Si fuera una película, podría llamarse “Esperando la gran gota”, pero lo cierto es que el frente frío que se espera para mañana en la llamada “región núcleo” agrícola del país no alcanzaría para salvar la crítica situación, similar a la de 2017/2018.
“El régimen pluvial de la actual campaña tiene grandes probabilidades de comportarse como en 2017/18”, dice el especialista José Luis Aiello, doctor en Ciencias de la Atmósfera, en un informe climatológico publicado por la Bolsa de Comercio de Rosario.
En cuanto a los efectos de la falta de agua sobre la producción, el informe precisa que en los últimos siete días “se duplicaron los cuadros regulares a malos en maíz y en soja se triplicaron”.
Ante el agua que se acaba en los perfiles, explica, los cuadros de la zona núcleo, la más productiva de la agricultura argentina, “muestran un rápido deterioro”.
Los productores esperan con ansiedad el frente frío que llegaría en los próximos días y traería agua. El tiempo seguirá estable y la extrema ola de calor se mantendrá hasta entonces.
¿Cuánto podría llover? “Las precipitaciones podrían ser de fuertes a muy fuertes, con desarrollos muy importantes, en sectores puntuales”, dice el informe. La sequía superó todas las expectativas que se manejaban hasta hace dos semanas. De hecho, el 31 de diciembre de 2021 un informe arrojaba que “la sequía afecta el 27% del área y podía extenderse sobre el 62% de la región”.
Lluvia: menos 60 milímetros
La realidad fue mucho peor. Alfredo Elorriaga, otro experto climático citado en el informe, lo explicó casi como una antilluvia o lluvia al revés, de abajo hacia arriba. “Los registros récord, superiores a los 40ºC y la alta tasa de radiación solar potenciaron las pérdidas de humedad por evapotranspiración, que se aproximan a los 60 milímetros en lo que va del mes. En la región núcleo, la atmósfera se llevó prácticamente el 50% del agua que normalmente reciben los perfiles por precipitaciones durante el mes de enero, pero sin recibir un solo milímetro en compensación”.
La sequía que ahora abarca el 73% de la región núcleo sólo podría ser superada, cita el informe, con lluvias de 100 a 140 milímetros.
“La situación pluvial actual no difiere demasiado de la que se transitaba en la campaña 2017/2018. Al igual que esta era condicionada por dos eventos Niña consecutivos”, dicen Elorriaga y Aiello, quienes explican que el enfriamiento del Pacífico Ecuatorial Central muestra “significativas analogías” entre las condiciones actuales del actual evento Niña con las de diciembre de 2017.
En términos técnicos: el índice ONI, un indicador que grafica la anomalía de la temperatura superficial del mar, mostraba entonces un mayor enfriamiento durante diciembre, condición que acoplada a la circulación atmosférica promueve un alto impacto negativo en el comportamiento de las precipitaciones en Argentina.
Por eso los especialistas concluyen que el régimen pluvial de la actual campaña tiene “grandes probabilidades” de repetir lo sucedido en 2017/2018, aunque con una variante a favor de la situación actual.
“La buena noticia es que el enfriamiento del Pacífico en el 2017 comenzó treinta días después que el actual y tuvo su valor más bajo en enero 2018. Esto podría indicar que la Niña 2021/2022 puede haber dejado atrás su enfriamiento máximo y por consiguiente, la zona núcleo podría recuperar precipitaciones dentro de la media más pronto que en la 2017/2018”, dice el informe.
“Panorama muy preocupante”
En cuanto a los efectos sobre los distintos cultivos, el informe de la bolsa rosarina dice que en el caso de “maíces tempranos”, se duplicaron los lotes que pasaron de condición “regular” a “mala”.
“El calor sigue, los maíces temprano dan batalla pero los daños no se detienen: la condición regular mala, en sólo siete días, pasó de 27% a un 51%. Los buenos son ahora el 35% y queda un 14% aún en la condición muy buena”.
Para la “soja de primera” los cuadros que pasaron de “regular” a “malo” se triplicaron. “También la oleaginosa ha sido alcanzada por el brutal impacto de altas temperaturas y falta de agua. En la semana pasada, los lotes regulares eran el 10% del total del área sembrada; después de las temperaturas extremas son el 30%. Y ahora también hay un 5% en malas condiciones. El panorama es muy preocupante”.
En este contexto, el ministro de Agricultura de la Nación, Julián Domínguez, visitó ayer las provincias de Entre Ríos y Santa Fe para ampliar el Fondo de Emergencia Hídrica que hasta hoy es de un máximo de $500 millones, una suma insignificante dada la dimensión de la crisis.
“Le vine a traer un informe con la necesidad de ampliar y poner operativo el Fondo de Emergencia Nacional para dar respuesta a los reclamos que tienen los productores y a la necesidad de acompañarlos en este momento de dificultades”, le dijo ayer Domínguez a Télam en la Casa Rosada.
Expresó que se viene “monitoreando la sequía”, especialmente en la “zona núcleo”.
El préstamo del FMI a Cambiemos
Respecto a cuán parecida es la situación actual a la sequía del ciclo 2017/2018, uno de los factores que contribuyó a la escasez de dólares y a la corrida cambiaria iniciada a fines del primer trimestre de 2018, que a su vez llevó al gobierno de Mauricio Macri a negociar un crédito del FMI, el informe climatológico de la Bolsa de Comercio de Rosario dice que se le asemeja bastante.
El gobierno de Cambiemos solicitó en 2018 al FMI un crédito de u$s57.000 millones, de los que finalmente se percibieron u$s44.000 millones.
Al inaugurar la muestra Expoagro, en marzo de 2018, el entonces presidente Mauricio Macri anunció una serie de medidas para los productores afectados ese año por la peor sequía en 44 años que consistía en una prórroga automática de vencimientos de los créditos de los productores afectados por el clima, líneas de créditos del Banco Nación con un año de gracia y que las declaraciones juradas bajen de 7 a una por año.
Al respecto, el exministro de Hacienda de Cambiemos, Nicolás Dujovne, dijo en diciembre sobre su gestión en el mayor préstamo de la historia del FMI a la Argentina que el acuerdo con el Fondo “se dio en una situación de excepcionalidad debido a la sequía, la suba de tasas en EEUU y al elevado déficit heredado”.