Los grandes productores y comerciantes de granos y sus derivados están concentrados en Argentina y también es así con el comercio internacional de la carne vacuna.
Hay una relación directa y proporcional entre la deuda con el FMI y la suba de los precios internos de los alimentos, sobre todo con los alimentos y la anergia eléctrica.
Se vio en el último registro de la suba de los precios de los bienes y servicios del INDEC, que corresponde a febrero del 2022 que, aunque la inflación general fue de 4,7%, el incremento en el precio de los alimentos fue de 7,5% y en Buenos Aires fue mucho mayor con el 8,6%. En marzo incluso se espera que sea peor.
¿Por qué suben los precios en forma generalizada, y más en cuanto a los alimentos?
Se debe a que los grandes comerciantes y productores de granos, con todos sus derivados como harina, aceites, biocombustibles y el comercio internacional de la carne vacuna están fuertemente concentrados. También lo están la electricidad y el gas, el acero, el cemento, el aluminio, entre muchos otros.
En cuanto a los granos y sus derivados solo nueve empresas representaron el año pasado el 80% de las exportaciones de estos productos en Argentina. Se tratan de las empresas norteamericanas ADM, Bunge, Cargill, Glencore y Louis Dreyfus; la empresa china Cofco, que compró Nidera y Noble convirtiéndose en un importante acopiador y comerciante de granos en nuestro país; y las tres empresas nacionales: Aceitera General Deheza, ACA (la Asociación de Cooperativas Argentinas, que son 25 cooperativas ricas) y la división agra de Pérez Companc: Molinos Río de la Plata en el mercado interno y Molinos Agro para la exportación.
Por su lado la carne cuenta con un consorcio llamado ABC, que tiene 16 frigoríficos que realizan el 66% de las exportaciones de carne y el 100% de la cuota Hilton. Existen entonces más de 200mil productores, mas de 6.000 frigoríficos, donde tan solo 16 son los que representan en Argentina el 66% de las exportaciones de carne vacuna y el 100% de la cuota Hilton.
En el consorcio ABC se encuentran las dos firmas brasileñas: Margrif y Quick. Luego esta FRIAR, que ya no se sabe exactamente a quien le pertenece, está Anónima que es de los Braun, Coto que es del Frigorífico Rioplatense.
Son 16 los frigoríficos que fueron acusados en su momento, en la gestión de Paula Español, de vender carne de vaca y de otros animales que se supone no eran adecuados para consumo humano, pero era para la exportación. Se vendía a Uruguay a un precio menor y este país lo vendía al precio internacional.
Este complot entre los grandes acopiadores, comerciantes de granos y derivados y el consocio ABC de carnes tiene representantes en la Bolsa de Cereales de Rosario. Esta bolsa de cereales conforma un soporte de exportación e importación por todo por el Río Paraná, en el que está privatizada su explotación (dragado y balizamiento) a través de Hidrovía SA, sociedad conformada por la empresa belga Jan de Nul y la privada local EMEPA SA.
El soporte es la explotación del comercio por el Río Paraná y el control de los puertos rosarinos y de Montevideo, ya que las empresas acopiadoras y comerciantes de granos y carnes tienen filiales con la capital uruguaya, puerto que se encuentra concesionado hasta el 2081 a la empresa belga Katoen Natie.
Estos se oponen a la construcción del canal de Magdalena porque se convertiría en una salida fuera de Montevideo, por puertos propios de aguas profundas como los que hay en Buenos Aires y se acabaría el negocio de tener que pasar “obligadamente” por Montevideo o por Rosario.
Por lo tanto, hay un precio desmedido de los productos nacionales, pero Argentina ¿Sigue teniendo el récord en producción de trigo, 22 millones de toneladas al año de las cuales se autorizó exportar 14 millones? De estos 22 millones solo quedarían 8 para el mercado interno, que representa hasta 650mil toneladas de trigo por mes.
Si pensamos en estos números serian 7 toneladas de trigo, lo que seria sobrante pero aún así no se le vende la bolsa de harina de trigo a los panaderos de todo el país, sino que se le paga una suma mayor a lo acordado con la Secretaria de Comercio Interior de la Nación.
Antes de la guerra ruso-ucraniana, la bolsa de 25 kilos de harina salía $1.300 pesos. En la ultima semana de marzo en Buenos Aires la bolsa de harina esta mas de 2.200 pesos, en Córdoba a $3000.
La tierra y todo lo demás es argentino, todo se produce acá, pero ¿sube el precio internacional y sube el precio de todos los derivados nacionales? ¿Debemos pagar precios internacionales cuando tenemos costos nacionales?
Con las maniobras del Gobierno y del FMI se aumentan las exportaciones sin razonamiento, aumentan los saldos exportables, primero exportando y después vendiendo al mercado interno al mismo precio internacional.
Esto explica también el aumento del combustible a la par del conflicto en Ucrania, cuando se incrementó el precio internacional del barril. En solo tres semanas, el precio de la nafta y del gasoil en el mercado local se acrecentó en un 20%.
Mientras tanto el salario, las jubilaciones y pensiones no se internacionalizan, sino que se ajustan a pautas mucho menores que la inflación. Por eso hay un deterioro del poder adquisitivo de la población que se hace vía inflación y eso explica por que los grandes productores y comerciantes de granos y carnes prefieren dolarizar y vender afuera, ya que cobran mas de lo que ganan en el mercado interno.
La situación del Gobierno
El Gobierno se encuentra exigido por el FMI y los acreedores a pagar una deuda de mas de 100 millones de dólares, asique depende del ingreso de divisas para poder pagarla. Esta dependencia podría resultar grave cuando el 65% de las exportaciones efectuadas en el 2021 se realizaron por las mismas empresas ya nombradas.
Por el exorbitante aumento de trigo internacionalmente decidieron crear un fideicomiso, conformado por el 2% de aumento en los derechos de exportación de harina de soja y de aceite de soja. Esto permitiría subsidiar hasta 3,8 millones de toneladas de trigo para vender en el mercado interno a $25.000 la tonelada, en lugar de los $40.000 que solicitan los molinos harineros.
Son las mismas empresas las que exportan la soja y sus derivados, por eso saben que no pueden asfixiar al pueblo con más aumento y así el precio del kilo de pan estaría otra vez entre los 220 y 260 pesos.
En segundo lugar, el trigo ya era destinado al mercado interno, ahora se trata de que no aumente su precio por encima de lo acordado. Y en tercer lugar se debe realizar un fondo con el 2% de incremento de los derechos de exportación ya que según la ley de Emergencia Económica no puede subir más del 3%.
El cuarto punto es que para modificar la ley es necesario el voto de Juntos por el Cambio y estos se oponen claramente siendo que si se incrementaba la tasa del derecho de exportación no votarían a favor del acuerdo con el FMI.
En ultimo lugar, “el campo” que agrupa a las cuatro patronales (SRA, CRA, FAA, CONINAGRO), advirtió que lanzara un paro del sector por el aumento a las retenciones. Por su lado Alberto Fernández acordó de todas formas un plan con el FMI para liberar el precio del dólar oficial y así igualar la inflación deteriorando el poder adquisitivo del salario, las jubilaciones y las pensiones.
El Gobierno firmó en el memorando de entendimiento que el gasto previsional no supere el 43% del presupuesto nacional, condenando así a los supuestos beneficiarios con un ingreso igual al de la actualidad o menor hasta el 2034, el plazo final del acuerdo con el FMI.
Escrito por Horacio Rovelli, (licenciado en Economía y profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires -UBA-) para Agencia Noticias Argentinas.