Lo último que escuchó Patricia Mereles (31) antes de que un balazo en su cabeza terminara con su vida fue que su hijastro le exigía a punta de revólver que diga el nombre del hombre que había besado en una fiesta y mientras su padre no estaba. Ahora todo indica que el acusado de matarla estaba equivocado: jamás habría existido una infidelidad por parte de la víctima hacia su pareja.
Así lo deja entrever lo declarado por un sobrino de la mujer, a quien el imputado habría señalado como el supuesto amante.
El testigo habría dicho que él tenía muestras de afecto y cariño con ella, como suele suceder entre familiares. “Como puede hacerlo cualquier persona hacia una tía. Soy una persona que saluda a todo el mundo, soy afable, me gusta abrazar a la gente”, explicó.
Este testimonio ahora parece echar más luz sobre el caso. Todo pudo ser un malentendido, una confusión que desencadenó en el trágico final.
Los dichos del sobrino se introdujeron ayer martes por lectura (declaración válida dentro del proceso), en el marco de la última jornada de testimoniales en el juicio que se le sigue en el Tribunal Penal de Eldorado a Jonathan Da Silva de 30 años por el femicidio de su madrastra, Patricia Mereles.
El crimen fue perpetrado el jueves 6 de agosto de 2020 en el interior de una vivienda del barrio Las Leñas de Puerto Iguazú. Allí residía la mujer junto a una hija de 13 años y su pareja, padre de quien está en el banquillo de los acusados.
Luego declararon ante los jueces policías que intervinieron en la persecución del Chevrolet Onix que guiaba el sospechoso y en las circunstancias de su posterior captura el día del hecho, quienes coincidieron en los pormenores de lo sucedido. También declaró un agente municipal que vio el operativo de la fuerza. Cabe señalar que ese mediodía del crimen, el hombre escapó de un control policial pero fue arrestado a aproximadamente 40 kilómetros de la escena del hecho (casa de su padre) por personal de Gendarmería.
Declaró expareja del acusado
Acto seguido fue el turno de comparecer ante el estrado de la expareja del imputado.
Los jueces le consultaron concretamente acerca de la fiesta donde el acusado dijo haber visto a su madrastra besándose con un hombre y siéndole infiel a su padre. La mujer aseguró que estuvo en esa fiesta aunque no recordó donde se llevó a cabo y tampoco quién era el agasajado.
Luego habría agregado que “su expareja (el imputado) fue quien le dijo que en un momento dado su padre salió de la casa y él entró, observando a su madrastra en ese acto de supuesta infidelidad con su sobrino”, según las fuentes.
La testigo recordó que Patricia Mereles iba al mismo gimnasio que el citado sobrino, que los había visto allí porque también ella acudía al lugar, aunque no hizo referencia a si observó algo extraño entre ambos.
Acerca de la procedencia del arma de fuego que tenía su exconcubino, dijo que desconocía su origen.
No obstante se supo al introducir por lectura la indagatoria al imputado durante la etapa de instrucción (y ante el juez penal de Puerto Iguazú Martín Brites) que el revólver calibre 38 que empuñó el día del hecho lo obtuvo a modo de “canje”, es decir que se lo dio un cliente por el arreglo de un televisor, indicaron las fuentes.
También se pudo saber que el encartado habría “intentado asustar a su madrastra con el ruido del arma”.
En el inicio del debate y por lo que habría dicho el padre del acusado, quien fue testigo presencial, trascendió que antes de dispararle a la víctima el individuo quería que “confiese el nombre del hombre que besó en la fiesta”. Según su progenitor al imputado “se le escapó el tiro”. Todo sucedió frente a la hija menor de Patricia Mereles.
Finalmente, el Tribunal Penal pasó a un cuarto intermedio hasta esta mañana, cuando se escucharán a los alegatos de las partes. Se estima que luego podría conocerse la sentencia.