“Tengo información clasificada que no puedo contar, pero el riesgo de una Tercera Guerra Mundial es muy grande. Las consecuencias son inimaginables”, lanzó como una bomba en las últimas horas el presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, a un puñado de líderes con los que compartió una cena en el marco de la IX Cumbre de las Américas celebrada en su país.
La hipótesis de un conflicto global se viene manejando desde el minuto uno de la invasión rusa a Ucrania, pero siempre desde el punto de vista de los analistas internacionales, de las organizaciones sociales y, acaso, de funcionarios de segunda línea o desde países muy involucrados con (o amenazados por) Moscú.
Sin embargo, estas palabras de Biden generaron ayer una notable preocupación a nivel mundial, no sólo por su decisión política de informar sobre esta hipótesis a partir de “información clasificada”, sino porque fue el propio mandatario estadounidense quien, apelando también a documentos secretos de inteligencia, había anticipado la jugada sangrienta de Vladimir Putin en Europa muy poco antes de que ésta se produjera.
El tono del mensaje también fue llamativo: “Ninguno de los que está acá se puede imaginar las consecuencias de esta guerra”, porque, como él mismo subrayaba ayer, “tengo una mirada muy pesimista de Putin. Yo lo conozco mucho. Sé que no puedo esperar mucho de él”.
A partir de ahí se tejieron múltiples hipótesis (no especificadas por Biden) acerca de la modalidad que adoptaría esa potencial guerra mundial: desde la permanente amenaza de una deflagración nuclear, hasta el uso de armas químicas y bacteriológicas (que Putin ya utilizó en Siria) e incluso la evocación del manejo de las hambrunas como arma contra grandes poblaciones, como ocurrió durante el nazismo y el estalinismo.
Está por verse si esta advertencia va en la línea de la anterior, el anticipo del avance militar ruso sobre Ucrania, o se trata más bien de una alerta para que -como también pidió explícitamente el papa Francisco- no se apaguen ni decaigan los focos internacionales sobre un dramático conflicto que, al expandirse en el tiempo, termina diluyendo la atención de la opinión pública.