Alrededor de las 18 del domingo, cuando el árbitro Darío Herrera hizo sonar por última vez su silbato y se confirmó el triunfo de Boca 3-0 sobre Tigre, en Posadas -como en el resto del país- comenzaron a sonar las bombas de estruendo y los simpatizantes xeneizes salieron a festejar un nuevo título local para su equipo.
Como ya es tradición, el punto de encuentro fue la costanera capitalina, que se tiñó de azul y oro para conmemorar la estrella número 72 del club de la Ribera.
A diferencia de lo ocurrido en el Obelisco porteño, la celebración fue netamente familiar y se saldó sin incidentes.