales”.
En este contexto, recordó que durante la emergencia sanitaria “se trabajó en un proyecto de ley que tiene como finalidad recibir una asistencia del Estado”, agregó. Este tipo de ayuda económica “es necesaria, porque con las últimas paritarias de los empleados de comercio, nos damos cuenta de que no llegaremos a fin de año. Todos los meses van subiendo los porcentajes, no solamente en sueldos, sino en cargas sociales y ahora la actividad se volvió inviable”.
En Posadas, “hace más de 20 años seguimos los mismos jardines, cuando en la ciudad tenemos un instituto de formación de maestras jardineras”, analizó Salom. Por otra parte, aseguró que en esta actividad “nadie se anima a invertir, aunque la demanda existe en la población”.
En el proyecto de ley presentado en Cámara de Representantes “pedimos que se haga un registro provincial de jardines maternales, que se arme una dirección que nos nuclee y que el Estado brinde una asistencia para cubrir al menos parte de las cargas sociales del personal”, agregó.
Salom detalló que es una medida necesaria en Misiones porque “somos instituciones pequeñas, que albergamos un promedio de entre 70 a 80 niños, pero trabajamos con unos 15 a 20 adultos. Al pertenecer a empleados de comercio, es imposible cubrir los gastos, pero superan los ingresos”.
Como actividad inserta en el ámbito social, recordó que “desde el 2006 la ley de educación contempló el Nivel Inicial a partir de los 45 días, pero se divide en obligatorio y no obligatorio. Hasta los 4 años, aún no es educación obligatoria y por tanto no recibimos asistencia del Estado”.
Entre el reclamo que sostienen desde ADIMP recalcan que “el cuidado en los primeros mil días del niño es tan necesario como lo es la Educación obligatoria, sobre todo teniendo en cuenta que es una edad muy vulnerable, que requiere de un personal capacitado”.
En este sentido, destacó que “los maternales no sólo asisten al niño pequeño, sino que acompañan a las familias en este proceso bastante complicado, porque no es fácil dejar un bebé de unos meses con personas desconocidas. Con el tiempo, se establece un lindo vínculo, pero al principio es complicado”.
En materia de costos detalló que, a partir de agosto y según lo propuesto desde la Asociación, “tenemos un promedio de tres horas diarias a $12.300. Después, por cada hora más al día se cobra unos dos mil pesos más al mes. Por unas seis horas de atención al niño estarían pagando alrededor de 16 mil pesos”.
Respecto a la cantidad de infantes, precisó que “algunas salitas tienen unos 10 niños y una sala de bebés requiere de tres adultos, dos maestras y una circulante. Para fin de año, se calcula que un sueldo promedio va a estar 130 mil pesos, aparte de eso tenemos los impuestos, servicios, el alquiler”.
A esto se suma que algunos jardines maternales incluso brindan alimentos a los niños, por lo tanto, para sostenerse Salom analizó que estos espacios “deberían triplicar lo que cobran”, lo cual no podría ser afrontado por los padres. Además, indicó que en “julio y diciembre todo se multiplica, por los aguinaldos, donde muchas veces terminamos pagando dos o tres veces”.
En esta actividad, “cubrimos franjas de entre 15 a 16 horas diarias, lo cual es muchísimo”, remarcó Judith Salom. Más allá de la asistencia y contención, “todos los jardines tenemos un proyecto educativo”.