En esta ciudad programan continuar con nuevas inspecciones en residencias de adultos mayores para constatar el estado en el que se encuentran. Desde el Observatorio del Adulto Mayor recuerdan a los familiares que deben verificar que estos espacios cuenten con la habilitación y las adecuaciones necesarias para la población geriátrica.
El titular de la Defensoría del Pueblo, Alberto Penayo, explicó a PRIMERA EDICIÓN que “el Observatorio se encuentra activo permanentemente”. En cuanto a denuncias por residencias de adultos mayores, indicó que “el último caso que tuvimos fue en Itaembé Miní, en el barrio Pratt, donde nuevamente localizamos en esta ocasión a una casa de familia, que no estaba preparada, donde querían ocupar este espacio para hacer un geriátrico. Este lugar no reunía las condiciones tanto de la norma anterior, ni de la ordenanza municipal para su vía administrativa”.
Esto ocurrió hace un mes, “donde procedimos a aplicar un proceso y desistieron de la posibilidad de montar este espacio”, agregó. Para el procedimiento, “desde la Comisión de Prevención de la Tortura, junto con la Defensoría y el Ministerio Desarrollo Social estuvimos en el lugar. Es lamentable este tipo de accionares que terminan siendo delictivos, porque tienen la obligación de contar con una habilitación”.
Penayo adelantó que “en estos días se programará un proceso de revisión en todos los hogares de los que tenemos conocimiento en Posadas. Esto será con la participación de la Policía Comunitaria y la Comisión de Prevención de la Tortura, quienes cuentan con un relevamiento”.
Este operativo tiene como objetivo “volver a verificar las condiciones, es una especie de revisión, porque siempre aparecen nuevas cosas en estos lugares”, agregó.
Luego remarcó que esto implica además “un diálogo con los familiares, para tener un relevamiento y evaluar la posibilidad de pedir una protección para estas personas de acuerdo a la situación que encontremos en los hogares”.
En Posadas, Penayo indicó que “son un promedio de 20 situaciones registradas, que están en seguimiento”. En promedio, aseguró que “el 30% de los lugares, cuenta con una habilitación con todos los requisitos. Después, una franja del 50% aún se encuentra en proceso de habilitación y el restante son aquellos que aparecen de golpe para luego desaparecer tras las intervenciones”.
El defensor del pueblo resaltó que a futuro “lo importante es que todos entren en la formalidad, lo cual no es tan fácil, teniendo en cuenta la crisis económica, pero es algo necesario y no debemos bajar la mirada a estos lugares bajo ningún punto de vista”.
En el último caso registrado en Itaembé Miní, encontraron “tres adultos mayores, dos mujeres y un hombre. La observación de Salud Pública es que estaban en buenas condiciones”, detalló Penayo. Este lugar, “ya estaba observado y fue visitado dos veces previamente, donde no había nada cada vez que fuimos. En la tercera oportunidad, fuimos por la denuncia de un familiar directo”, añadió.
En comunicación con los familiares de estos ancianos, afirmó que “les dijimos que no deben dar curso a lugares no formalizados. Ellos dijeron que no sabían que no contaban con una habilitación. Es importante que los familiares exijan la habilitación comercial, como cualquier comercio, porque si tienen esto deben contar con una carpeta en curso en Salud Pública”.
Penayo recordó que “el tipo de servicio que ofrecen requiere de una serie de condiciones. Si van a tener personas que tienen complicaciones en su movilidad, entre los requisitos que debe reunir se encuentran los baños, por su tamaño y los apoyos necesarios, que no son los mismos que los de una casa familiar”. Esa adecuación “debe ser evaluada por el organismo correspondiente, infraestructura intrahospitalaria, para determinar si reúne las condiciones. La Municipalidad, desde su competencia, también lo aprueba o no”.
Entre los requisitos que debe reunir una residencia para contener a los adultos mayores, “de fondo existe una responsabilidad social, porque esto sigue generando situaciones no deseadas”, definió el defensor del Pueblo.
Este proceso para la puesta en regla de todos los espacios para adultos mayores, “es algo que va a llevar tiempo, porque se necesita revertir la costumbre de la informalidad”, analizó.
Además, resaltó que “el problema no radica solamente en quien presta el servicio sino quien lo utiliza y no se informa o no le importa”.
La importancia de sumar a los clubes de abuelos
Respecto a la incorporación de los clubes de abuelos como actores sociales, Alberto Penayo contó que “se juntaron los clubes de Posadas, Garupá y Candelaria, son unos 16 en total, para conformar una Confederación. Ellos se acercaron a la Defensoría del Pueblo y pidieron participar en el Observatorio del Adulto Mayor, al considerar que están en su derecho. Eso nos pareció muy interesante y es una satisfacción enorme, al ser una iniciativa de participación ciudadana”.
Como adultos mayores, indicó que “piden un parlamento del adulto mayor, cuyo proyecto será presentado este jueves con el apoyo del Observatorio y estos 16 clubes de la Federación. Esto es un espacio significativo para presentar proyectos y expresar los temas que consideren urgentes. Es una oportunidad para que el poder legislativo intervenga en un pedido social, al que el Estado debe dar participación”.
En las reuniones con el Observatorio, desde los clubes de abuelos “comenzaron a participar para tratar sus problemáticas”, añadió Penayo. Entre sus vivencias, compartió que “ellos reclaman no sólo una ausencia del Estado sino de sus propios familiares, que no tienen tiempo para ellos”.
Al respecto, recordó que “en la reforma de la ley provincial se incorporó esta perspectiva en derechos humanos, donde deberían definirse políticas inclusivas para adultos mayores, que están carentes de espacios, como hogares de día”.
Entre las problemáticas, “ellos notan que no hay interacción con sus familiares y en eso, los clubes de abuelos se transforman en el espacio que deberían ocupar las familias”, añadió Penayo.
Desde el Observatorio, compartió que “lo que nos contaban desde la Federación de clubes de abuelos es que lamentablemente los familiares consideran descartables a sus propios parientes. Para ellos no les importa si una residencia tiene una habilitación o no. Es lo más duro que está de fondo y con lo que debemos lidiar en la sociedad”.
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