Finalmente hubo lluvias abundantes que mitigaron el poder de las llamas y produjeron el enfriamiento del suelo necesario para ganar tiempo de cara a los focos de incendios que puedan producirse en los días por venir.
En Posadas, en apenas un día, llovió más del doble que durante todo el mes en curso. Tanto que hubo que asistir a algunas familias que se vieron zozobradas por los fuertes vientos y la abundancia de agua.
Con todo, estamos todavía lejos de la salida de esta etapa de siniestros impulsados por la sequía, la ola de calor y la desidia de quienes ponen en riesgo no sólo sus vidas, sino también la integridad de otros al iniciar fuegos que fácilmente se salen de control.
Hasta que finalice el verano y quizás un poco más, quedan aún días de intenso calor y bajantes de ríos y afluentes que conforman el combo necesario para que la llama iniciada por algún irresponsable se extienda peligrosamente. Intentemos entre todos que no ocurra, minimicemos los riesgos.
Intentemos darle descanso a nuestros brigadistas que vienen poniendo el cuerpo y esfuerzo desde hace varias semanas.
Que la situación no se desmadre tal y como ocurre en Corrientes tiene que ver con factores climáticos, pero también con la implicación responsable de todos.