Por: Gabriel Fernández
Misiones lleva años con una oferta teatral muy diversa, con un abordaje en textos y obras en escena de géneros diferentes y para todo tipo de público. Desde la apertura del aforo en la pandemia, el público volvió a las salas para compartir experiencias artísticas. Sin embargo, aún cuesta producir y solventar obras locales, las cuales nada tienen para envidiar a otras producciones nacionales. ENFOQUE dialogó al respecto con algunos artistas teatrales de la provincia, para compartir su experiencia.
Una movida under muy fuerte
El productor y director de teatro musical, Gustavo Álvarez, señaló que, desde su punto de vista, “en Posadas el público no asiste tanto como quisiéramos, porque desconoce la totalidad de la oferta teatral que existe”. Los productores, a la hora de conseguir salas, “tienen poca disponibilidad debido a que la cartelera teatral es muy activa; con reservas que están desde años anteriores”.
Más allá de un público que asiste asiduamente, opinó que existe otro sector “que desconoce y cree que Posadas no puede ofrecerle”.
Asimismo, destacó que Misiones “tiene un circuito under muy fuerte, con muchos seguidores, junto con experiencias teatrales alternativas en salones, patios de centros culturales, casas que se dedican a las prácticas artísticas”.
Problematiza que este circuito casi se dedica a una producción de teatro para teatreros: “Lo lindo sería que toda la comunidad posadeña pudiera asistir al teatro. Creo que a un público también se lo educa”.
Entre las herramientas de difusión del grupo de artes escénicas “Había una vez”, Gustavo Álvarez indicó que “tuvimos un gran trabajo en redes sociales, buscando al público y haciendo conocer el producto”. En una época de lo inmediato “es necesario hacer llegar a un potencial público/cliente la oferta que podemos ofrecer”.
El productor teatral cuestionó que “en medios estatales, así como para otras áreas tienen un porcentaje de minutos en televisión o radio, junto con caracteres en prensa escrita, debería apartar un sector para difundir la producción local”.
En materia de costos de producción, señaló que “son altos” y en producción independiente de teatro musical, “muchas salas no cuentan con el equipamiento que buscamos”. Además, “el costo de alquiler de equipos”. Lamentó el hecho de que “los técnicos de luces y sonido cobran más dinero que el actor en temporada teatral”.
Por otra parte, detalló que “una de las falencias es que tampoco quieren pagar un espectáculo por lo que vale. Con una entrada de mil pesos, presentamos una obra con 20 actores en escena, bailarines, cantantes, intérpretes y actores”. Cuestionó también que, sin importar el precio de entrada, “si llega un artista nacional, se agotan las entradas. El público debe saber que lo hecho en Posadas tiene el mismo nivel artístico que producciones nacionales”.
En materia de inclusión, este grupo incluye intérpretes en lengua de señas: “Hace unos años comencé a trabajar con inclusión de personas con discapacidad a través del arte, a través de mi compañera de la academia de teatro musical, Carolina Martínez”. Al hablar de inclusión, “buscamos hacerla accesible, llegar a un público que quizás no va al teatro y cómo hacerlo. Creo que tampoco debería ser novedad que una obra de teatro tenga intérprete en lengua de señas que trabaja en vivo, porque es algo que debe empezar a verse más”.
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Las historias que se cuentan desde el teatro musical, “si no te llegan desde el texto, lo harán desde la música o la coreografía. Es un producto en potencia en la provincia, con varios grupos que comienzan a desarrollar este género”. En tanto que, en el detrás de escena, “las obras de teatro musical tienen otra magia que no tienen otras expresiones”, agregó.
A la hora de dedicarse al teatro Álvarez remarcó que “el arte sensibiliza, es transformador y es salud”. Durante la pandemia, producciones, películas y series “fueron pilares para la salud mental de la gente. Con lo cual queda claro que cualquier tipo de actividad artística puede ayudar a la salud, comunicar y sentirse identificado con un personaje”. Además, “el teatro, si uno va a ver dos veces la misma obra, nunca es la misma. Es atrapante, porque debemos cerrar la cabeza y no hacer otra cosa”.
El teatro experimental
Lucas Pérez Campos desde el 2007 forma parte del grupo “Árboles Miní”, donde actualmente producen. Desde su experiencia, contó que “noté un rebrote de público y de interés en obras cuando empezó a abrirse todo tras la pandemia, porque hubo compromisos que debieron pararse”.
Más allá de esto, aclaró que en la provincia “históricamente, siempre hubo un teatro muy variado”. Recordó que “empecé a hacer teatro a los 16 años (actualmente tiene 40), en el TeUNaM, que en ese momento significaba Teatro Experimental de la Universidad Nacional de Misiones. La palabra experimental fue importante por todo lo que significa, ya que hablamos de un teatro que no responde a la tradicional teatral de su lugar, sino que busca nuevos lenguajes”.
A partir de estos talleres, “se armaron otros grupos de creación por fuera, con gente que estuvo en tratamiento y con quien luego se empezó a hacer obras. Así empecé a vincularme con la producción y el hacer un teatro independiente, con una búsqueda personal o colectiva”.
Entre lo experimental, Pérez Campos detalló que en sus inicios “teníamos un grupo llamado Deja Vú. En las presentaciones, no teníamos un escenario, trabajamos entre la gente y hubo una búsqueda de una sensualidad, con desnudos en escena. Así fue que me dijeron para dirigir mi primera obra, que se llamó Encuentro de Sombras (2003)”.
En el ámbito de la producción afirmó que “siempre me interesó pensar para qué público va dirigido cada obra”. Más allá de la cantidad de público, “la propuesta es muy clara y también el público al que apuntamos”. En la puesta en escena, “hacíamos la obra que nos era posible y por suerte no faltaron espacios”. También es importante el rol de la producción, con respecto a lo cual compartió que “es lo que más se debe conseguir donde ensayar, el dinero para financiar las obras, organizar al grupo, vender las entradas”. Destacó que “la labor artística, como escribir las obras, es lo que más disfruto”.
A pesar de la creencia de que todo es por amor al arte, aclaró que “me encanta cobrar por todo lo que hago. Hace poco escribí y por primera vez cobré por un texto a pedido: Rastros de un Atardecer”. En este ambiente, detalló que incluso “me resulta más rentable operar luces y sonido de obras de otros grupos”. En el proceso creativo, indicó además que “es importante pensar en la distribución del dinero y tratar de ganar plata”.
En cuanto al público, contó “hay públicos diversos para propuestas diversas. En Posadas tenemos una diversidad, porque podés ir a ver circo, un drama clásico, teatro experimental o danza teatro”.
En particular, “hago teatro para adultos, lo cual en términos de producción es una dificultad porque apuntar a un público infantil puede ser más redituable”.
Lucas Pérez Campos resaltó que “en la medida en que pueda darse una experiencia que quede en el público, éste va a volver”. Desde su acercamiento personal, compartió que “al tener experiencias significativas yendo a ver teatro, tal vez se despierta el deseo de hacer teatro. Tuve la suerte de ver mucho teatro de niño y adolescente, acá y en Paraná donde siempre mi tía Lucrecia me llevaba a ver teatro independiente de allá”.
Sobrevivir al paso del tiempo
La cogestora de la sala Espacio Reciclado, Karin Scholler, contó que “cumplimos 16 años este 22 de julio”. Este lugar, “primero fue un depósito de harina, después un taller mecánico y se transformó de a poco en una sala de teatro. La primera obra que se estrenó fue el ‘Bastón de los abrazos’, una obra de títeres”.
En casi dos décadas, esta evolución “también fue posible porque el espacio fue cedido en comodato al equipo que lo gestiona por parte de la familia de Mariano Kachu Orellano”, agregó. Además, “todas las personas que iniciamos este espacio veníamos trabajando en el teatro independiente en otros lugares o salas que cerraron luego del 2001. Con Espacio Reciclado, fue volver a apostar al teatro independiente”.
En este tiempo, Scholler señaló que “se presentaron muchísimas obras de teatro, también otros espectáculos, como música, exposiciones de libros o danza. Por año, estamos en un promedio de 50 eventos”.
Desde su mirada, indicó que “hemos sabido crear un público habitual en la sala, que se fue sintiendo parte de esta casa. Por suerte, con una disposición de unas 80 butacas, prácticamente estamos llenando en todas las funciones”.
Para la puesta en escena de una obra, explicó que “el trabajo es muchísimo y las producciones artísticas son así. Si tenemos que medirla como redituable, en general, no se paga por todo lo que se trabaja, por la cantidad de tiempo y dedicación”.
El grupo de teatro “En Busca” está vinculado a esta sala y “solemos tener algún subsidio del Instituto Nacional del Teatro, que se solicita y financia de manera parcial la producción de una obra para vestuario, sonido y audiovisual. También, hay otras estrategias, porque algunos subsidios llegan mucho más tarde que el estreno, así que se necesita sostenerlo mientras”, confió.
Con una obra a punto de estrenarse, la cogestora de la sala Espacio Reciclado contó que “en cada obra hay una creación auténtica y el desafío en Misiones es tener una producción original, que no sea una copia de lo que pasa en Buenas Aires, sino un refleja de nuestro sentido de la realidad”.
En su vida, Karin Scholler reflexionó que “siempre tuve una inquietud creativa, que se vio reflejada en diferentes interpretaciones. En Jardín América, de donde soy oriunda, no se presentaban muchas obras, pero cuando me vine a estudiar a la UNaM, me acerqué al grupo de la universidad. Paralelamente, me acerqué a algunas producciones independientes”.
El teatro y la expresión artística, más allá de una herramienta que contribuye en lo pedagógico “da una tridimensionalidad a la existencia, un sentido, que va más allá de su utilidad”.
Remarcó que “lo que más cuesta es que la gente se acerque por primera vez a ver teatro. Con la pandemia y el encierro, costó luego salir y compartir en sociedad. Luego, al que le gusta el arte, busca volver y se transforma en una rutina de fin de semana”.
Animarse a comunicar
Como director del Instituto Provincial del Teatro Independiente (IPTI), Omar Holz contó que “hay una camada de actores jóvenes y compañías que se animan a dirigir. Eso es interesante, porque están surgiendo nuevos referentes, directores y directoras”.
A eso, añadió “colaboraron varias situaciones, como capacitaciones del Instituto Nacional del Teatro para formación en dirección y producción. Después, hay eventos como ‘De la idea a la puesta’, que son muy interesantes porque suman gente que recién comienza. Es animarse a explorar y permite una experiencia inicial”.
Holz comentó que “al surgir nuevos lenguajes, por la exploración con la música, danza, la expresión corporal, con el animarse a jugar en la escena ayuda a que otro público se interese. Como todo arte, hay gustos diversos y cuando más diversidad tenemos más público se sumará”. También resaltó que “de a poco se mejora la comunicación, que se sepa que existe el teatro en la provincia y que existe todo un público”.
En Misiones, aseguró que “están aceitados los mecanismos para que lleguen los recursos nacionales y estamos en una movida para defender que esto suceda a través de institutos. Si se presenta un proyecto, se hace el trámite, que lleva su tiempo, están asegurados los subsidios para una parte de la producción del teatro independiente”.
Desde el IPTI, “en la medida que podamos ejecutar programas y recursos, vamos a incentivar a que en la extensión territorial sigan creciendo estos grupos”, agregó. Con más de tres décadas en el mundo del teatro, Omar Holz, remarcó que fue “comunicar, generar una búsqueda de una transformación social”. A través del arte, “uno logra mover cosas en uno y de manera comunitaria para plantearnos cuestiones pragmáticas a existenciales. Esto nos conecta con una parte interna y puede ayudar a realizar cambios muy profundos. Fue un descubrimiento muy lindo y desde ahí decidí dedicarme a eso”.
Invitar a la gente a que acuda a ver teatro “es invitar a disfrutar, porque es importante buscar la felicidad en la vida y la actividad cultural es fundamental. Creo que en la pandemia quedó claro que lo más se extrañó fue el compartir con otros y ver arte en vivo”.
En los últimos años, cada vez más personas se animan a hacer teatro por primera vez: “Comenzaron a hacerse grupos con adultos mayores, como actividad creativa, al tener más tiempo y con las ganas de hacer algo que quizás no pudieron en su etapa de vida laboral”, contó Holz.
El director del IPTI afirmó que “sería bueno que, así como le dedicamos tiempo al gimnasio o a diferentes actividades, se dedicara un momento a ir a ver teatro y animarse a hacer. No hace falta ser estrellas para salir a actuar o hasta es importante participar en la obra en maquillaje, escenografía, iluminación o producción”.