Después de un segundo trimestre de 2020 en el que las ventas de consumo masivo se dispararon producto del stockeo propio de la cuarentena, la recuperación de los canales comerciales a partir de mediados de año, cuando comenzaron a normalizarse las actividades tras el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio que provocó la crisis sanitaria, no fue pareja: las grandes cadenas lo hicieron mucho más rápido que los comercios de cercanía, ayudados en gran parte por la política de Precios máximos que sólo se cumplía en estos supermercados.
Las diferencias de precios para el bolsillo de los consumidores se ampliaron cada vez más, lo que hizo que el público optara por la gran cadena antes que por el autoservicio o almacén de barrio. Y el canal mayorista, que vive especialmente de este segmento, también se vio arrastrado por este golpe y recién ahora está asomando la cabeza.
Según los datos que refleja mensualmente la consultora Scentia, en junio se registró el primer incremento interanual en las ventas en unidades (0,6%) desde abril del 2020, aunque acumuló en el primer semestre del año una merma del 5,2%. Para julio, “se espera que el dato vuelva a ser positivo, ya que la base de comparación del mismo mes del año previo es muy negativa (10%)”, sostuvo el director de la consultora, Osvaldo del Río.
Por lo pronto, los datos del séptimo mes del año de grandes cadenas y autoservicios arrojaron, por primera vez en 14 períodos, un incremento del 1,7% interanual. En este caso, las ventas del conjunto de supermercados crecieron 5,4%, mientras que los autoservicios independientes desaceleraron fuertemente su caída, a 1,4% respecto de meses anteriores.
“Si al autoservicio le empieza a ir mejor, al mayorista también. Además, este canal se nutre también de la gastronomía, de los salones de fiesta, todos sectores que se están reactivando”, explicó el directivo.
Lo que ayudó a los mayoristas a atenuar la caída fue la venta al consumidor final, que aumenta su participación en momentos de bolsillos flacos como el actual. Si bien era una tendencia que venía en ascenso, se profundizó tras la pandemia, y más aún en los últimos meses, en los que los precios en las grandes cadenas comenzaron a ajustarse debido al fin del congelamiento, coincidieron varios empresarios del rubro ante Infobae.
Incluso, lo reafirman los datos de Scentia: mientras que en el segundo trimestre de 2019 la participación del canal mayorista en la venta al consumidor final era del 4,2%, en igual período de 2020 subió al 4,5%, y este año se ubica en 5,4%.
Tadicor es un mayorista de Córdoba que tiene una amplia concurrencia de consumidores finales debido a que orientó sus góndolas hacia un modelo más similar a un supermercado, como puede ser el caso de Vital. Santiago Tarquino, su dueño, contó a este medio que al tratarse de un negocio que vive de la circulación, tuvieron un gran impacto durante los primeros meses de la pandemia, pero luego comenzó a normalizarse y hoy están creciendo en unidades versus el segundo y tercer trimestre 2020, cuando se decretó la cuarentena.
Lo que sí destacó el empresario es que “la gente empezó a fraccionar sus compras y a migrar a gramajes más chicos para que baje el precio promedio por ticket. Además, compran marcas más económicas, todo para cuidar el bolsillo”.
El aumento en la cantidad de productos nuevos de las empresas fue una característica del mercado el año pasado, ya que los proveedores apelaron a hacer apenas algún cambio en el alimento para venderlo como ítem nuevo y evitar el control de Precios máximos. Lo que el Gobierno llamó “productos mellizos”, y que en muchos casos denunció.
“Dentro de su presupuesto, buscan alternativas para hacerlo rendir más. Hoy el ticket promedio es de $7.500 e igualmente sube por la inflación, pero se da esa migración de gramajes y marcas que alteran su composición. Es una historia que se repite y un comportamiento natural cuando hay crisis económica. Crece el público de familias que buscan ahorro, y la diferencia conel comercio de cercanía es de un piso de 30%”, manifestó Tarquino.
En el caso de Tadicor, las ventas en julio superaron entre 5 y 7 puntos las del mismo mes del año pasado en volumen. Distinto es el caso de Masivos, una firma mayorista de Capital Federal -tiene la sucursal en el barrio de Mataderos-, que todavía sigue con caída respecto del año pasado.
En el acumulado de los siete meses en comparación con igual período de 2020, la merma alcanza a 9%, aunque la contracción va siendo cada vez menor, remarcó Nicolás Vaccaneo, uno de sus dueños. “Está tranquila la venta en el salón, y con los distribuidores. Las cadenas están teniendo mejor movimiento. Los supermercados chinos, que son nuestro principal cliente, muchos cerraron”, agregó.
Sin embargo, destacó que “lo que está creciendo bastante es la venta por e-commerce a través de aplicaciones dirigidas especialmente a comercios, como Wabi o Central de Ofertas”. “Entre las dos, ya hacen el 25% de nuestra venta. Nos cambió el negocio. A los comerciantes les resulta muy cómodo porque nos encargamos de tomar el pedido y entregárselos”, precisó Vaccaneo.
1,7%
Los datos de julio de grandes cadenas y autoservicios arrojaron,por primera vez en 14 períodos, un incremento del 1,7% interanual.
Cuidar el bolsillo
Las diferencias de precios para el bolsillo de los consumidores se ampliaron cada vez más en los últimos tiempos, lo que hizo que el público optara por la gran cadena antes que por el autoservicio o almacén del barrio.
“Marcas más económicas”
Alberto Guida, gerente comercial de microPACK, cadena mayorista con sede en Rosario pero con distribución en Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, aseguró a Infobae que el mercado tuvo una transformación enorme desde la crisis del COVID-19 en 2020 y que
la caída del negocio de proximidad, que hoy vende 30% más caro que una gran cadena, afectó el negocio mayorista.
“Los negocios chicos cayeron. Recién este mes se empezó a recuperar un poco. En nuestro caso, lo que perdimos ahí lo recuperamos en tres supermercados que tenemos de venta al consumidor final”, explicó Guida.
También agregó que además de las menores compras por parte de los comercios de proximidad, también se vieron afectados con la cantidad de productos disponibles, ya que “había que vender a precios fijos y la industria quitó descuentos, por lo cual en muchos casos no convenía comercializarlos”.