Sin duda que los medios de comunicación son mecanismos o herramientas al servicio del hombre, pero sin embargo, cada vez que abrimos los periódicos o miramos una página de Internet, somos arrasados por tantos anuncios e información que van formando nuestros pensamientos y nuestra forma de ver el mundo y la realidad.
En este sentido quisiera reflexionar en torno a algunos aspectos de la construcción de la verdad, compartido por Llorente y Cuenca, La Era de la Pos-Verdad: realidad vs. percepción.
El entorno virtual, que envuelve nuestra realidad, hace que muchas veces las creencias y opiniones personales ganen fuerza frente “a la lógica y los hechos reales de la vida, hasta instalarse como asunciones compartidas por la sociedad, provocando el desconcierto de la opinión pública”.
Es un tiempo en el que muchas veces la verdad de la palabra queda al margen de la realidad, haciendo que “los muchos likes” sean fundamentos dominantes de la construcción de pseudo-verdades que se van instalando y cobrando transcendencia.
Con este nuevo entorno virtual, nos enfrentamos a la realidad de la construcción de nuevas formas de opinión pública, que van ajironando los espacios periodísticos en paralelo con los nuevos medios y canales de comunicación como son los blogs, YouTube, canales de mensajería instantánea que, muchas veces, saturan de información que varían minuto a minuto, sin que podamos tomarnos el tiempo para analizar y pensar.
Un mero tuit puede movilizar a la sociedad en torno a realidades que se van construyendo con esta dinámica que muchas veces impactan de manera inapropiada en nuestra vida social.
A menudo, nos dice José Antonio Llorente, como sociedad estamos bajo el permanente peligro de “la divulgación de noticias falsas las que desembocan en una banalización de la mentira y, por ende, en la relativización de la verdad. El valor o la credibilidad de los medios de comunicación queda atenuado frente a las opiniones personales. Los hechos pasan a un segundo plano, mientras el ‘cómo’ cuenta la historia que retoma importancia y le gana al ‘qué’. Entonces no se busca saber lo que ha ocurrido, sino que se trata de escuchar, ver, leer la versión de los hechos de acuerdo con las ideologías de cada uno.”
Creo que frente a esta nueva realidad que estamos viviendo, es necesario y amerita contar con una sociedad adulta responsable, que sepa discernir las situaciones con criterio, más allá de las conveniencias del momento y los intereses personales.
Buscar la verdad, que nos ayude a crecer como comunidad y que sirva para educar y formar a las nuevas generaciones que son el futuro de nuestra sociedad.
No olvidemos que las palabras que cada uno de nosotros pronunciamos, son herramientas que forman a las personas. Además de ser una fuerza inmensa, que nos ayuda a caminar hacia adelante sin detenernos.
Ojalá que como sociedad podamos apostar a la verdad, por encima de tantas cuestiones circunstanciales que la atraviesan y así poder seguir caminando en la verdad y el bien.
Que tengamos la capacidad de educar a nuestros niños y jóvenes para el uso responsable de las redes sociales, las que nos mantienen conectados permanentemente pero que deben ser verdaderos espacios que nos ayuden a sostenernos social y emocionalmente, desde la verdad y el bien.
Que la Palabra de Dios, sea siempre nuestra guía y como dice San Pablo en su carta a los Hebreos: “La Palabra de Dios es viva y eficaz, discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb 4, 12).
Así la Palabra de Dios, nunca está lejos, porque el Espíritu Santo hace que esté en nuestro corazón para llenarnos de esperanza y ayudarnos a discernir.