En su desesperación por no permitir la salida de dólares, el Banco Central está comenzando a paralizar industrias misioneras, que no pueden traer insumos del exterior por no poder girar divisas norteamericanas para pagarlos. Son productos que, lamentablemente, no hay producción nacional suficientes y cuyos fabricantes en la Argentina deban también parar por la misma cruda y lamentable realidad.
La situación que atraviesa la industria del presidente de FAIMA, Román Queiroz, parece sólo el anticipo de lo que puede sucederle a muchos más empresarios si no se modifica la política del Central con las empresas.
Queiroz es un reconocido dirigente empresario que simpatiza con el kirchnerismo pero que está sufriendo en carne propia las medidas de las que, según expresó públicamente ayer lunes en FM 89.3 Santa María de las Misiones, no está de acuerdo por el impacto que están produciendo en muchas fábricas de todo el país.
Ayer se dio vacaciones al personal pero, después de 14 días si nada cambia y no se puede trabajar porque no hay con qué hacerlo, ¿qué pasará con esos 270 trabajadores?
El contexto es muy delicado, en especial para quienes quieren trabajar, producir, generar trabajo y ayudar a una economía en crisis. Pero no los dejan, les ponen “palos en la rueda” y los obligan a tener que judicializar su problema para exigir la solución.
Hasta dónde llegará el BCRA con las empresas misioneras que pasan la misma penosa etapa que le tocó narrar a Queiroz. Lejos de poner palos, hay que alentar, apoyar y sostener a las empresas privadas que siguen a pesar de todo.