La ocupación británica de las islas Malvinas fue una operación militar de Gran Bretaña e Irlanda ocurrida el 3 de enero de 1833. A pesar de estar en relaciones de paz con la Confederación Argentina, el Reino Unido, con dos buques de guerra, desalojó a la guarnición argentina de Puerto Soledad que contaba con 26 soldados; quienes se marcharon dos días después de la usurpación.
En las primeras horas de ese día, la fragata Clío llegó al principal puerto del archipiélago argentino, mientras la goleta argentina Sarandí y una veintena de soldados preparó la defensa, pero finalmente se retiró juzgando inútil cualquier resistencia ante semejante amenaza.
La Argentina, heredera de los derechos hispanos sobre Malvinas, y Gran Bretaña, que se arroga derechos de descubrimiento y colonización, se disputan desde entonces la posesión de las islas.
El nuevo Estado argentino, que estaba en formación desde 1810, utilizó el concepto de “uti possidetis iure” para definir que las antiguas posesiones coloniales pasaban a ser parte del territorio de las naciones independizadas.
Por casi dos siglos, salvo por un breve período iniciado el 2 de abril de 1982, Gran Bretaña ocupa las islas Malvinas pese a los reiterados reclamos pacíficos de Argentina ante organismos internacionales como la ONU.
El Gobierno del Reino Unido calificó la acción llevada a cabo en las islas Malvinas como “reafirmación” de su dominio sobre ese territorio, que fue establecido el 23 de enero de 1765, un año después de la llegada de la Bougainville procedente de Francia, por el comodoro británico John Byron.