Incluso la peor guerra llega a su fin. A veces, como en 1945, el único resultado es una lucha a muerte.
Sin embargo, la mayoría de las guerras terminan en un trato que no satisface a nadie por completo, pero que al menos pone fin al derramamiento de sangre. Y a menudo, incluso después de los peores y más amargos conflictos, las dos partes reanudan gradualmente su antigua relación menos hostil.
Si tenemos suerte, estamos empezando a ver el comienzo de este proceso entre Rusia y Ucrania. El resentimiento, particularmente del lado ucraniano, durará décadas.
Pero ambas partes quieren y necesitan la paz: Ucrania, porque sus pueblos y ciudades han recibido una paliza terrible.
Y Rusia, porque ya ha sacrificado, según el presidente ucraniano, más hombres y material de los que ha perdido en sus dos guerras terriblemente violentas en Chechenia, aunque eso es imposible de verificar.
Pero nadie firma voluntariamente un acuerdo de paz que pueda conducir a su propia caída.
Para el presidente ruso, Vladimir Putin, la búsqueda de formas de salvar las apariencias está en marcha.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, ya ha demostrado una notable habilidad como diplomático, y está claramente dispuesto a decir y hacer lo que sea aceptable para él y su pueblo con el fin de sacar a Rusia de su país.
Para él, hay un objetivo primordial: asegurarse de que Ucrania salga de esta terrible experiencia como un país unido e independiente, no como una provincia de Rusia, que es en lo que el presidente Putin originalmente pensó que podría hacer.
Para el presidente Putin, todo lo que cuenta ahora es que pueda declararse victorioso.
No importa que todos en todo su gobierno entiendan que Rusia ha perdido mucho en esta invasión innecesaria.
No importa que el 20% o más de los rusos que entienden lo que realmente está pasando en el mundo sepan que Putin apostó la credibilidad del país en una fantasía de su propia invención y que perdió.
La batalla será por el apoyo de la mayoría restante de la población, que tiende a creer implícitamente lo que dice la televisión estatal.
Incluso cuando se producen momentos como la aparición repentina en la pantalla de la extraordinariamente valiente editora de televisión Marina Ovsyannikova con una pancarta que afirma que lo que ven es propaganda.
Entonces, ¿qué hará que el presidente Putin salga de esta desastrosa guerra luciendo bien a los ojos de la mayoría de Rusia?
En primer lugar, una garantía, tal vez incluso por escrito en la constitución de Ucrania, de que no tiene intención de unirse a la OTAN en un futuro previsible.
El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky ya preparó el camino para esto al pedirle a la OTAN algo que no podía aceptar (establecer una zona de exclusión aérea sobre Ucrania).
Después de eso criticó a la alianza por decepcionarlo en esto y finalmente reflexionó en voz alta que dado el comportamiento de la organización era probable que no mereciera la pena unirse. Por más inteligente y sabio que sea su posicionamiento político, no hay nada más allá de esto.
La OTAN asume su culpa, que puede afrontar fácilmente, y Ucrania obtiene la libertad de actuar como quiera. Pero esa es la parte fácil.
Unirse a la Unión Europea
Será más difícil afinar la ambición urgente que tienen Zelensky y Ucrania de unirse a la Unión Europea, algo a lo que Rusia es casi igualmente hostil, aunque también hay formas de evitarlo.
Lo más difícil de tragar para Ucrania será el robo total del territorio ucraniano por parte de Rusia, una violación total del tratado internacional que había firmado para proteger las fronteras de Ucrania.
La pérdida de Crimea en 2014 es algo que Ucrania bien podría verse obligada a aceptar formalmente, de alguna manera. Y Rusia claramente tiene la intención de aferrarse a esas áreas en el este de Ucrania que ya están prácticamente bajo el control ruso, y quizás más.
En 1939, Joseph Stalin invadió Finlandia, que alguna vez había sido parte del imperio ruso. Estaba seguro de que sus tropas se abrirían camino en poco tiempo, tal como Putin pensaba que lo haría en Ucrania ahora. Los generales de Stalin, comprensiblemente aterrorizados por sus vidas, le prometieron que tenía razón. Pero, por supuesto, no fue así.
La Guerra de Invierno se prolongó hasta 1940, el ejército soviético fue humillado y Finlandia se quedó con un justificado orgullo nacional por resistirse a una superpotencia.
Perdió territorio, porque los autócratas como Stalin y Putin necesitan salir de estas cosas como si hubieran obtenido una victoria.
Pero Finlandia se quedó con lo más importante, lo más imperecedero: su plena independencia como nación libre y autodeterminada.
Pero Vladimir Putin tendría que empezar a usar armas mucho más serias incluso de las que ya ha usado, si quiere salir victorioso. Tal como están las cosas, en la tercera semana de combates, nadie puede dudar seriamente de quién será el verdadero ganador de esta guerra.
“Unificación”
En los últimos días, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha intensificado el ataque sobre ciudades claves ucranianas, como Jersón, Járkiv y la capital, Kiev.
Y no ha mostrado ninguna señal de que esto vaya a parar, a pesar de las duras sanciones impuestas a su país por parte de Occidente.
Muchos analistas se preguntan estos días qué está pasando realmente por la cabeza del presidente ruso. Una de las respuestas más familiarizadas en Occidente, especialmente en Estados Unidos, es que Rusia es y siempre ha sido un Estado expansionista y que Putin es la encarnación de esa ambición: construir un nuevo imperio ruso. Y aquí es donde aparece el concepto “Russkiy Mir” o “Mundo Ruso”.
Como dijo Fiona Hill -una de las principales expertas en Rusia de Estados Unidos- en una entrevista con el sitio Politico, Putin ha estado articulando la idea de que existe un espacio en donde los ucranianos y rusos son un “mismo pueblo”, y que su misión es volver a reunir a todos los rusohablantes de diferentes lugares que pertenecieron en algún momento al zarismo.
Pero ¿cómo se define exactamente el Ruskkiy Mir, qué señales ha dado Putin de que quiera unificarlo y cómo la invasión a Ucrania puede ser clave para lograr este objetivo? Aquí te lo explicamos. Aunque no existe una definición académica clara sobre qué significa específicamente el Ruskkiy Mir, distintos analistas han intentado explicarlo.
Para algunos, es el mundo que comprende la totalidad de la comunidad asociada a la cultura rusa, que comparte una historia, una lengua y ciertas tradiciones. Por lo mismo, es difícil definir una frontera. Para otros, hay un conjunto básico territorial que podría ser el núcleo de este mundo y que podría comprender el propio Rusia, además de Bielorrusia, Ucrania y Kazajistán, entre otros.
“Hay dos criterios para definir el Russkiy Mir. El primero, es cultural, que abarca toda la cultura rusa en su conjunto, incluido a quienes se encuentran fuera del territorio”, le explica a BBC Mundo Juan Manuel de Faramiñán Gilbert, catedrático emérito de la Universidad de Jaen.
“El segundo concepto es el geográfico y está basado en lo que fue el viejo imperio zarista creado por Catalina la Grande. Podría extenderse a la zona sur pegada al Mar Negro o, incluso, a Georgia”, agrega.
Pero para Sergey Goryashko, periodista del servicio ruso de la BBC, la definición del mundo ruso en la cabeza de Putin no tiene fronteras.
“Hace un par de años, unos alumnos de una escuela le preguntaron a Putin dónde termina la frontera rusa. Y él respondió que no terminan en ningún lado”, recuerda para BBC Mundo.
“Y esa podría ser la definición de lo que realmente significa el Mundo Ruso para Putin. Porque si miramos sus acciones desde 2014 (cuando se anexó Crimea), prueban exactamente que el mundo ruso no termina en ninguna parte. El mundo ruso es el mundo entero”, agrega.
Otro elemento importante a considerar a la hora de definir el Russkiy Mir es el papel de la iglesia ortodoxa rusa, con millones de seguidores alrededor del mundo. Dentro de esta religión, se promueve la idea de una unidad espiritual y cultural de la comunidad rusa en su totalidad, la cual se consagra a través de este concepto. Así, la iglesia es un gran aliado de la ideología detrás del mundo ruso.
¿Qué señales ha dado Putin?
Vladimir Putin siempre ha impulsado el resurgimiento de Rusia como potencia mundial. Y ha criticado fuertemente a algunos ex líderes rusos que, en su opinión, condenaron a la Unión Soviética a su desintegración (lo que finalmente se materializó en 1991).
“Putin ha dicho clarísimo que (Vladimir Illich) Lenin destruyó el mundo ruso y que no configuró una verdadera Rusia. En ese sentido, él admira más a los zares, como Catalina la Grande o Iván el Terrible”, dice Juan Manuel de Faramiñán Gilbert.
“Luego, ha dicho que Mijaíl Gorbachov y Borís Yeltsin son los autores de la desmembración del verdadero corazón de Rusia”, añade el académico. Para Putin, tras la disolución de la Unión Soviética, las fronteras se “definieron de manera absolutamente arbitraria y no siempre justificada”.
Así lo afirmó en un acto de su movimiento político en 2016. “Donbass, por ejemplo, fue transferida a Ucrania con el pretexto de aumentar el porcentaje del proletariado en Ucrania para obtener un apoyo social más fuerte allá. Un sinsentido”, indicó Putin.
El 12 de julio de 2021, en un extenso artículo sobre las relaciones con Ucrania publicado en el sitio web del Kremlin, Vladimir Putin entregó otras pistas sobre su interés por reunificar el mundo ruso.
El mandatario se remontó a la época del antiguo pueblo rus, considerado como el antepasado común de rusos, bielorrusos y ucranianos, y destacó los numerosos hitos de la historia común para argumentar su visión de que rusos y ucranianos son “un mismo pueblo”.
Además, en los últimos años, el mandatario ha reforzado su retórica en contra de Occidente lo que para algunos expertos también se enmarca en esta ambición por aumentar el poder de Rusia en el mundo.
“Lo dice cada vez más en sus discursos, que todo lo malo es por culpa de Occidente, por sus acciones hostiles contra Rusia”, explica Sergey Goryashko.
“Después de 2014, de lo que sucedió en Crimea, todo se volvió hacia la construcción del Mundo Ruso y también hacia la retórica hostil de Occidente”, añade. En 2007, en tanto, Putin creó una fundación llamada Russkiy Mir destinada a promover el idioma y la cultura rusa en el mundo, como un proyecto global.
¿Por qué Ucrania es importante?
Ucrania no es un país más del mundo para Vladimir Putin. Uno de los momentos más difíciles de su larga trayectoria como presidente ocurrió en 2004, cuando tras la “revolución naranja” ganó las elecciones ucranianas Víktor Yushchenko, considerado por el Kremlin como un “títere” de Washington.
Esta fue una enorme humillación para Putin pues se percibió como si él hubiese perdido a Ucrania. Analistas aseguran que el mandatario nunca olvidó esa derrota y tampoco la perdonó.
“La visión dominante del nacionalismo ruso es que Ucrania es una nación eslava hermana y, más aún, que es el corazón de la nación de los rus. Se trata de una ideología muy potente que hace de Ucrania un elemento central de la identidad rusa”, explicó a BBC MundoGerald Toal, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Virginia Tech en Estados Unidos.
“Por eso, hay emociones muy poderosas cuando Ucrania como nación se define a sí misma en oposición a Rusia. Eso causa mucha rabia y frustración en Rusia, que se siente traicionada por un hermano”, agrega.
En este contexto, la capital ucraniana, Kiev, cobra una especial relevancia. “Kiev ha sido desde el comienzo lo que se llamó la madre de las ciudades rusas. Kiev es más capital de todo este conjunto del Mundo Ruso que Moscú o San Petesburgo”, dice Juan Manuel de Faramiñán Gilbert.
El académico insiste en que “si Putin toma Ucrania, estoy seguro de que él trasladaría la capital a Kiev porque para él el imaginario espiritual de Kiev es mucho más fuerte que el de Moscú”.
Y es que para la iglesia ortodoxa rusa, Kiev es vital. Tanto, que incluso en 2019 el Patriarca de Moscú y Toda Rusia, Kirill, comparó a la capital ucraniana con el significado de Jerusalén para el cristianismo global, según el medio ruso TASS.
Entonces… ¿qué pasará?
De acuerdo con Fiona Hill, lo anterior no significa que Putin quiera anexionarse todos los territorios del “Russkiy Mir”, como lo hizo con Crimea. Pero, según dijo la experta en Politico, “puede establecer el dominio marginando a los países regionales, asegurándose de que sus líderes sean completamente dependientes de Moscú”, atados a las redes económicas, políticas y de seguridad rusas. En parte, ya lo ha venido haciendo.
Kazajistán ha sido nombrado como el “aliado número uno de Moscú” y esta cercana relación quedó demostrada en enero de este año cuando Putin decidió enviar tropas de apoyo al gobierno local para contener las violentas protestas que surgieron luego de que el precio del petróleo aumentara considerablemente en ese país.
Bielorrusia, en tanto, está completamente subyugada a Moscú. Y desde la invasión rusa a Ucrania ha jugado un rol clave, sirviendo de terreno para el despliegue militar ruso.
Pero para Sergey Goryashko, del servicio ruso de la BBC, nadie sabe realmente lo que va a pasar. “Seré honesto. Hace solo dos semanas, yo estaba 100% seguro de que no iba a haber una guerra real en Ucrania. Y ahora creo que Ucrania no es el objetivo principal de Putin. Es solo uno más de sus objetivos”, concluye.
Biden desata la furia del Kremlin
Ciudades ucranianas como Kiev, Járkiv, Jersón y Mariúpol han sido objeto de intensos ataques por parte de las fuerzas rusas en las últimas semanas.
En la última de ellas se han producido algunos de los bombardeos más graves, como el de la semana pasada sobre una maternidad y hospital infantil o el de un teatro que servía de refugio este miércoles.
Los graves sucesos llevaron al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a calificar a Vladimir Putin como “criminal de guerra”.
Es la primera vez que Biden utiliza este término para describir al presidente ruso. Cuando se le pidió una aclaración a la Casa Blanca, la portavoz Jen Psaki dijo que los comentarios del presidente “hablan por sí mismos”.
“Habló desde su corazón, por lo que hemos visto en televisión, que son acciones barbáricas de un brutal dictador con la invasión a un país extranjero”, explicó Psaki.
De acuerdo a la agencia de noticias rusa Tass, el Kremlin reaccionó de inmediato y tildó los comentarios de Biden de “retórica inaceptable e imperdonable”.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ya ha acusado a Rusia de perpetrar crímenes de guerra anteriormente. Rusia ha negado que su ejército ataque civiles e instituciones de salud.
No obstante, tras la petición de varias naciones, el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, dijo que se están recopilando pruebas sobre presuntos crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y genocidio cometidos por fuerzas rusas en Ucrania.
¿Qué es un crimen de guerra? Las reglas que definen un crimen de guerra figuran en el Estatuto de Roma y los Convenios de Ginebra, un conjunto de leyes más amplias relativas a las normas y costumbres de la guerra terrestre.
En algunos casos, también se utilizan los estatutos de órganos como las cortes penales internacionales que juzgaron crímenes en la antigua Yugoslavia y Ruanda.
Los Convenios de Ginebra son varios tratados que establecen estándares legales internacionales para el trato humano durante la guerra. Las primeras tres convenciones protegen a los combatientes y prisioneros de guerra, mientras que la cuarta, adoptada después de la Segunda Guerra Mundial, protege a los civiles en las zonas de conflicto.
Los Convenios de Ginebra de 1949 han sido ratificados por todos los estados miembros de Naciones Unidas, incluida Rusia.
La definición de crímenes de guerra de la Cuarta Convención de Ginebra incluye:
• El homicidio intencional.
• La tortura o tratos inhumanos, incluidos los experimentos biológicos.
• Causar deliberadamente grandes sufrimientos o atentar gravemente contra la integridad física o la salud.
• La destrucción y la apropiación de bienes, no justificadas por necesidades militares y efectuadas a gran escala, ilícita y arbitrariamente.
• Forzar a un prisionero de guerra o a otra persona protegida a servir en las fuerzas de una potencia enemiga.
• Privar deliberadamente a un prisionero de guerra o a otra persona protegida de su derecho a ser juzgado legítima e imparcialmente.
• La deportación o el traslado ilegal o el confinamiento ilegal.
• La toma de rehenes.
El Estatuto de Roma de 1998, otro importante tratado internacional relacionado con los conflictos armados, también incluye como crímenes de guerra:
• Dirigir intencionalmente ataques contra la población civil o contra civiles que no participen directamente en las hostilidades.
• Lanzar intencionalmente un ataque a sabiendas de que causará incidentalmente la muerte o lesiones a civiles.
• Atacar o bombardear, por cualquier medio, pueblos, aldeas, viviendas o edificios indefensos.
• Además, establece que ciertos tipos de edificios, como hospitales o aquellos dedicados a la religión o la educación, no pueden ser atacados intencionalmente.
• También prohíbe el uso de ciertos tipos de armas, así como gases venenosos.
¿Qué es la CPI y cómo se procesan los crímenes?
La CPI se creó en 1998 bajo el Estatuto de Roma. Es una institución independiente que procesa a las personas acusadas de los crímenes más graves contra la comunidad internacional. Investiga crímenes de guerra, genocidio, crímenes de lesa humanidad y el crimen de agresión.
Los Estados pueden procesar a los presuntos delincuentes en sus propios tribunales. La CPI solo puede ejercer jurisdicción donde los Estados no pueden o no quieren hacerlo. Por ello, es un “tribunal de último recurso”.
El tribunal no tiene su propia fuerza policial y depende de la cooperación estatal para arrestar a los sospechosos. Las sanciones impuestas por la CPI pueden incluir penas de prisión y multas.
Rusia y Ucrania no se encuentran entre los 123 estados miembros de la corte, pero Ucrania ha aceptado su jurisdicción, lo que significa que la CPI puede investigar ciertos presuntos delitos. Otros países destacados que no son miembros incluyen Estados Unidos, China e India.
¿De qué se acusa a Rusia?
El bombardeo del miércoles sobre una maternidad y un hospital infantil en Mariúpol causó indignación internacional.
“¿Qué tipo de país es este, la Federación Rusa, que tiene miedo de los hospitales y las maternidades y los destruye?”, cuestionó Zelensky en un discurso grabado desde Kiev.
Médicos Sin Fronteras, que tiene personal destacado en Ucrania, comentó que su equipo está “horrorizado” ante el ataque.
“En una ciudad en la que el sistema sanitario está al borde del colapso, privar a la gente de la tan necesaria asistencia sanitaria es una violación de las leyes de la guerra”, agregó la organización.
Moscú también está acusada de utilizar bombas de racimo en otros ataques. Las bombas de racimo son armas que, una vez que se lanzan, dispersan municiones más pequeñas. Están prohibidas por muchos países en virtud de la Convención sobre Municiones en Racimo de 2008, pero no en Rusia o Ucrania, que no firmaron el acuerdo.
Los grupos de derechos humanos y el embajador de Ucrania ante la ONU también acusaron a Rusia de usar bombas de vacío en un ataque contra la ciudad nororiental de Ojtirka.
Las bombas de vacío son un arma termobárica que puede causar gran destrucción al encender una nube de combustible vaporizado. No existen leyes internacionales que prohíban específicamente su uso, pero si un país los usa para atacar a poblaciones civiles en áreas urbanizadas, escuelas u hospitales, entonces podría ser condenado por un crimen de guerra según las Convenciones de La Haya de 1899 y 1907.
Fuente: BBC Mundo