En la nota anterior, citando palabras del Mahatma Gandhi destacábamos que el principio de Ahimsa o no violencia significa amor infinito, porque el amor y la verdad hacen vivir al mundo. Y aquí nos encontramos con el segundo principio fundamental del código de moralidad del Yoga que es Satya, la Verdad, a partir de que el amor y la verdad están profundamente relacionados.
Siguiendo las palabras de Gandhi, el camino de la paz es el camino de la verdad. La mentira es la madre de la violencia. Mientras haya la menor traza de violencia en alguien, no será capaz de hallar la verdad que busca.
Y son muy pocos los que saben discernir la belleza que emana de la verdad. Es una búsqueda desinteresada de la senda que conduce a Dios. Por ella, la propia muerte se convierte en el pórtico a la vida eterna. Donde no hay verdad, no hay real conocimiento. Donde hay verdadero conocimiento hay también Ananda, verdadera bienaventuranza.
Es en el silencio, en el ahora, cuando el buscador de la verdad encuentra el camino más iluminado, porque el alma necesita tranquilidad interna para sentir que debería haber verdad en el pensamiento, verdad en la palabra y verdad en la acción.
Asimismo, sin verdadero conocimiento no puede haber paz interna. Aunque el investigador de la verdad debe ser “más humilde que el polvo”, advierte Gandhi, porque jamás los finitos seres humanos limitados conoceremos en toda su plenitud la verdad y el amor que, en sí mismos, son infinitos.
Nosotros podemos conocer lo suficiente para nuestra orientación, y si cometemos errores debemos ser capaces de rectificarlos.
Pero cualquiera que fuese la dificultad no debemos renunciar a la búsqueda de la verdad, que es única, es el mismo Dios. Solamente la verdad disipa la mentira, solamente el amor mitiga el odio, solamente la renuncia extingue la violencia.
Pero “no tengo don de profecía. Soy un pobre hombre que se afana en descubrir la verdad. Todas mis actividades sociales, políticas, humanitarias o morales, convergen en esta dirección. Y considerando que la verdad es la forma más alta de sabiduría, mis convicciones se encuentran a menudo de acuerdo con lo que hay de más exigente en el deber de un hombre de estado. Y espero no tener más política que la de la verdad y la no violencia, incluso para asegurar la liberación de mi país”.
¡Cuánto necesitamos esta sabiduría en el mundo de hoy! Namasté.