El sello no es del cartel o la banda organizada. El gorila pegado a los ladrillos de marihuana prensada hallados en el camión que el viernes secuestró la Aduana en Gualeguaychú indica el propietario, el dueño de la droga, el que financió el embarque y el que perdió el viernes 350 millones de pesos.
“Perder no pierden nunca, cae una o dos piezas, falla una carga, pero la estructura no se daña, los que faltan se reemplazan y el tráfico no se detiene, es muy difícil combatirlo”, explicó a PRIMERA EDICIÓN Pedro Lesme, comisario y uno de los principales jefes de investigadores en Paraguay del narcotráfico consultado por los sellos que se registran en los panes de estupefacientes y su vinculación o pertenencia a las organizaciones narcocriminales.
El camión con los ladrillos de cannabis sativa, poco más de dos toneladas, interceptado sobre la ruta nacional 14 por la División Investigaciones Narcotráfico Interior de Aduana, en este caso, bajo las órdenes de Adrián González Charvay, juez Federal de Primera Instancia de Campana, tenían el logo o el sello del “Gorila”, la misma imagen que desde octubre de 2019 se registra en los operativos en la costa del río Paraná en Misiones en puntos de acopio de droga procedente de Paraguay.
¿Quién es el “dueño” de esta droga? Hace tres años no hay una respuesta precisa, aunque sobren las sospechas y se agiganten los mitos.
La primera vinculación apunta a la cobertura del Primer Comando Capital (la organización narcocriminal con origen-base en la gigante San Pablo, Brasil) pero pese a las investigaciones paralelas hasta el momento no se detectó al propietario, al comprador directo de la droga a los productores paraguayos, principalmente en el departamento Amambay.
La calidad de la marihuana secuestrada en Entre Ríos es media, según adelantaron los pesquisas aduaneros, y por el sello del primate se la confunde con el “Creepy”, los cogollos que poseen cinco veces mayor contenido de THC el cannabinoide que impulsa los efectos psicoactivos, cuya semilla fue clonada y las plantas se cosechan en los invernaderos con luz artificial durante las 24 horas que comenzaron a extenderse en varios puntos de Paraguay hace dos años con el ingreso de la variedad colombiana.
“Un kilogramo de Creepy se paga 3.800 dólares en Río de Janeiro, superó al valor de la cocaína”, expuso Presme para resaltar el avance y magnitud de la actividad.
La marihuana se vende por toneladas y no posee un solo dueño en la región. Se la identifica con el sello de cada comprador. En el caso del gorila, la modalidad de transporte a los puntos de mayor consumo, Rosario, Córdoba, Capital Federal y el conurbano bonaerense, se caracteriza por los camiones con precinto de transporte internacional.
La maniobra se inicia con la obtención de la documentación de cargas que entran desde Brasil precintadas. Estos camiones no son revisados hasta el control aduanero correspondiente a lo que indique el porte.
Mientras el transporte atraviesa los controles fronterizos del puente Tancredo Neves (Foz de Iguazú-Puerto Iguazú), a pocos metros de la ruta nacional 12, y en el tramo comprendido por los puestos de peaje de Eldorado y Santa Ana, los panes con el gorila “se enfrían” o acopian a la espera de forzar los precintos del camión y ser cargados.
La maniobra es precisa pero el costo es alto por lo que no son pocos kilogramos, si no miles, los que se necesitan mover para mantener “aceitado” el tráfico.
Cómo lo logró el dueño del gorila para llevar más de tres años con la actividad, no sería un misterio, pero se silencia con el manto de la criminalidad.
La sombra
“Los mejores trabajos míos fueron en una época que logré meter tres cargas por mes con doce a quince mil kilos de falopa en camiones con precinto. Ese era mi fuerte, carga completa con transporte internacional, nunca cargué un camión argentino”.
Así le dijo a este Diario en junio de 2020 el misionero Néstor Fabián Rojas (55), alias “El Negro” y uno de los temidos narcotraficantes, por entonces detenido en el penal federal de Ezeiza, cuando trascendieron sus presuntos planes de atentar contra un juez de Misiones que lo investigaba por del doble homicidio del barrio Tacurú en el que fueron acribillados a balazos a Sebastián Vega y a Rodrigo Ibarra en una supuesta venganza por una “mejicaneada”.
Desde que fue detenido en un hotel de Posadas hace tres años (lunes 13 de agosto 2018), cada secuestro de droga en camiones precintados tiene su nombre como sospechoso. “Las andanzas del gorila no son la excepción”, remarcaron fuentes paraguayas.
Lo que ya no contempla sospechas son las garras del PCC como organización en expansión en la zona y que tanto el dueño del sello animal, como los de los panes con el rostro de “Messi” y los del “PCF” o el “payaso”, responden a la mafia paulista.