El sistema público a nivel nacional, con adhesión de Misiones a las nuevas disposiciones, fue desde esta semana en el camino a la reducción de hisopados a demanda en los centros habilitados para ese fin.
El laboratorio central que tiene el Madariaga, el LACMI, puso un límite de mil test rápidos diarios mientras que en el conjunto los trabajadores de la salud advirtieron que se hisopa “sólo a mayores de 60 años”. Algo que -una vez más- el Ministerio de Salud tuvo que explicar que no es así y que los sintomáticos de menos de 60 también deberían realizarse el hisopado.
Sin embargo, entre lo que se determina en la cartera sanitaria y lo que terminan comunicando en los hospitales, sigue habiendo una gran diferencia. Y con impacto en la sociedad.
Desde el Estado provincial se argumentó la restricción en varios aspectos: el económico en la compra de reactivos; en la disponibilidad de recursos humanos para todo el proceso de testeo, determinación y carga de datos; en la cantidad de horas que demanda el trabajo diario por la alta cantidad de personas que pide hisoparse; entre otros aspectos.
Por esa razón, desde ahora, toda persona que no sea testeada en los hospitales deberá recurrir al sector privado y pagar una importante suma de dinero para saber si tiene COVID o si ya es negativo tras haberse contagiado. Así, ayer, el principal laboratorio no estatal se quedó sin reactivos para prueba de antígenos.
Es que muchas empresas siguen exigiendo el comprobante del negativo para permitir el reinicio de tareas. Lejos de las nuevas definiciones que tomaron las autoridades sanitarias.
En este tiempo tan cambiante en cuanto a reglas, hay muchos que van quedando en medio de las disposiciones oficiales y la cruda realidad. Un hecho que complica a quien debe seguir trabajando para vivir y sostener su hogar y que, ante la multiplicidad de contagios, cada vez se tornará más habitual verse rodeado de positivos como contacto estrecho por lo cual no hisoparán de manera gratuita.