“¿Cómo prueba una víctima un abuso sexual de su pareja dentro de su hogar?, ¿Cómo prueba una madre que su concubino, condenado por homicidio, la mantiene con miedo bajo amenazas de muerte con un arma de fuego?”.
Las preguntas fueron enfáticas ayer y partieron del fiscal del Tribunal Penal 2 de esta capital, Vladimir Glinka, quien solicitó 16 años de prisión para un exconvicto por homicidio que, tras recuperar la libertad, sometió a una joven durante doce años en Puerto Rico. Bajo amenazas de muerte y golpes la víctima dio a luz siete hijos con este imputado, pero entre los 14 y 18 años fue madre de los primeros tres con un joven de 28.
La vulnerabilidad al extremo se evidenció en torno a la mujer que se escondió y no fue hallada para declarar en el debate finalizado ayer, ante los camaristas Augusto Gregorio Busse, César Antonio Yaya y Carlos Jorge Giménez.
La víctima tiene hoy 32 años, pero a los 10 años su madre se desprendió de ella con violencia y se refugió en la casa de su padre, quien dos años después falleció. Regresó al hogar materno y nuevamente el calvario a la vista. A los 14 fue obligada a parir su primer hijo fruto de una relación con un joven que le doblaba la edad.
Con dos hijos más, cuatro años después se quedó nuevamente en soledad total y conoció a un exconvicto por “homicidio y tentativa de homicidio” de 38 años y formó otro vínculo, pero aún más problemático y que cubierto con un manto de mentiras, que disimuló como una nueva familia, una historia de golpes, amenazas, abusos sexuales y prácticas relacionadas que no deben detallarse.
La joven dio a luz siete hijos más y perdió tres embarazos de manera abrupta.
El 6 de noviembre de 2019 corrió desesperada al hospital zonal por temor a morirse desangrada. Allí se cumplió el protocolo respectivo y las profesionales de la salud la ayudaron, contuvieron y denunciaron su historia, de las mujeres víctimas de violencia extrema que la ficción jamás empardará.
Se registraron lesiones genitales aberrantes y relatos de reiterados episodios de amenazas de muerte a golpes o con arma de fuego, pero todas con el mismo victimario: su pareja.
Fue rescatada tras recuperarse de salud y regresar a su vivienda a resguardar a sus hijos. Hasta allí y con orden judicial, fueron los efectivos de la Unidad Regional IV y detuvieron al sospechoso.
Durante dos días fue juzgado, entre martes y ayer. Se dijo inocente y se definió como un buen padre y sustento familiar.
Sin embargo el relato de peritos forenses e informes relacionados fue contundente y describieron a una mujer que durante 18 años padeció la violencia caldeada en la vulnerabilidad de su género y situación de pobreza.
Durante su alegato el fiscal Glinka fue tajante: “El abusador le repetía ‘yo te salvé’, a una joven que no tenía cómo escapar, pero se destapó la olla en el hospital y se puede decir hoy que se escapó de su muerte, de un femicidio”.
“La amenazó: ‘Ya maté a dos, no me va a costar nada matarte a vos’. Bajo este tipo de advertencias la mantenía con miedo a su víctima, a su pareja a la que describió como ‘rutera’, despectivamente”, contextualizó el titular del Ministerio Fiscal.
El encartado tuvo patrocinio por parte de la defensora oficial Nélida Ana Amiel (Correccional y de Menores 2), quien intentó no alejarse de las acusaciones y allí entendió que las pruebas o evidencias no eran suficientes y solicitó, a diferencia de los 16 años pedidos por el fiscal Glinka, la absolución por el beneficio de la duda (principio in dubio pro reo”).
“Metiendo preso al padre de estos siete niños, no vamos a solucionar nada (…) Tampoco se incautó el arma de las presuntas amenazas de muerte y tampoco las lesiones determinadas corresponden a lesiones abusivas”, sostuvo la defensora.
Ausente o escondida
De fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, único medio presente en la audiencia de alegatos y sentencia de ayer, se pudo establecer que la víctima de los abusos sexuales y demás episodios de violencia de género, no pudo ser ubicada y llevada a declarar durante el debate en el Tribunal Penal 2 de Posadas (calles San Martín y 25 de Mayo).
Pese a los reiterados pedidos de los camaristas, no fue hallada y su testimonio durante la etapa de instrucción de la causa fue incorporado por lectura pero habría resultado coincidente y fundamentado por los profesionales que la asistieron y que pudieron asistir a ratificar su labor tras la denuncia en noviembre de 2019.