Para el humano común creer y crear
son dos palabras que no se pueden igualar,
mas si en presente y en primera persona lo pones
éstas se igualan más de lo que supones,
porque yo creo lo que quiero
cuando primero creo obtener lo que deseo.
Os reprenderé como Jesús a Tomás,
“incrédulos que para creer necesitan tocar,
felices aquellos que sin ver creen”,
pues de ese “creer” obtienen
todo lo que poseen.
El hombre cree lo que le dice la ciencia
mas sólo un 3% toma de su propia conciencia,
no importa cuantas veces los científicos equivoquen el rumbo
ni cuantas al borde del abismo llevaron al mundo,
mas para él lo externo tendrá visos de verdad
y lo creerá sin discernir si es que ésta viene de la maldad.
Tiempo es éste de a su consciencia despertar
para quienes conjuguen el verbo Amar,
cuando el sentir tomará el comando,
ante sus ojos el cielo desplegará su manto,
la totalidad del conocimiento en ellos será vertido
y lo invisible cobrará sentido.
Es muy fuerte esta poesía donde nos insta a creer lo que nuestros sentidos no captan, pues debemos concientizar, es decir sacar el saber que está en el 97% del inconsciente, desechando las creencias, e ingresarlo al campo de la conciencia, allí el cielo desplegará su manto de conocimiento-verdad que nos hará libres.
Esta es la tarea que nos hemos comprometido venir a la Tierra a hacer para evolucionar, es decir desde el olvido de los seres electromagnéticos (seres de luz) que somos, envueltos en un traje de carne adaptado a las condiciones terrenas, recordar (despertar) a todo el conocimiento del Universo que está en nosotros, pues somos fractales de Dios que hemos salido de Él para experimentarnos desde la ignorancia (oscuridad).
Al hacer consciente la divinidad que somos, SENTIREMOS-entenderemos que el conocimiento es parte del AMOR y allí todo se dará por añadidura, pues el sentir tomará el comando de nuestras vidas y Crearemos sintiendo con antelación las emociones de ya tener lo deseado.