“Yoga para la armonía y la paz” leemos bajo la alegoría del Día Internacional del Yoga, evocando las célebres palabras del Mahatma Gandhi: “No hay caminos para la paz. La paz es el camino”, y lo sentimos profundamente en el ahora, desde la calma de nuestra práctica, en medio del mundo tan convulsionado de hoy, recordando el primer principio del código moral del Yoga: Ahimsa, que significa no violencia.
Aún en los momentos más difíciles y riesgosos que le tocó vivir, Gandhi proclamaba las virtudes de la sobriedad, la no violencia y esa fuerza de cohesión que se llama amor, a la que tenemos que aprender a usar ante todo lo que vive, porque en su uso reside nuestro conocimiento de Dios, expresaba, añadiendo que donde hay amor hay vida, mientras que la enemistad lleva a la destrucción.
También decía que Ahimsa significa amor infinito, por lo que debemos ampliar el horizonte de nuestro amor hasta que abarque el poblado; éste a su vez debe abarcar el distrito; éste, la provincia, y así en más hasta que la extensión de nuestro amor se torne tan grande como el mundo.
Y agregaba que no debemos tolerar la menor concesión a la mentira y al odio, porque el amor y la verdad hacen vivir al mundo, como dos caras de la misma medalla, lamentando que podía estar lejos el día en que la luz del amor sea reconocida en las relaciones internacionales, debido a que las máquinas gubernamentales se yerguen entre los pueblos ocultando de uno los corazones del otro.
Y en esto Gandhi también era firme: la no violencia comienza a partir del instante en que amamos a los que nos odian. Conocemos las dificultades de este gran mandamiento del amor, decía, ¿pero no pasa lo mismo con todas las cosas grandes y buenas? Lo más difícil es amar a los enemigos.
Pero si lo queremos realmente, la gracia de Dios vendrá a ayudarnos a superar los obstáculos temibles, porque si se acepta la no violencia como ley de vida, influirá en todo el ser y no sólo en unos cuantos actos aislados. Nos parece inconcebible una enemistad perpetua entre las personas expresaba.
Pero subrayaba que es importante ser a la vez valiente y no violento. La ahimsa es sinónimo de valentía ejemplar, porque la ley del amor es más eficaz que la expresión de la violencia. Y esto es lo que sentimos profundamente desde la armonía y la paz del Yoga. Namasté.